Nuevo revés al rescate bancario hunde a Wall Street


J. Jesús Esquivel / Apro

 

La Cámara de Representantes del Congreso federal de Estados Unidos rechazó por 228 votos contra 205, al paquete de rescate financiero por 700 mil millones de dólares propuesto por el presidente George Bush.


Dicha negativa, la segunda, provocó el desplome del mercado bursátil en Wall Street y de las bolsas de valores más importantes del mundo.


La decisión de la Cámara de Representantes fue un golpe político fuerte para el presidente George W. Bush y los líderes demócratas y republicanos del Congreso, quienes el fin de semana pasado definieron los detalles del paquete de rescate financiero destinado a amortizar la precipitada bancarrota de la banca privada estadunidense.


“Estoy decepcionado por el resultado de la votación en el Congreso de Estados Unidos sobre el paquete de rescate financiero”, declaró el presidente Bush al concluir la votación en la Cámara de Representantes sobre la propuesta presidencial para salvar a Wall Street.


El fracaso inicial de Bush y de los líderes legislativos por salvar a la banca privada con el dinero del erario estadunidense, sacudió de inmediato al mercado bursátil en Nueva York que registró una pérdida histórica de 777.68 unidades, equivalente a 6.98%, la más grande en la vida de Wall Street.


“Presentamos un plan grande porque tenemos un problema grande, voy a hablar con mis asesores económicos y vamos a trabajar con los líderes del Congreso”, apuntó el presidente Bush, quien llamó a una reunión de emergencia a Henry Paulson, secretario del Tesoro.


El rechazo a la legislación fundada y respaldada con el dinero del erario estadunidense, fue posible a los votos de los representantes republicanos, lo cual demostró que se ha quedado sin influencia sobre legisladores federales de su partido, quienes temen que al apoyar el paquete de rescate financiero el electorado estadunidense los castigue con su expulsión del Poder Legislativo en las elecciones del 4 de noviembre.


En el desglose de la votación final de la Cámara de Representantes, se registraron 133 representantes republicanos y 95 democratas que votaron en contra del paquete, y 140 demócratas y 65 republicanos a favor del proyecto de ley.


“Nuestra estrategia es continuar abordando esta situación económica y seguiremos trabajando para desarrollar una estrategia que nos permita seguir adelante”, acotó el presidente Bush.


La molestia del electorado estadunidense por la decisión de la Casa Blanca y del Capitolio por sacar del atolladero a Wall Street, se reflejó perfectamente en el voto de la mayoría de los 435 integrantes de la Cámara de Representantes, quienes temen perder su puesto en el Poder Legislativo apoyando un paquete que condona los gravísimos errores de los presidentes ejecutivos de la banca privada, quienes, además, reciben salarios y bonificaciones millonarias cada año.


“El paquete es imperfecto, pero debemos aprobarlo lo antes posible para resolver esta crisis”, declaró John McCain, el candidato presidencial del Partido Republicano, en su reacción al voto de la Cámara de Representantes.


“Es tiempo de resolver los problemas y de dejar de hacer señalamientos y buscar culpables”, remató McCain.


La percepción del público estadunidense respecto de la crisis financiera es el resultado de los casi ocho años de fracasos económicos de Bush y de la complacencia del Departamento del Tesoro con los ejecutivos de Wall Street, quienes, en medio de la crisis económica que comenzó a materializarse desde hace dos años, apostaron a la volatilidad de la industria de los bienes raíces, comprando de manera indiscriminada créditos hipotecarios que ya se desplomaron arrastrando a la quiebra a la banca privada.


Si la minoría republicana de la Cámara de Representantes hubiese aprobado al paquete de rescate financiero en este su primer intento en el pleno de esa ala legislativa, su posición se hubiese interpretado como la aceptación de la responsabilidad de la crisis económica y financiera que azota al país.


La sesión en la Cámara de Representantes reflejó las dificultades políticas que enfrenta Bush para “vender” el paquete de rescate financiero, sobre todo porque durante los 40 minutos que duró el proceso de votación, ni los líderes de los dos partidos lograron hacer cambiar de opinión a sus correligionarios, forzando con ello a detener el proceso.


El pleno de la Cámara de Representantes se reunirá nuevamente el jueves 2 de octubre, en una sesión en la que nuevamente la Casa Blanca y el liderazgo legislativo someterán a votación el proyecto de Bush.


La desaprobación en la Cámara de Representantes del paquete de rescate financiero originó de inmediato una tensión más aguda en la contienda de los dos partidos por ganar la presidencia.


Barack Obama, el candidato presidencial demócrata, “lamentó” la decisión de la Cámara de Representantes; y en un comunicado anunció que ya está trabajando con sus colegas del Capitolio para intentar resolver el impasse legislativo, cuando se reanuden las sesiones para reconsiderar la propuesta de Bush.


Conscientes del impacto negativo que pueda tener entre los electores la definición final del paquete de rescate financiero, los líderes republicanos y demócratas del Congreso comenzaron a denunciarse entre ellos.


Los republicanos argumentan que el fracaso en el primer intento por aprobar el proyecto de ley reflejó la falta de liderazgo en el Capitolio; los demócratas, por su parte, señalaron que el fallo final de los republicanos de darle la espalda a su líder moral, el presidente Bush, fue por temor a aceptar su responsabilidad como integrantes del partido político que ha llevado a la crisis al país con la instrumentación de medias y leyes desconectadas de la realidad económica de la clase media y de los estadunidenses más pobres; y con un enfoque único de apoyar a la clase privilegiada y la iniciativa privada, como la de Wall Street que ha provocado la crisis financiera.


La Cámara de Senadores promete abordar el paquete de rescate financiero, una vez que la Cámara de Representantes apruebe el proyecto de ley.


La Casa Blanca y los liderazgos de la mayoría demócrata y la minoría republicana del Congreso, anunciaron que harán todo lo necesario en las próximas 48 horas para conseguir los votos necesarios para aprobar el paquete en la Cámara de Representantes, tomando en cuenta que en el Senado se considera que la aprobación es casi un hecho.

 

 

 

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