Alcalá quiere poner “a tiempo” al Congreso
Exige a los diputados que legislen sobre la reelección y la ampliación de los periodos municipales
Alcalá Ruiz aprovechó la asistencia de Mario Marín y de José Othón Bailleres para reprochar el contenido de la Agenda Legislativa, cuyos temas evaden la reelección, la ampliación de periodos y el incremento de autonomía para los ayuntamientos de la entidad
Selene Ríos Andraca
Blanca Alcalá Ruiz también quiere poner “a tiempo” al Congreso local, una vez que durante el informe de diputados capitalinos les exigió legislar sobre la ampliación de los periodos municipales, la reelección de los ediles y la implementación de facultades para que los ayuntamientos determinen sus propias reglas para la ejecución de obra y la contratación de servicios públicos.
En su discurso de felicitación para el primer informe de los diputados priistas de la capital, Alcalá Ruiz aprovechó la asistencia del gobernador Mario Marín Torres y del presidente del Congreso, para reprochar el contenido de la Agenda Legislativa, cuyos temas evaden la reelección, la ampliación de periodos y el incremento de autonomía para los ayuntamientos de Puebla.
Alcalá Ruiz por fin se rebeló y aunque en ocasiones anteriores había pedido públicamente que el Congreso considerara una modificación a la Constitución de Puebla y a Ley Orgánica Municipal, la alcaldesa capitalina se armó de valor y le exigió a los seis diputados de la ciudad legislar en temas “trascendentales” para el municipio y para los ciudadanos.
“Los invito a que todos centremos la discusión en los temas trascendentes en la vida cotidiana de las personas. De actuar con ética y responsabilidad, de aportar y sumar, de enriquecer la discusión, y construir soluciones que permitan cumplir con la tarea que tenemos en común: servir a los poblanos.”
Fue entonces cuando lanzó su primera exigencia: “Por eso, son momentos de reivindicar a los municipios, el nivel más cercano a los ciudadanos, y por ello con múltiples exigencias cotidianas (…) Quizá sea el momento de considerar la ampliación del mandato municipal o inclusive valorar la reelección de los presidentes municipales.”
Alcalá fue más allá con sus requerimientos y les pidió integrar en la Agenda Legislativa una reforma a las leyes que limitan a los ayuntamientos en la contratación de obra municipal, así como servicios públicos y la adquisición de bienes, para facilitar los proyectos de los municipios.
“De explorar nuevas formas de asociación, de revisar los plazos y las formas que las leyes contemplan para la ejecución de obra o la adquisición de bienes y servicios que permitan responder con apego a la ley y al mismo tiempo con eficiencia a las demandas de las personas, en los municipios a los que con prontitud debemos atender.”
La alcaldesa capitalina centró su “felicitación” en la defensa del municipalismo y de la autonomía de los ayuntamientos: “Les invito a que juntos, alcaldes y diputados, revisemos los alcances de algunas de las decisiones municipales, a que ahora el espíritu municipalista se vincule con la tradición federalista de nuestro país, con el ánimo de cooperación que impera en el Gobierno del estado. Son tiempos donde tan importante es tener gobiernos federales y estatales fuertes, como gobiernos municipales consolidados.”
Alcalá no limitó su discurso a tirarle línea a los diputados priistas, también los intentó apaciguar después de que en la conclusión del Primer Periodo de Sesiones, la bancada priista se dividiera a causa del nuevo capítulo constitucional que protege la vida “desde la concepción hasta la muerte natural”.
“Se equivocan quienes consideran a los diferentes temas de interés para la comunidad como un espacio para polarizar y arrancar votos —de la clase trabajadora, de las mujeres, de los jóvenes—, a la base del adversario, hoy la población exige superar la polarización y construir consensos para alcanzar la causas más justas de la sociedad. Vivimos tiempos de democracia, donde la pluralidad, el respeto y la tolerancia son características de su plena vigencia. La democracia como forma de organización social aún presenta saldos pendientes en la forma de vida de muchos ciudadanos.”
El aborto, tema en el informe
Ayer rindieron su primer informe de labores los diputados locales por Puebla: Luis Alberto Arriaga, Angélica Hernández, Jorge Ruiz Romero, Pablo Fernández del Campo, Malinalli García y Bárbara Ganime.
Es preciso destacar que de los seis, fueron cuatro —Arriaga, Ruiz Romero, Malinalli García y Bárbara Ganime— los que se opusieron rotundamente a la inclusión del nuevo capítulo en la Constitución dedicado a la Familia y que entierra cualquier posibilidad de despenalizar el aborto voluntario y la eutanasia en cualquiera de sus formas.
Y sin embargo, la mayoría guardó el tema para otra ocasión. Solamente Luis Alberto Arriaga puso el dedo en la llaga y advirtió ante el gobernador Mario Marín y el coordinador de su bancada que él seguirá luchando por las libertades de las mujeres y por su derecho a decidir sobre su cuerpo.
Ante unas mil personas y el denominado Gran Legislador, Arriaga Lila aseveró que no descansará hasta que las leyes de Puebla contemplen el aborto voluntario como un derecho inalienable de la mujer.
Malinalli García, defensora a ultranza de la diversidad sexual y feminista de cepa, no tocó el tema, como tampoco lo hizo Bárbara Ganime, aunque durante su discurso habló sobre su lucha por las mujeres y los derechos que protegen a las féminas.
Alcalá opaca a los priistas
Aunque el informe era de los seis legisladores locales de la capital, la alcaldesa de Puebla fue la que se robó las escenas, las fotografías, los saludos, los apapachos, los abrazos, los besos y las felicitaciones.
Ella, sin prisas, sonriente y afable se convirtió en el centro de atención del acto político, y no hubo nadie ni nada que opacara la figura de la primera mujer en sentarse en el trono del Palacio Legislativo.
Su sonrisa bastó para que el rector de la Universidad Autónoma de Puebla, Enrique Agüera Ibáñez, abandonara el Centro de Convenciones sin que alguien lo notara, sin que alguien le siguiera, sin que alguien le regalara al menos una tímida porra.
Y no fue al único que opacó, hizo lo mismo con Javier López Zavala, quien antes de comparar fuerzas con Alcalá prefirió retirarse del evento para cumplir con sus tareas de la Secretaría de Desarrollo Social.
Blanca parecía estar en campaña, sólo faltaron los gritos de “¡Blanca, gobernadora!”, “¡Blanca, gobernadora!”, “¡Blanca, gobernadora!”, aunque el ambiente en la explanada del Centro de Convenciones ya apestaba a sucesión.
En un extremo de la explanada aún se encontraba uno de los festejados de la noche, Pablo Fernández del Campo, quien vivió la amargura de la soledad rodeado de media docena de personas.
En otro extremo, Luis Alberto Arriaga, mismo que entendió el momento de Alcalá y se retiró dignamente con un grupo de colonos que no le dejaba de gritar que era el más guapo y el mejor diputado de Puebla.
Sin embargo, fue ella la que se comió la tarde, la que opacó a sus correligionarios, la que hizo tangibles los motivos por los que encabeza todas las encuestas rumbo a Casa Puebla.
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