Micalco, un dirigente condenado al patíbulo
Myriam Arabian llora de rabia frente a los medios por su derrota
Miguel Ángel Cordero / Viridiana Lozano Ortíz
Myriam Arabian se convirtió en la viva imagen de la derrota panista. Enojada, impotente, llorando de rabia y frustrada llegó a la última rueda de prensa de su partido. Pero no fue la única. Cada uno de los candidatos y dirigentes albiazules completaban un triste cuadro de depresión. Urgidos de una buena dosis de prozac, la cúpula albiazul enfrentó su segunda goliza consecutiva.
Enmarcado por las cámaras de video y fotografía, Rafael Micalco se encontraba en medio, serio, triste y con un tono de voz menguado, antes altivo. A izquierda y derecha los candidatos. Eduardo Morales Garduño sonreía y hasta llegó con los pulgares levantados, casi como su hubiera algo que festejar. Myriam Arabian con el rostro sombrío y los ojos enrojecidos. Augusta Díaz de Rivera estoica y sin decir una sólo palabra. Eduardo Rivera Pérez sonreía y Luis Mora con una mirada de fuego y labios tensos evitaba responder preguntas.
Si un pintor decidiera representar la furia y frustración, el cuadro perfecto sería el de los panistas. Un reto para el pincel, pues sería difícil representar el sudor que bañaba a todos los hombres, sentados ahí, en la sala de prensa dispuesta para la critica.
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Cuando Micalco dijo que el PAN aceptaba su derrota, pasaron varias cosas a la vez. Myriam Arabian tragó saliva y Augusta Díaz de Rivera tensó aún más las venas de su cuello. Rivera sonrió con más fuerza. Los demás permanecieron como llegaron: sin hacer o decir mucho.
Las ausencias dijeron más que las presencias. En las ruedas de prensa anteriores los senadores Rafael Moreno Valle y Humberto Aguilar Coronado acompañaron al dirigente estatal, pero al final de la jornada electoral no había ninguna medalla que colgarse y sí muchas preguntas que responder. Su inasistencia dejó aún más desolado al presidente del PAN en el estado. Más solo que un judío en una mezquita musulmana.
Casi acababa la rueda de prensa y Myriam Arabian imploró por la palabra a su dirigente. Lloraba, culpaba a la mala reforma electoral de su posible derrota. Tomando el micrófono reveló sus sueños. Una ventaja de más del doble de votos a su favor en el distrito XI. Mitología.
Una larga lista eran las peticiones de la panista. Que se revisaran las coaliciones pues habría tres formas de votar para un candidato de tal nomenclatura, suplicó que se revisaran las denuncias en contra de Juan Carlos Natale, su adversario y urgió al IFE a aplicar la ley, pues este es el país donde “no pasa nada”.
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Las preguntas taladraban los oídos de los panistas. Sus expresiones dejaban ver ello. ¿Falló el PAN al basar su estrategia en la popularidad del presidente?, ¿esto significa un rechazo a Felipe Calderón?, ¿se compromete el futuro de Rafael Micalco?
Y el martirio seguía y seguía con las mismas respuestas. “Analizaremos en el partido”, “sí, es una demanda nacional”, “las encuestadoras tienen todo nuestro respeto, pero esperaremos hasta el final”.
Efectivamente así fue. Los albiazules alentaron la apelación de su derrota. Cuando comenzaron a revelarse los resultados contrarios al albiazul, a través de un comunicado el partido informó que la postura sería emitida cerca de las 11:00 de la noche, ya que esperarían los resultados del PREP. Pero nunca fueron favorecidos. Imploraron a sus contrincantes mesura en sus declaraciones, pero el PRI ya había comenzado el festejo de su victoria.
A tanto llegó la molestia por la derrota que, Luis Mora Velasco no saludó a los reporteros que se encontraban en la entrada del hotel cuando se retiraba el candidato junto con los dirigentes. La molestia por la derrota vaticinada en las encuestas de salida del CISO de la BUAP, Indicadores y Opina fueron la súplica del consuelo para el candidato del VI distrito. Los brazos de su esposa trataban de hacerle olvidar la derrota para que cuando enfrentara los cuestionamientos de la misma no llorara como Arabian.
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