Otra vez, el PRI traiciona al Estado laico
La reunión secreta se llevó a cabo en el salón JP, donde se congregaron más de 600 personas
En menos de dos horas, el Revolucionario Institucional destruyó la separación Estado e iglesia establecida en la Constitución; pisoteó su declaración de principios e infringió el Código electoral, además de orillar a los pastores a quebrantar el Código Penal Federal
Selene Ríos Andraca
El PRI volvió a traicionar sus principios ideológicos y al Estado laico establecido en la Constitución, luego de que Alejandro Armenta Mier y los candidatos a diputados federales solicitaron el voto de la comunidad cristiana a través de sus pastores y a cambio pactaron rechazar cualquier iniciativa relacionada con la despenalización del aborto voluntario, las uniones entre homosexuales y la posesión legal de drogas para consumo personal.
Luego de orar con los miembros de la Alianza Cristiana en el salón de eventos sociales JP, abarrotado con más de 600 personas, los líderes priistas en el estado y la capital, Alejandro Armenta y Carlos Meza, el exalcalde capitalino Enrique Doger Guerrero, así como los abanderados a diputados federales Julieta Marín, Francisco Ramos, Alberto Jiménez Merino, Janet González, Isabel Merlo, Leobardo Soto, Blanca Jiménez, Juan Carlos Natale y Alberto González, solicitaron el voto para el tricolor a cambio de respetar el Pacto para la Prevención de las Libertades de Credo y Laicismo en la Constitución.
En una sola reunión, el PRI violó el contenido en sus Documentos Básicos, en la Declaración de Principios sobre la independencia del partido con la religión; la separación del Estado y la iglesia establecida en la Carta Magna; el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales y el Código Penal Federal.
De acuerdo al Cofipe en su numeral 28, el Revolucionario Institucional podría hacerse acreedor a una sanción por utilizar a ministros de culto para atraer el voto; y los pastores cristianos violentan el artículo 404 del Código Penal Federal que prohíbe a ministros religiosos inducir el voto a favor o en contra de algún candidato o partido político.
“Se impondrán hasta 500 días de multa a los ministros de cultos religiosos que, en el desarrollo de actos públicos propios de su ministerio, induzcan expresamente al electorado a votar en favor o en contra de un candidato o partido político, o a la abstención del ejercicio del derecho al voto.”
Durante el Pacto Cristiano, Alejandro Armenta comprometió a su partido y a sus candidatos a cumplir la palabra establecida en el documento para respetar la libertad de asociación, de expresión y el Estado laico: “Cumpliremos con ustedes, hermanos”.
La reunión entre la alianza cristiana y los priistas se celebró en la oscuridad, y es que, ningún medio de comunicación fue invitado al acto proselitista, en el que los ministros de culto pidieron a sus feligreses apoyar a los candidatos del tricolor el próximo 5 de julio.
Los ministros de culto Javier Hermoso Barradas, José Bonilla Morales, Fernando Rojas Cristerna y Manuel Guzmán establecieron en sendos discursos que los abanderados tricolores habían sido bendecidos y elegidos por Jehová para estar en el “ministerio” de la política: “No están por casualidad, Dios ha puesto sus ojos en ustedes para que actúen en el ministerio de la política.”
Y no sólo eso: también hubo una gran oración para los priistas y para que ganen las elecciones el próximo 5 de julio, y durante la misma, las militantes Janet González, Claudia Hernández e Isabel Merlo, oraron a su lado, mientras el resto de los priistas bajaron la mirada para recibir la bendición.
La firma del pacto violenta de manera flagrante la Declaración de los Principios del PRI en el apartado tercero del capítulo denominado “partido”: “Somos un partido político que ni depende ni acepta subordinación alguna a ningún partido político extranjero. No aceptamos apoyo económico, político o propagandístico que provenga de extranjeros, de ministros de culto, de asociaciones u organizaciones religiosas e iglesias, así como de cualquier otro origen cuya procedencia proscriban las leyes correspondientes. Somos un partido comprometido con la voluntad del pueblo como principio y sustento de la organización política de la sociedad en el Estado, que asume la obligación de conducir sus actividades por medios pacíficos y por la vía democrática.”
La Constitución de México establece en el artículo 130 la separación del Estado y las iglesias: “El principio histórico de la separación del Estado y las iglesias orienta las normas contenidas en el presente artículo. Las iglesias y demás agrupaciones religiosas se sujetarán a la ley (…) e) Los ministros no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna.”
Asimismo, los líderes del Revolucionario Institucional y los candidatos presentes que firmaron el pacto quebrantan el capítulo cuarto del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe), artículo 28, inciso N que prohíbe a los institutos políticos tener liga o dependencia con ministros religiosos.
“Actuar y conducirse sin ligas de dependencia o subordinación con partidos políticos, personas físicas o morales extranjeras, organismos o entidades internacionales y de ministros de culto de cualquier religión.”
Sin embargo, nada detuvo a Alejandro Armenta ni a Carlos Meza, quienes se comprometieron a hacer cumplir el pacto firmado para respetar la libertad de religiones y de expresión.
Paradójicamente, Carlos Meza Viveros citó a Benito Juárez en su discurso: “Se ha hablado de un pacto, de un México ensangrentado, donde no se respeta la ley, pero tenemos que luchar por el respeto a las libertades, a la las religiones, como dijo el prócer ‘El respeto al derecho ajeno es la paz’.”
Meza Viveros agradeció la alianza entre las congregaciones cristianas: “Agradezco esta alianza, este pacto por buscar un nuevo México, un México con calma (…) un gobernante que le miente a su pueblo, se miente a sí mismo y por eso les digo que los 16 candidatos del PRI sabrán honrar la palabra.”
Fue el pastor Manuel Guzmán el que propuso el pacto con los priistas, porque “Aquellos hombres que han pactado con Dios, él nunca les ha fallado” y al unísono se escuchó un sonoro “amén”.
“Así como Yuri entre las artistas, como empresa entre los empresarios, ustedes como apóstoles en la política, firmemos un pacto para construir un nuevo México” y nuevamente, en el JP resonó un “amén”.
Javier Hermoso Barradas solicitó a los candidatos priistas oponerse a las iniciativas que atentan contra la familia, contra la naturaleza, contra la vida. Enérgico pidió su negativa para el matrimonio entre personas del mismo sexo, a la despenalización del aborto voluntario y a la de la posesión de drogas para el consumo mínimo: “Aquellos que han legislado en esto, después serán juzgados por Dios.”
Fernando Rojas Cristerna, regidor priista durante el trienio de Enrique Doger, reiteró la petición para que los legisladores se opongan a las leyes que atenten contra la vida, contra la familia y contra la educación laica y gratuita.
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