Enrique Agüera Ibáñez


En esto creo


Rector de la Universidad Autónoma de Puebla


Gloría Mejía

 

 

Hoy que ya hay candidatos a gobernador puedo decir que nadie podrá señalar que en algún momento mentí. Siempre dije, yo no. Entiendo que las menciones a mi persona eran consecuencia de los logros y los resultados que hemos tenido. Me va a dar mucho gusto que me va a leer gente que en algún momento me ha visto como su competidor. Les digo lo que les dije antes: “de mí no se preocupen”. Soy un hombre agradecido con la vida y agradezco a Dios que me haya dado mucho más de lo que yo le hubiera demandado. Incluso en la intimidad, siempre dije, ahí está la sabiduría de Ortega y Gasset, el hombre y la circunstancia. Así que pueden dormir tranquilos. Yo puedo ser feliz con muy poquitas cosas.


No voy a dejar de luchar para que mis talentos, mis capacidades y mi vocación se pongan al servicio de los demás. En dónde y haciendo qué, ya se verá. Yo no necesito del poder concebido como lo concibe mucha gente para ser feliz, lo digo con sinceridad. En todo caso esperaría poder servir, subrayo, poder servir. Pero que no se preocupen porque no soy un hombre de obsesiones. Así que ya veremos en dónde nos pone la vida, en dónde nos pone Dios.


Mi circunstancia hoy es ser rector y si cambian las circunstancias no será por mí. Me siento satisfecho y agradecido con Dios y con la vida de ser rector. Agradezco que se me convoque, que se me invite, que se me reconozca y que se piense que puedo servir en otros lugares. No soy un perdedor porque nunca estuve en la lucha —por la candidatura a gobernador—.


Entre más se aleja uno de la sencillez, más se aleja uno de la felicidad. Entre más compleja hagas tu vida más infeliz te haces. Por eso no es cierto que cargarse de cosas materiales te acercan a la felicidad, eso no es cierto. Trato de mantenerme en equilibrio y me mantengo en la sencillez. Me gusta lo cotidiano. En el día a día pulsar lo que cualquier persona vive diariamente. Me gusta comer en lugares sencillos. Aunque también me gusta la buena comida y la disfruto.


Cuando se tiene prestigio, uno puede caerse, levantarse y volverse a levantar las veces que sean necesarias. No hay cosa más importante en la vida que el prestigio. Es algo que les aconsejo a mis hijas siempre. Que hay que actuar con honestidad y tener palabra. Sobre todo ser congruente con uno mismo y no quedarse con nada. Yo les aconsejo mucho en ese sentido de que no se queden con nada. Es muy importante que todo lo que pensamos se convierta en realidad. Hay que soñar mucho, pero también hay que tratar de aterrizar los sueños.


Soy una persona que cree que lo que se puede conseguir hoy, es lo más importante para esperar para mañana. Yo creo en el aquí y ahora —como lo señala Osho, filósofo contemporáneo—, para construir un futuro que sea lo más cercano a lo que uno espera de él. Eso implica tener paciencia, tener prudencia, saber entender e interpretar tu entorno para conseguir en todo caso las respuestas que son posibles. No siempre lo posible es lo deseado, me queda claro que hay que intentar siempre y morir en el intento.


Yo aprendo más de las críticas que de las alabanzas o halagos. Los halagos suelen ser hipócritas, no siempre pero muchas veces, lamentablemente. He aprendido mucho de la crítica. Puede haber muchas críticas a mi persona, pero los resultados están a la vista. La gente me identifica porque soy un hombre de resultados. Me siento muy orgulloso de los resultados que he conseguido con mi familia. Tengo una familia exitosa, en el plano empresarial como en el familiar. Tenemos una relación extraordinaria. Yo he sido el elemento central de esa familia, sobre todo desde la muerte de mi padre.


La gente podrá valorar con el tiempo mi trabajo. Sin duda lo que he conseguido en términos de resultados y de aspectos tangibles que tiene que ver con los avances, los logros y el crecimiento de nuestra universidad, están a la vista. Debo decir que no todas las decisiones terminan del todo bien. Uno en el camino tiene que tener la capacidad para dar marcha atrás, reorientar, la flexibilidad. Siempre con decisiones y con propósito de que las cosas sean mejor.


Lo que la gente ve de mí, es lo que soy. Trato de nunca despegarme del piso. Trato de mantener mi actitud mundana como una fuerza para sobrevivir en la jungla de los acontecimientos públicos y de las enormes demandas que tengo como rector. Demanda física, mental y emocional. Para cumplir mejor con mi tarea. Trato de ser lo más cotidiano que puedo para ser un ser humano cercano a los demás seres humanos.


Aborrezco la mentira. No la tolero. Prefiero que me digan, no se puede. No quiero, fallé. Dame chance, permíteme corregir, a que me mientan. Mis hijas y mis colaboradores lo saben. No hay nada peor que el engaño. Yo tengo muchos defectos, pero soy un hombre de palabra. Quien lea esto sabe que conmigo es sí o no. Yo no digo sí, para después hacer lo contrario, nunca. Ojala todos tuvieran el valor para decir, te explico por qué no o por qué sí. Mi palabra me ha costado mucho trabajo para mantenerla y sostenerla, porque no me gusta que me engañen.


Creo en la amistad para construir proyectos de vida. Yo no soy de los que piensan que en la política o en el trabajo no hay amigos. Al contrario, yo he hecho grandes amigos y con quienes mejor he podido construir proyectos, ha sido con mis amigos. Por eso a algunos no les gusta que tenga tantos amigos. Me gusta y promuevo la amistad. Habría poco que no se pudiera ver de mi persona, creo que todo está a la vista.


Si hubiera habido un plan B en mi vida para otra carrera, me hubiera gustado ser arquitecto. En buena parte de las obras que hay en la universidad, está mi mano, mi visión, mi gusto. Se me hace una carrera apasionante y muy creativa. Yo soy hombre de resultados. Eso de diseñar un proyecto, construirlo y ver la obra arquitectónica, se me hace muy interesante.


Soy creyente en Dios. Soy un hombre de fe. Estoy convencido de que todos tenemos una misión. Yo vine a ser rector y a ser papá. Me gusta ser papá, me siento encantado con mi vida familiar. Soy muy de mi familia. No sé si tenga otra misión más adelante. Pero en esta extraordinaria y privilegiada oportunidad de servir a seres humanos en la universidad, estoy tratando de cumplir con lo que se me asignó. Me rompo el alma todos los días para tratar de ser un buen rector y servir a mi comunidad. La gente y la historia me juzgarán en su momento.


La muerte de mi padre y de mi esposa han sido los momentos más tristes en mi vida. Tenía 35 años cuando quedé viudo y enfrenté la vida con un profundo amor y compromiso con mis hijas. La mejor forma de educar a los hijos es con todo el amor del mundo. Tenemos una relación amorosa, basada en principios, reglas, acuerdos y respeto mutuo y así lo hice. Dedicándome prácticamente a ellas y a mi trabajo.


Dejar la soltería será consecuencia del tiempo. Hoy vivo enamorado y soy muy feliz con mi pareja. Me siento muy feliz de estar iniciando una familia con ella. Creo que las mujeres merecen todo el respeto, de parte de uno. Ahora que me encontré a una extraordinaria mujer para acompañarme, lo estoy disfrutando mucho.


No me gusta mi carácter fuerte. Difícilmente se podría ser apasionado con carácter débil. Soy de un carácter muy fuerte y no me gusta. Pero he tratado de aprender a moderarlo y orientarlo. Eso me parece un triunfo en mi vida, porque he triunfado sobre mí. A la gente le consta que he aprendido a controlar esa densidad con la que a veces asumo mi temperamento.


Soy muy exigente con mis colaboradores. Camino como a 10 mil por hora. Me considero una persona demasiado exigente conmigo y extremadamente activa. Soy lo más parecido a alguien hiperactivo. Un hombre de proyectos en mi vida, he creado muchos nuevos proyectos en mi vida pública, personal y empresarial. Soy un hombre que ha conseguido que sucedan muchas primeras veces y en ese sentido, soy muy, pero muy exigente con la gente que colabora conmigo.


Soy alguien que da confianza. Yo no la negocio. Soy una persona que confía en la gente y sigo confiando en que la gente responde para hacer las cosas bien. Delego mucho para que la gente se sienta cómoda y realice sus tareas, pero siempre me mantengo atento a la supervisión y nunca abandono el papel como el estratega principal de mis proyectos. Soy muy respetuoso y me gusta el trabajo en equipo, porque nadie puede solo, sino con el acompañamiento de grandes talentos y que nos han permitido conseguir en la universidad en muchos años.


Mi mamá es y ha sido un pilar fundamental en mi vida. Como en cualquier familia los padres son muy importantes y cuando falta uno de ellos es tan difícil y me sucedió a mí como padre. Cuando mi papá falleció, mi mamá se convirtió en mi cómplice, mi aliada, mi compañera de luchas. Casi simultáneamente nos viene a los dos la responsabilidad de educar a mis hijas. Posteriormente viene la rectoría, cambia mi vida. Presenta una mayor exigencia en muchos sentidos y ella ha sido fundamental.


Una de las decisiones más importantes que he tomado es la de asumir la responsabilidad de caminar por la rectoría de la institución. Pero ahora no ha habido mayor responsabilidad en mi vida desde el quehacer profesional que el ser rector de la universidad. He tenido muchas responsabilidades. He dirigido proyectos nacionales. He estado al frente de instituciones importantes en el estado, antes de ser rector.


Procuro no dejarme llevar por el impulso. Soy muy decidido y reflexivo para mis cosas. Soy un hombre muy apasionado, pero he aprendido a controlar mis impulsos. He aprendido a hacer de mis impulsos una fuerza positiva para convertirla en decisiones estratégicas-viables, factibles, que entreguen buenos resultados en mi vida personal y en mi vida pública.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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