Josefina Buxadé Castelán


En esto creo


Diputada por el V distrito de la coalición Compromiso por Puebla


Gloría Mejía

 

 

Me gustaría mucho poder coordinar la Comisión de Transparencia. Sé que hay cuestiones políticas, pero considero oportuno que a cada quien le toque su tema. A parte de la CAIP, esta comisión estaría vigilante de la transparencia del Congreso y sugiriendo políticas en la administración pública.

 

No me he reunido con Rafael Moreno Valle ni nos hemos hablado. Con el único que lo he hecho es con Eduardo Rivera. Espero que pronto se dé un acercamiento.


La candidatura no era mi sueño ni estaba como mi meta, sólo se acomodó. Verónica Mastretta y Gabriel Hinojosa me propusieron como candidata, no eran mis amigos ni tenía trato con ellos. Acepté porque creo que tenemos la obligación de participar. Decidí aceptar sin estar segura de que fuera a consolidarse, pero al final el PAN determinó que yo entrara.


El día de la elección fue una suma de factores que dieron el resultado favorable para Compromiso por Puebla. Sin duda se dio un voto de castigo al gobierno. La gente no olvidó el Lydiagate. Gente del PRI operó al revés. El perfil de los candidatos ciudadanos ayudó también. Lo triste fue que muy pocos medios de comunicación fueron parciales, eso era molesto para la ciudadanía que se dio cuenta perfectamente de quién actuó de manera imparcial. Hubo buena promoción al voto y el apoyo que otorgó la ciudadanía como observadores, eso nos ayudó mucho.


Hasta que tuve el acta en la mano fue cuando dije ¡ya gané! Antes de ese día podían pasar muchas cosas. El día que me iban a dar el acta se impugnó una urna, y resultó que había más votos a favor de nosotros. Salió contraproducente para quien impugnó.


El 4 de julio hubo un momento de mucha tensión. Pese a que los números me favorecían a las tres de la tarde, no podía cantar victoria.


Hice un llamado de auxilio en mi Facebook pidiendo a la gente que me ayudara a cuidar mis casillas. Y la gente respondió favorablemente a mi llamado, de ahí me hice de conocidos que me han propuesto algunas iniciativas.


No cuento con un equipo de transición, porque no puedo pedirle a la gente que trabaje gratis, así que es momento de austeridad y no me quiero comprometer con nadie, pero me ayudaría mucho tener un par de asistentes para trabajar con los temas que me interesan y los que aumentaron con la campaña. Hay muchas cosas por trabajar, estoy yo sola haciéndolo.


Mi familia es gente muy conservadora y afines a las ideas del PAN. Mi familia política es más de izquierda. No se llegan a conciliar, pero se trata de superar la parte de las diferencias ideológicas. Somos muy respetuosos de ese tema.


La política debería ser correcta y que realmente beneficie a la sociedad. No me gusta que se vea como un botín para conseguirla a costa de lo que sea. Mucha gente que está dentro de la política no busca el bien común, buscan sólo sus intereses privados, económicos y de grupo. Se aferran a los puestos y a las cuotas.


Yo me considero una persona con mucha conciencia cívica y participación ciudadana, pero jamás he participado en partidos políticos, por diferentes razones. Desde mi paso por la universidad siempre hice trabajo para que los muchachos se defendieran, participaran y que siempre se informaran. Cuando estuve en la CAIP hice lo mismo: vigilancia en la revisión de cuentas, que para mí es fundamental, y le exigí al gobierno siempre. Así que no tienes que ser político para ese trabajo, lo puedes hacer desde donde estás con participación ciudadana.


De niña quería ser astrónoma. Me decían que fuera escritora porque me gustaba mucho escribir, desde luego que no tenía el talento para serlo.


Se me nota de inmediato si algo me molesta y me cuesta mucho trabajo sonreír como hacen los políticos, tal vez ese podría ser mi gran defecto. Para ser político tienes que aguantar y sonreír cuando te dicen lo que sea, la verdad yo no puedo. Las críticas las acepto dependiendo de dónde y de quiénes vengan. Lo que no me gusta es cuando sin conocerte y sin fundamento te hacen una crítica.


Mi relación con Elena Poniatowska es muy rara, no es la de la clásica suegra, somos como amigas. Tanto a ella como a mi esposo les desconcertó mucho que yo entrara a una candidatura, pero ya una vez dentro me han dado todo su apoyo. Es una relación de respeto la que nos tenemos. Se puso feliz cuando se enteró de mi triunfo, le avisó Ángeles Mastretta.


Me tocó acompañar a los estudiantes que hicieron el periódico La Catarina en la UDLA. Jamás imaginamos la fuerza que iba a tomar. Jamás fue planeado, fue un ejercicio que se fue consolidando y el impacto que llegó a tener nunca se visualizó. Estuve como asesora fundadora durante cinco años acompañándolos, peleando por la libertad de expresión en un trabajo de crítica interesante y de que las autoridades aguantaran y entendieran. Aprendimos mucho todos los involucrados. Me siento muy orgullosa de ese trabajo porque formamos a estudiantes muy buenos que ahora están trabajando en diferentes medios nacionales y locales. Para mí es una satisfacción que ese trabajo se haya logrado de manera individual y en equipo.


Mi entrada a la CAIP se da por el interés que siempre tuve por la Ley de Acceso a la Información. Jamás pensé que tuviera posibilidades de entrar. Metí mis papeles y por mi perfil se dio el proceso que permitió mi entrada. Muy parecido a lo que ahora pasó con la candidatura.


Mis logros en la CAIP fueron limitados porque me mayoriteaban, como se dice vulgarmente. Se quedaron cosas atoradas que yo propuse, pero otras resoluciones que con fuerza de la razón se pudo convencer a los demás. Para mí fue satisfactorio que se lograra que publicáramos nuestros sueldos tal cual, cuando todos se oponían hacerlo.


La Reforma de la Ley de Transparencia en Puebla quedó fatal porque los diputados la hicieron como quisieron, sin importar lo que dijimos nosotros. También se logró una solicitud de acción y constitucionalidad que aún no la determina la Corte. Estamos en la espera de que se diga si en Puebla es o no constitucional la Ley de Transparencia antes de que la reformen.


Una asociación civil me promovía para que me quedara en la CAIP, pero la verdad es que ya no querían que eso sucediera. Se hicieron bolas y pasaron cosas raras. Desde mi punto de vista en la CAIP se violó la Ley de Transparencia. Interpuse un amparo y también se enrareció, así que ahí murió. Hay que saber perder, aunque siga yo pensando que jamás violaba la ley si me quedaba. Pero así son las cosas.


Me molesta mucho la injusticia de cualquier tipo, la discriminación y abusos hacia las personas. Ver las condiciones de inseguridad en algunas colonias que visité ahora en la campaña era desgarrador, y no porque haya cosas terribles, como en otros lados, pero el que te pongan un cuchillo por robarte un celular me indigna y me hace rebelarme, no puede ser que eso suceda.


Admiro muchísimo a Carmen Aristegui, Julio Scherer y Miguel Ángel Granados Chapa. Por supuesto a Elena Poniatowska, independientemente de la relación que tenemos. Otra de las personalidades es Martha Lamas. Aunque existen personas que no son famosas y que, además de admirar, quiero mucho es a Ana Lilia Flores, de la Universidad Iberoamericana.


De niña me trataban mis papás como grande por ser la mayor de cuatro hermanos, así que fui muy responsable siempre. Mi mamá era muy exigente consigo misma y con los demás, y eso se lo heredé. Siempre fui estudiosa y cumplida en todo, hasta en la universidad fui el mejor promedio de mi generación. Tuve una infancia feliz y muy sana. Recorríamos, gracias a mis papás, museos, la ciudad y el estado casi todos los fines de semana.


Jamás soñé, y menos pensaba como Susanita, la de Mafalda, en eso de casarme y tener hijitos. Siempre disfruté cada uno de los momentos que se me iba presentando. Participaba en todo en el colegio; concursos de oratoria y declamación, menos en el coro, porque canto horrible. Más tarde me decidí por estudiar comunicación.


Como mamá soy muy exigente, cuando me entra el gran sentimiento de culpa, como todas las mamás que trabajan, por el tiempo que no están con sus hijos, soy permisiva. Me pongo a jugar con mis hijos y platicamos mucho. Trato de aprovechar mucho el tiempo cuando estoy con ellos. Trabajo mucho entre semana, pero los fines de semana son sagrados para mis hijos.


Tardamos mucho para tener hijos porque me fui a vivir cinco años a Barcelona para hacer mi maestría. Entonces Inés, que es la mayor, tiene nueve años, Pablo tiene seis y Carmen, cuatro. Están en una edad demandante, son niños sanos y contentos, van muy bien en la escuela. Yo estoy muy satisfecha con mi papel de madre.


Mi gran vicio es la lectura, me fascina leer y aunque el día esté muy complicado para mí, al menos un rato le dedico a la lectura. Me gusta la novela y cuestiones periodísticas. También me gusta mucho escribir artículos de opinión.


El respeto a las personas es un valor fundamental y con el que me identifico, la libertad de expresión la defiendo a como sea. La honestidad y el trabajo van de la mano. Se pueden hacer muchas cosas cuando se trabaja honestamente.


Me gusta mi perseverancia y que soy demasiado ordenada y estructurada, tengo facilidad de expresarme por escrito. Lo que no me gusta es que soy muy obstinada en conseguir las cosas. Cuando tratan de que alguien quiera pasar por encima de mí, no me dejo, no me quedo callada. Si hay algo que no me parece, lo digo siempre. Soy aguerrida, creo que tengo capacidad para hacer muchas cosas, aunque me estrese por abarcarlo todo.


De las anécdotas bonitas que me pasaron en la campaña, fue cuando en un mitin, en Azumiatla, una señora le puso a su bebita mi nombre porque la apoyé para que la llevaran al hospital, toda vez que estaba a punto de dar a luz. Le pedí a gente de mi equipo que la llevaran al hospital de Mayorazgo en mi camioneta. La bebita nació a tiempo y en detalle decidió ponerle Josefina.

 

Algo que no se ve ni se conoce de mí es que me importa mucho mi familia. Me fascina cocinar con mis hijos, dice mi hijo Pablo, que él y yo hacemos las mejores pizzas. Pero ahora el ritmo de las campañas fue muy arduo y la carga de trabajo es muy demandante. La verdad es que necesitaba espacio con mis hijos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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