López Zavala vs Moreno Valle: el debate sangriento


—Crónica—


Selene Ríos Andraca / Arturo Rueda


Tan pronto sonó la campanilla, Javier López Zavala se le fue encima sin contemplaciones a un Rafael Moreno Valle sorprendido con la guardia baja. En un encuentro de fajadores, un debate con madriza mutua, el candidato opositor lanzó la primera cachetada para luego recibir jabs certeros y un golpe ilegal que hizo levantarse de sus asientos a los invitados especiales que miraban la pelea en una pantalla gigante desde un salón del Complejo Cultural Universitario. El saldo final fue una victoria por conteo para el priista y la pérdida de una oportunidad dorada para Moreno Valle. Y sin embargo, las reacciones del respetable señalaron una derrota mutua en su intento por convencer a los poblanos para llegar a Casa Puebla.


El encuentro esperado y tan peleado por el bloque opositor resultó un mar de sangre y saliva en el auditorio del Complejo Cultural, pues la estrategia morenovallista de hacer mutis y de recibir los ganchos al hígado sin hacer gestos no permeó entre los invitados. Nadie cantó la civilidad de Moreno Valle; por el contrario, hubo reclamos de la tibieza de aquel que juró daría una madriza el día del debate organizado por el Instituto Electoral del Estado.


El candidato de Compromiso por Puebla tenía todo a su favor, sobre todo el sorteo de intervenciones, pues su suerte definió que él abriría la primera ronda de participaciones y cerraría con broche de oro la súper pelea con su adversario. Y todo fue en vano.


En el primer round, Moreno Valle abrió con un uppercut que no despeinó ni al moderador. Su tradicional cantaleta de los altos y bajos índices de corrupción, pobreza, competitividad y eficiencia gubernamental de la administración marinista y el halo de que Javier López Zavala implica la continuidad de un gobierno que ha demostrado su fracaso. 


Un leve respiro en la intervención del candidato del Partido del Trabajo, Armando Etcheverry, relajó el ambiente en las distintas salas del inmueble universitario para la entrada agresiva y alocada de Javier López Zavala con un gancho derecho directo al hígado que dejó sin aire a más de una decena de morenovallistas.


Con una dicción ensayada y un discurso aprendido de memoria hasta con los acentos, López Zavala, con la mano en la cintura, sostuvo que Moreno Valle es el “candidato de las mentiras”, toda vez que se ostenta como doctor y, de acuerdo a su título de Harvard, “solamente estudió una licenciatura”.


Los invitados especiales reunidos y revueltos en un salón en la planta baja reaccionaron ante la acusación. Excepto los simpatizantes del senador con licencia que tomaron el golpe como un rasguño que Moreno Valle esquivaría fácilmente en su siguiente intervención.


Pero el ímpetu de López Zavala y su estrategia de boxeador de barrio no terminó en la acusación, pues mientras Moreno Valle retomaba el aire para seguir en la pelea, el oriundo de Pijijiapan, Chiapas lanzó un cross directo a la mandíbula del abanderado de la megacoalición.


Y Moreno Valle tampoco lo detuvo ni desmintió la acusación de López Zavala, en el sentido de que según documentos en su poder nunca trabajó como vicepresidente del Dresdner Bank, como tanto lo ha presumido en sus múltiples foros con empresarios y académicos.


Sonó la campanilla una vez más. El segundo round estaba por comenzar y López Zavala demostraría su arduo entrenamiento de las últimas semanas con otra serie de acusaciones que tampoco Moreno Valle podría esquivar.


Con brincos secos, López Zavala abrió la segunda ronda y directo, sin escalas y sin titubeos, se acercó a su oponente para meterle un crochet directo en el rostro mediante la acusación de que el padre de Rafael Moreno Valle había estado en la cárcel en la década de los ochenta por un fraude millonario a City Bank.


Mareado y con la vista nublada, Moreno Valle retomó la tribuna para lanzar su clásico: “Hay funcionarios que como cambian de puesto, cambian de carro, cambian de casa y en algunos casos hasta de señora”, con el objetivo de presumir su declaración patrimonial desde que inició su vida pública hasta el momento. Un golpe al aire.


Pero, el jab morenovallista lanzado al vacío hirió la susceptibilidad de Javier López Zavala, quien en su calidad de boxeador callejero salió a responder la ofensiva y con una herradura bajo el guante derecho, soltó el golpe ilegal de la noche que provocó la euforia entre los ignorantes y la furia entre los pensantes.


Justo cuando Moreno Valle se encontraba contra las cuerdas, sin más aliento para continuar, sin un gramo de fuerzas para responder, López Zavala lanzó su golpe ilegal que sólo descompuso su postura.


“He escuchado al candidato de las mentiras, propone un gobierno honesto cuando está metido en el hoyo financiero. Yo no le puedo creer, seguramente hay funcionarios que cambian de carro, de mujer, pero yo sigo con la misma y vivo en la misma casa, otros cambian de partido y hasta de sexo”.


El respetable público se puso de pie para ver con más detenimiento el pastelazo de López Zavala. El golpe bajo, lanzado sin previo análisis, sin entrenamiento de por medio, por la pura desesperación.


El lado homofóbico de López Zavala se salió de control al final del encontronazo, y soltó que Moreno Valle pretende legalizar el aborto y poner “a niños inocentes en manos de personas del mismo sexo”.


Ensangrentado, pálido y con una ceja reventada, Moreno Valle se animó a lanzar su único gancho al hígado en los últimos segundos del round final, y el golpe logró desestabilizar a su contrincante, quien por azares del destino no tenía derecho a responder ni a cubrirse.


En 20 segundos, el abanderado de la megacoalición ambidiestra reveló que el origen campesino y humilde de López Zavala es un simple mito, pues sus padres son sus prestanombres, quienes tienen 26 propiedades en Puebla y Veracruz que en conjunto suman un millón 800 mil metros cuadrados. Más o menos 38 millones de pesos en bienes inmuebles.
Pero la campanilla sonó y la masacre terminó.  

 

 

 

 

 

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