Todo un caos el concierto de Caifanes


Tanto el Ayuntamiento de Puebla como los organizadores intentaron boicotear el concierto del grupo de rock


Personal de Normatividad Comercial de la Comuna colocó tres sellos, uno en la taquilla y dos en las puertas del corredor para ingresar al salón, con la leyenda de “clausura”, pero los empresarios Óscar Villegas y Gregorio Marín taparon el anuncio con cartulinas fosforescentes que decían “taquillas”


Paulina Cataño


El Ayuntamiento de Puebla y los organizadores del concierto de Caifanes intentaron boicotear el evento que tuvo lugar el viernes en el Centro Expositor. El primero envió a la Coordinación de Fiscalización de Espectáculos Públicos, que depende de la Unidad de Normatividad y Regulación Comercial, para colocar tres sellos de clausura, mientras que el segundo fue inoperante para tranquilizar a la multitud que entró al recinto sin pagar, lo que provocó que a la zona preferente llegaran los clásicos “colados” y se volviera general.


El viernes pasado alrededor de las 3 de la tarde, cuando en el recinto se estaba haciendo soundcheck, y los organizadores del evento se encontraban presentes, recibieron la vista del personal de Normatividad Comercial del Ayuntamiento de Puebla con la intención de clausurar el lugar, bajo la justificación de que la empresa debía depositar la garantía del total de las ganancias por el concierto; el impuesto es del 8 por ciento según lo que marca la Ley de Ingresos en Materia de Espectáculos Públicos. Sin embargo, hasta ese momento los empresarios sólo habían dado el 50 por ciento del monto total.


Los inspectores colocaron tres sellos, uno en la taquilla y dos en las puertas del corredor para ingresar al salón. Éstos tenían la leyenda de “clausura” pero los empresarios Óscar Villegas y Gregorio Marín taparon el anuncio y colocaron encima de la boletera cartulinas fosforescentes que decían “taquillas”.


En el lugar había cerca de 20 fans, los cuales vieron el hecho. Sin embargo, esto poco les importó pues siguieron comprando los accesos al lugar para ver al grupo de rock mexicano.


A las 6 de la tarde ambas partes llegaron a un acuerdo, por lo que el concierto procedió de manera normal, pero fue hasta las 7 de la noche cuando abrieron el lugar para que la gente ingresara. En ese momento empezó de nueva cuenta el caos, esta vez por parte de los organizadores.


Las personas querían ingresar pero tal era la falta de planeación, que los propios miembros del staff contratadas por los organizadores no sabían cuál era la puerta correcta para llevar a las personas a sus asientos, además de que tres días antes del show decidieron cambiar de sede, ya que al principio el concierto sería en el estadio Universitario de los Lobos BUAP.


La taquilla se encontraba adentro del recinto, con lo que las personas pasaban al inmueble con el pretexto de ir a comprar un boleto, pero al momento de entrar al Centro Expositor se echaban a correr para entrar como gorrones al show de Caifanes.


En un momento, más de cinco personas hicieron fuerza para entrar a las inmediaciones, por lo que cerraron las puertas por un momento. Sólo había dos entradas abiertas para ingresar al lugar, y ello originó el caos.


A las 9:30 de la noche se apagaron las luces del lugar y la gente se emocionó, pero fue en ese momento cuando la zona preferente -que tenía un costo de 750 pesos- se volvió general, pues las personas que estaban ubicadas tras las vallas de seguridad se pasaron a la primera sección. De tal forma, los lugares enumerados no fueron respetados y los organizadores ya no pudieron hacer nada para controlar a la multitud.


A los fans les valió


A pesar de la inoperante empresa organizadora y la intentona del Ayuntamiento de Puebla para clausurar el show a seis horas de su inicio, a los fans no les importó pues ellos iban a ver a Caifanes. Es más, unos se enteraron ese mismo día del cambio de sede, pero fieles como fans acudieron a la cita.


Uno poco más de 7 mil almas se dieron cita en el Centro Expositor para escuchar, tal vez por última vez, a los intérpretes de “La célula que explota”.


Saúl Hernández, Sabo Romo, Alejandro Marcovich, Diego Herrera y Alfonso André dieron casi tres hora de show, a pesar de la mala acústica del inmueble, donde tocaron temas como: “Miedo”, “Cuéntame tu vida”, “Miércoles de ceniza”, “Mátenme porque me muero”, “Antes de que nos olviden”, “Ayer me dijo un ave”, “Los dioses ocultos” y “Nubes”.


Cabe destacar que algunas personas tuvieron que ser retiradas a rastras por el equipo de seguridad del inmueble o por sus propios compañeros de parranda, pues la venta de alcohol fue al por mayor desde cervezas hasta botellas.




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