Corrupción: la riqueza “explicable” de García Ramírez


Los excesos del prófugo de la justicia en la Seduop


Navegó con la bandera de la ilegalidad todo el sexenio marinista por las absurdas cantidades que gastó en los megaproyectos como el Centro Expositor, La Célula, la vía Atlixcáyotl, el anillo del Periférico Ecológico y diversos hospitales


Selene Ríos Andraca


La gestión de Javier García Ramírez como secretario de Obras Públicas en la era marinista se caracterizó por los robos escandalosos en los que incurrió y que en su momento CAMBIO documentó. Retrasos, costos excesivos, baja calidad de los materiales, cobro de diezmos y asignaciones irregulares fueron algunas anomalías cometidas por el hoy prófugo de la justicia por enriquecimiento ilícito.


García Ramírez navegó con la bandera de corrupto todo el sexenio de Mario Marín por las absurdas cantidades que gastó en los megaproyectos como el Centro Expositor, La Célula, la vía Atlixcáyotl, el anillo del Periférico Ecológico. Así como los hospitales del Norte, Tepeaca, Izúcar de Matamoros, Tecamachalco, Cuetzalan, Pahuatlán, Ahuatlán y Zacapala.


Durante su gestión en el gobierno estatal, García Ramírez fue incapaz de entregar una obra en tiempo y forma. Lo peor fue que, aún con los retrasos, a escasos días las obras presentaban deficiencias, si no se destruía una carretera o se fragmentaba un edificio, no había luz ni agua en algún hospital.


Ayer, el secretario general de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto, confirmó la existencia de una orden de aprehensión en contra de García Ramírez por enriquecimiento ilícito, delito también cometido por el exsecretario de Salud, Alfredo Arango, aprehendido el pasado 12 de enero.


A pesar de las múltiples irregularidades en su función en la Secretaría de Obras —muchas documentadas por CAMBIO entre 2005 y 2010—, la administración morenovallista persigue al exfuncionario por enriquecimiento ilícito y hasta el momento no ha revelado si se detectaron las anomalías de su gestión.


Los gastos exorbitantes se reflejaron en las obras emblemáticas. La remodelación de 5 kilómetros de la vía Atlixcáyotl la tasó en 700 millones y gracias a la presión de medios locales y de diputados, se redujo a 500 millones de pesos; la edificación del Centro Expositor se inició con una exorbitante inversión de mil millones pesos, pero el precio final se elevó a 2 mil 200 millones de pesos.


La Célula, el frustrado proyecto del puerto seco en Oriental y ahora un inmueble abandonado en aquellas tierras, debió concluirse en enero de 2008 y sin embargo, la obra fue inaugurada en absoluta secrecía en enero de 2009 con una inversión de 400 millones de pesos. Esta fue la obra más inútil del marinismo.


Los hospitales de Tepeaca, Izúcar de Matamoros, Tecamachalco, Cuetzalan, Pahuatlán, Ahuacatlán y el hospital del Norte —famoso por la descripción que hiciera Mario Marín: un hospital de ricos para pobres— fueron el gran fiasco de García Ramírez, pues Rafael Moreno Valle se vio en la necesidad de rescatarlos.


El mausoleo marinista: el Centro Expositor


El único megaproyecto marinista que ha sobrevivido es el Centro Expositor. La obra desató un escándalo en la sociedad poblana por el exorbitante gasto de mil 6 millones de pesos para la construcción del inmueble. Todo inició en octubre de 2007 y la obra debía concluirse un año después. Pero no fue así.


La cifra ya era descomunal y en tan sólo tres meses, las seis empresas encargadas de la obra —Unión Preforzadora (UPSA), Grupo Álvaro Ramos, Bufet de Construcciones Delta, Constructora Checa, Desarrollo Iberoamericano (DISA) y Supervisora Saesa, adscritas a la CMIC— incrementaron el costo a mil 200 millones de pesos.


El Centro Expositor se convirtió en un barril sin fondo para el erario.


Las críticas llovieron sobre García Ramírez y para mediados de 2008, la cifra se había catapultado hasta el cielo: 2 mil 200 millones de pesos, pero se mantuvo en secreto hasta que CAMBIO lo reveló a finales de 2009.


Las empresas —que posteriormente denunciaron al gobierno marinista— lograron la construcción del inmueble hasta enero de 2011, a escasos días de que Mario Marín desalojara Casa Puebla.


La obra fue entregada con dos años de retraso y con un incremento del 100 por ciento en su cotización. Los últimos días del sexenio, García Ramírez trabajó a marchas forzadas para concluir la obra al mismo tiempo que el sexenio.


El sobrecosto de la obra fue absurdo, incluso costó 400 millones más que la Expo Bancomer Santa Fe, el recinto más importante y moderno del país según la revista Mercado de Convenciones (MDC).


El mausoleo marinista superó también a las diez sedes expositoras del país que rankeó la revista Orange, pues costaron hasta 600 millones de pesos menos.


Unión Presforzadora —responsable también de la construcción del estacionamiento de Finanzas— retrasó la edificación del Centro Expositor por once meses, por lo que la administración marinista se vio obligada a hacer un recontrato para continuar con la construcción.


El actual secretario de Infraestructura (antes Seduop), Antonio Gali Fayad, continuó el juicio a fin de que se recuperara el dinero entregado a la empresa que incumplió con los plazos y la construcción del recinto.


El 5 de marzo del año pasado, el Segundo Tribunal Colegiado en materia administrativa determinó que la constructora debería pagar 800 millones de pesos al gobierno morenovallista luego de perder el juicio en su contra por retrasos y sobrecostos en la edificación del Centro Expositor.


Es preciso señalar que esta misma empresa fue la encargada de construir el estacionamiento de Finanzas que tuvo un costo de 170 millones de pesos y un retraso en su construcción de más de 18 meses. Aunado a ello, el gobierno marinista concesionó el servicio del inmueble en 2008 y el gobierno morenovallista lo rescató en septiembre pasado, dadas las irregularidades de la concesión y del nulo beneficio económico para el erario.


Óscar García, el favorito sexenal


Óscar García fue denominado el constructor del sexenio debido a la cantidad de obra que recibió pese a sus ineficiencias demostradas.


El empresario estuvo encargado, entre otras cosas, de la construcción del Hospital General de la zona Norte que tuvo un costo total de 594 millones de pesos (194 para la primera etapa y 400 para la segunda).


El día de la inauguración del nosocomio, Mario Marín evidenció el fracaso del hospital, pues se abrieron sus puertas y no había servicio ni de luz ni de agua.


El robo del siglo: la vía Atlixcáyotl


Cuando Javier García Ramírez anunció la modernización de la arteria vial desnudó el robo: la pavimentación con concreto hidráulico de 5 kilómetros por 700 millones de pesos. Cada kilómetro: 132 millones de pesos.


CAMBIO evidenció en un reportaje que de acuerdo al catálogo de precios de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) y a una cotización de la constructora nacional Merops, la obra tenía un costo aproximado de 315 millones de pesos como máximo.


Al final, tras dos años de construcción, García Ramírez entregó la obra con un retraso de 200 días (supuestamente por el hallazgo de las cavernas del puente 475) con un costo de 498 millones de pesos, de acuerdo al último reporte del hoy prófugo de la justicia.


La Célula, el mito genial


En junio de 2007, Mario Marín colocó la primera piedra de una de sus obras más ambiciosas: el puerto seco o también conocido como el nodo intermodal aduanero ubicado en el páramo de Oriental y que sólo existió en la imaginación de los marinistas. En enero de 2012, la obra no es más que un cascarón arrumbado en la Sierra Negra, sin posibilidades de tener alguna utilidad.


seguro y a bajo costo. Los ‘nodos intermodales’ o ‘ciudades de transporte’ son la alternativa m s importante del planeta en una economía globalizada, no sólo por el generoso impacto económico para la población, sino por el desarrollo de infraestructura”.


Para marzo de 2008, los avances en La Célula eran nulos. Sólo se había aplanado el terreno. La obra tenía que concluirse a principios de ese año, pero Mario Marín logró inaugurarla hasta enero de 2009.


Pero, Marín cortó un listón en la soledad. Con apenas cinco empresarios y su secretario de Obras. La gran inauguración consistió en la apertura de un edificio y unas vialidades que no conducían a ningún destino.


Actualmente, el morenovallismo pretende darle un uso al cascarón y aunque la ha ofrecido gratis a empresas multinacionales, ninguna quiere instalarse en el inmueble arrumbado en Oriental.


Los hospitales inoperantes


El hospital de Cuetzalan tuvo una inversión superior a los 188 millones de pesos y se inauguró el 21 de enero de 2011 sin servicios básicos como electrificación, drenaje y agua potable. El nosocomio comenzó a operar hasta julio, debido a la intervención de Moreno Valle.


En julio de 2010 Marín Torres inauguró con el preso Alfredo Arango, el nosocomio de Izúcar de Matamoros con una inversión de 250 millones de pesos y fue hasta julio de 2011 cuando Moreno Valle lo recuperó e incluso abrió un espacio para medicina alternativa.


Días antes de abandonar Casa Puebla, Mario Marín inauguró el hospital de Tetela de Ocampo que tuvo un costo de 136.3 millones de pesos. El 21 de enero de 2011, Marín se tomó la foto y lo presumió en su despedida, sin embargo, hasta ahora continúa con las puertas cerradas dado que no cuenta con electrificación, agua potable, drenaje ni equipamiento médico.


Édgar Nava, el millonario constructor


El trato especial a Édgar Nava, uno de los constructores del sexenio marinista, no sólo se reflejó en la asignación discrecional e ilegal de obras, sino también en los exagerados montos de los proyectos que licitó y en la tolerancia de parte de la Secretaría de Obras Públicas (Seduop) para la entrega de los trabajos años después de lo pactado en los contratos.


Edgar Nava, propietario de la constructora Esna, obtuvo contratos millonarios gracias a su cercanía con Javier García Ramírez, pero más allá de los sobrecostos, los retrasos fueron el principal problema del constructor.


Nava enfrentó dos escándalos —pero sólo en la prensa pues el gobierno jamás efectuó acciones legales o administrativas— la carretera de Eloxotitlán que se derrumbó y provocó la muerte de 32 personas y la modernización de la carretera de San Francisco Totimehuacán.


La negligencia de Édgar Nava y su costumbre de utilizar materiales de baja calidad provocó la muerte de 32 personas en Eloxotitlán el 4 de julio de 2007, cuando un alud de tierra sepultó a un camión de pasajeros.


Esna Construcciones obtuvo el contrato para retomar la obra carretera Alcomunga-Eloxotitlán por 21 millones 818 mil pesos, cuando la obra estaba tasada en 11 millones menos.


Además, entre la obra que recibió en el sexenio destacan: la modernización de seis kilómetros de la carretera de la junta auxiliar capitalina San Francisco Totimehuacán con un monto de 126 millones 913 mil 90 pesos y que entregó a finales de 2009 cuando estaba programada para enero de 2007, y la construcción de un hospital general de 45 camas en el municipio de Zacatlán por la cantidad de 129 millones 974 mil 811 pesos.




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