Agnes Torres, la defensora de los derechos LGTT


Será recordada en Puebla por su labor social: ayudó a muchos gays a aceptarse, a que sus familias los aceptaran, su consultorio fue testigo de las amistades que a lo largo de estos años construyó


Yonadab Cabrera Cruz


Su última cena fue una pechuga asada con ensalada y frijoles. El último trago de su vida fue un vaso de agua de jamaica y su última charla como siempre, fue la defensa de los derechos de homosexuales, lesbianas, travestis y transexuales. Agnes Torres defendió hasta el último instante de su vida las garantías individuales de los suyos y su lucha ha dejado un legado en el estado de Puebla.


Devany Sangines fue la última persona que vio con vida a Agnes Torres, cuyo nombre verdadero era Abraham Torres Hernández. Estuvieron juntas la noche del pasado viernes, minutos antes de que la activista social fuera brutalmente asesinada. Con lágrimas en sus ojos, relató cómo pasaron los últimos instantes de su mejor amiga, de su hermana.


“Fue a cenar a mi casa, me dijo que teníamos que hacer algo para que no se quedara impune el abuso sexual que sufrí hace semanas, preparó un discurso, tenía planeado que hoy lunes saliéramos a dar una rueda de prensa y aseguró que impulsaría la Ley de Identidad Sexogenérica para el estado de Puebla, la ley Agnes”, relató Devany.


Será recordada en la entidad poblana por su importante labor social, ayudó a muchas personas homosexuales a aceptarse, a que sus familias las aceptaran, su consultorio fue testigo de las amistades que a lo largo de estos años construyó la activista.


Era originaria de Tehuacán, Puebla, tenía 28 años de edad, incluso en este mes cumpliría 29 años. Estudió psicología, su título está signado con el nombre de Abraham Torres Hernández, se graduó en la Universidad Veracruzana, en Xalapa, ahí fue cuando decidió iniciar su transformación y luchar por los derechos lésbico, gays, transexuales, era el 2003.


Posteriormente, decidió instalarse en Puebla donde emprendió esa lucha acompañada de organizaciones no gubernamentales como Erósfera y la Red Democracia y Sexualidad (Demysex), puso su consultorio para brindar apoyo psicológico a las personas que pasaban por los mismos problemas que ella.


Llevaba una relación excelente con su madre, mientras que con su papá se mantenía alejada, ya que no la aceptaba del todo, pero aún así pudo convencerlo de respetarla y mantenerse al margen de sus decisiones.


Además realizó una labor importante de investigación. Su tesis sobre neurología fue reconocida en España, también realizó diversas investigaciones sociales y legales para construir los derechos de los transexuales, mismos que dieron origen a su iniciativa de Ley para la Identidad Sexogenérica.


También participó en los foros que se realizaron para aprobar la Ley de Identidad de Género en el Distrito Federal, marco importante para construir dicho instrumento legal, también colaboró en seminarios de salud, simposios, coloquios, congresos nacionales e internacionales sobre salud reproductiva, derechos humanos y de las mujeres.




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