Caos total en última sesión del Primer Periodo Ordinario
Por lo menos hubo tres manifestaciones, además de que los legisladores dejaron para el último día la aprobación de diversos dictámenes
Viridiana Lozano Ortíz
La LVIII Legislatura dejó todo al final. En la última sesión ordinaria del Primer Periodo de Sesiones los diputados enlistaron 49 puntos en el orden del día, de los cuales 26 fueron dictámenes directos para aprobación.
Fue un caos, cada cinco minutos entraban y salían manifestantes por la cantidad de temas diferentes que se abordaron: integrantes de la comunidad LGBTTT, pobladores de Acatzingo, trabajadores del Instituto Poblano de la Juventud y acarreados del diputado Héctor Alonso Granados, que aplaudieron cada una de sus participaciones.
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Todos se arrebataban la palabra y peleaban por los primeros lugares en las gradas, un espacio para colocar sus pancartas o un asiento para esperar a que su punto fuera abordado por los diputados.
¡Apoyo a la juventud! ¡Derechos iguales para lesbianas y homosexuales!
¡Fuera el edil de Acatzingo!
Los gritos se confundían con las propuestas de los legisladores, los pronunciamientos en tribuna y la voz del presidente de la Mesa Directiva, Mario Riestra, quien en más de una ocasión pidió orden en el Pleno.
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Ya en el punto 43, los 17 legisladores que permanecían en el Pleno no sabían ni qué votaban. Las manifestaciones se esfumaron, unos cuantos permanecerían en las gradas. De cuando en cuando los diputados se escapaban atrás del recinto para tomar café, comer galletas y de paso una torta.
Con la boca llena, regresaban rápido al Pleno, para colocar a tiempo su dedo en el lector del voto y no quedarse sin sufragar. Otras se distraían con sus BlackBerry o juntando Angry Birds en el iPad. Los menos se esforzaban por poner atención a los posicionamientos de sus pares.
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Afuera del Palacio Legislativo el caos era similar. Los mototaxistas llegaron simulando un viacrucis.
Uno de los chóferes se amarró a una cruz, mientras otro, le daba de latigazos.
¡Es el secretario de Transportes! Aseguraron. Su petición: exigir al Congreso local la regulación de este medio de transporte. Hasta a “El Chapo” le pidieron un préstamo para mantener a sus familias y buscar un empleo.
Alrededor de 200 habitantes de Acatzingo llegaron después, con una bocina en una camioneta destartalada exigieron la destitución de Eliseo Zayas.
Nunca fueron escuchados, el inclemente calor los obligó a retirarse.
Al interior del Congreso, ya en el último punto del orden del día -la aprobación del Reglamento del Legislativo- se escucharon apenas tres aplausos.
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