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Así fue el Operativo para recuperar el Zócalo de la CNTE

Sábado, 14 Septiembre 2013 12:59
Con el fin de disponer del espacio para la celebración de las fiestas patrias, elementos de la Policía Federal recobraron el centro de la Ciudad de México, que había sido ocupado por miembros de la CNTE durante 26 días



Después de 26 días de ocupación, la Policía Federal (PF), apoyada por granaderos del DF, recuperó el Zócalo de la Ciudad de México en un operativo con saldo de 11 policías heridos, un número indeterminado de manifestantes lesionados y 31 detenidos, ninguno de ellos identificado con la CNTE, de acuerdo con el comisionado nacional de Seguridad Pública, Manuel Mondragón y Kalb.



Desde las 11 horas, tres mil 600 uniformados, apoyados por al menos dos tanquetas de agua, se apostaron en calles aledañas al primer cuadro de la ciudad; al menos dos helicópteros Black Hawk sobrevolaron la zona.



A las 14 horas, el comisario general de la PF, Enrique Galindo Ceballos, y el secretario de Gobierno del GDF, Héctor Serrano, se trasladaron a la calle 20 de Noviembre para anunciarles a los casi mil maestros —de al menos 20 mil que había en días anteriores—  que se usaría la fuerza a las 16 horas si aún continuaban en la plaza.



Cinco minutos antes de vencerse el ultimátum, una voz anunció: “¡Camaradas, es momento de salir!”. El secretario general de la Sección 22, Rubén Núñez, encabezó el éxodo de los disidentes.



Jóvenes embozados, con petardos, tubos, piedras y palos, se enfrentaron con policías federales en Izazaga, 5 de Mayo e Isabel la Católica y Eje Central y Juárez. Tras un operativo que duró al menos siete horas, la CNTE acampó en el Monumento a la Revolución.



Desalojan Zócalo en 10 minutos



El plantón de integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que duró 26 días en el Zócalo, fue reducido a un montón de basura en diez minutos.



Desde la noche del jueves inició el éxodo de integrantes de la CNTE, cuando cientos de maestros abandonaron la Plaza de la Constitución en un operativo paulatino, pero constante, a bordo de alrededor de 40 autobuses.



La mañana de ayer, mientras los dirigentes de las secciones sindicales de la CNTE realizaban asambleas y retardaban la orden de abandonar el Zócalo, cientos de manifestantes formaron barricadas en las esquinas de las calles que rodean al Zócalo.



Los miembros del plantón se armaron con palos, tubos, navajas e incluso con resorteras.



El Zócalo hervía mientras algunos de los manifestantes comenzaban a desmantelar sus tiendas de campaña; había quienes enrollaban el hule espuma que utilizaron para pernoctar en la plaza y guardaban sus pertenencias en mochilas.



El éxodo del Zócalo fue principalmente hacia el sur del Centro Histórico. Los grupos ya no se cuidaban de pasar inadvertidos. Cargaban cobijas, lonas, colchonetas, palos, botellones de agua, bolsas repletas de comida, sartenes y zapatos, entre otros.



Hacia el mediodía los acontecimientos se aceleraron.



Los helicópteros Black Hawk comenzaron a sobrevolar el Centro Histórico. La policía capitalina cerró la circulación vial en el perímetro comprendido entre Izazaga, Eje Central, Eje 1 Norte y Circunvalación.



Fueron desplegados sobre la Avenida Izazaga los contingentes más numerosos de policías, pero también lo eran en el norte del Centro.



Los policías comenzaron a repartirse en diferentes grupos hacías las calles que confluyen al Zócalo para ingresar por varios frentes a la plaza.



Cientos de manifestantes aceleraron las labores para recoger cartones y plástico que quedaban en el campamento e iniciaron su partida por diversas calles del Centro Histórico, quedando en la plaza únicamente unos mil miembros radicales de los manifestantes, quienes se cubrieron los rostros y exhibían sus palos y tubos frente a las cámaras fotográficas y de televisión.



Elementos policiacos del DF pasaron local por local de la zona cercada para avisar a los comerciantes que bajaran las cortinas.



Las barricadas se reforzaron y dentro del Zócalo los manifestantes comenzaron a quemar cartones y plásticos en varios puntos de la plaza y dentro de las carpas que ocuparon durante el plantón.



El Zócalo emanaba humo en todos sus flancos.



Alrededor de las 14:00 horas, el comisionado nacional de Seguridad Pública, Manuel Mondragón y Kalb, advirtió a través de subalternos a los manifestantes que la Policía Federal comunicó a los profesores que se les daba un plazo de una hora para desalojar la plaza. El plazo se extendió una hora más.



Los dirigentes de la CNTE que se mantenían en la plaza realizaron asambleas relámpago con sus agremiados. Los hombres embozados y armados con los palos y tubos rondaban por toda la plaza.



Alrededor de las 15:00 horas inició la retirada del grueso de los miembros de la CNTE. Doblaban sus lonas, guardaban en mochilas los últimos restos de comida y se retiraron del Zócalo atravesando las barricadas ya porosas que rodeaban a la plaza.



Los más radicales de los manifestantes, en su mayoría con el rostro cubierto, se armaron con tubos.



La explanada del Zócalo se llenó de fogatas encendidas por los manifestantes, el humo invadió lo que restaba del campamento, comenzó a lloviznar y los integrantes más radicales del plantón reforzaron las barricadas.



La Plaza de la Constitución llegó a tener en este plantón hasta 20 mil manifestantes. En el desalojo la policía calculó que había un millar.



Desde los balcones de hoteles, oficinas de la Asamblea Legislativa y de la sede del gobierno capitalino, la escena era observada por cientos de personas. Una consigna lanzada por una mujer rompió el murmullo que había en la plaza. Los maestros más rezagados cantaron el himno de la Coordinadora mientras se retiraban de la plaza.



El ingreso de la policía inició a las 16:00 horas por el costado norte de la plaza, entre la Catedral Metropolitana y el Monte de Piedad, y por la Calle Moneda.



Los manifestantes se enfrentaron en el cruce de 5 de Mayo y Monte de Piedad con la policía, pero el zafarrancho fue sofocado en pocos minutos por las fuerzas del orden.



Los granaderos no encontraron resistencia en el Zócalo. Los miembros más radicales de la CNTE se enfrentaron con la policía en las calles de 20 de Noviembre y en Pino Suárez, entre estallidos de petardos, de bombas de gas lacrimógeno y pedradas. Los manifestantes se defendieron con canicas lanzadas con resorteras.



En diez minutos, el plantón y la resistencia en las barricadas fueron barridos por el operativo.



Tras la huida de los manifestantes del Zócalo, lo que quedó fue una mezcla de plásticos, lonas, cartones, ropa, utensilios de cocina, propaganda, hojas, ropa, letrinas, puestos metálicos, cabañas, latas, escobas, cajas de cereal, toallas, carteles, palos, cuerdas, zapatos, platos con comida, tortillas, anafres y cenizas en la Plaza de la Constitución.



A las 17:00 horas, los granaderos iniciaron con el desmantelamiento de lo que quedaba en pie del plantón, dando paso a las cuadrillas de limpia del Gobierno del Distrito Federal, a camiones recolectores de basura y grúas que retiraron los autos estacionados en la zona afectada.



La limpieza de la plaza inició al anochecer, al igual que el desmantelamiento de las carpas que los manifestantes ocuparon durante 26 días de plantón en el Zócalo.



Al anochecer, el único rastro que quedaba del plantón era el olor del cloro utilizado por los trabajadores de limpia.



Viernes de miedo para el comercio



“No soy supersticioso, pero este viernes 13 sí fue de miedo, otra vez bajamos la cortina, no se vale”, dijo Manuel Tejeda, mientras daba la orden de cerrar su negocio ubicado en avenida Juárez.



Así como él, cientos de empresarios y empleados de establecimientos mercantiles se vieron obligados a parar actividades ante el desalojo de integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) del Zócalo capitalino.



Fue un día de quincena negro para el comercio en el Centro Histórico; hasta los vendedores ambulantes levantaron sus puestos y se replegaron.



Negocios ubicados en el polígono que va entre Eje 1 Norte e Izazaga, y de Eje Central a Circunvalación, cerraron por más de 12 horas y el primer cálculo de pérdidas económicas supera los 48 millones de pesos.



Algunos restaurantes y cafeterías sirvieron de resguardo para los comensales que se quedaron hasta dos horas al interior ante la presencia de elementos de la policía y manifestantes que iban y venían por las calles del primer cuadro.



“Bajamos la cortina y les dijimos a los clientes que se quedaran a tomarse otro café porque afuera estaban los golpes.



“Por supuesto que esto nos afecta; una hora para nosotros significa mucho dinero perdido porque pagamos sueldos, rentas y los productos y no hay venta”, dijo Román, gerente de una cafetería de avenida Juárez.



Otros locales no corrieron con tanta suerte y lucieron vacíos. Los pocos clientes que llegaron por la mañana, al ver el avance de la Policía Federal, abandonaron la zona.



Francisco I. Madero, uno de los principales corredores comerciales de la Ciudad de México se detuvo por completo. Elementos de la policía local dieron instrucciones para que los locales cerraran y evitar daños ante el inminente desalojo de los maestros de la Plancha del Zócalo. 



Gante, 5 de Mayo, Moneda, Isabel la Católica, Palma, Bolívar y todas las arterias que confluyen a la Plaza de la Constitución fueron afectadas.



Los empleados de los negocios permanecieron al interior, otros subieron a las azoteas para ver lo que sucedía y unos más custodiaron las puertas.



En plazas comerciales y hoteles, elementos de la policía formaron cercos para evitar daños, mientras que empleados y clientes veían ir y venir de los elementos de seguridad y los manifestantes.



Ocho mil establecimientos mercantiles fueron afectados, sobre todo tiendas de abarrotes, oficinas talleres, restaurantes y fondas, farmacias, hoteles, entre otros. Alrededor de un millón 800 mil horas hombre de trabajo perdidas.



Fuente: Excelsior

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