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De la mentira a la ineficiencia, de ahí a la anarquía y luego a la tranza




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Pocas cosas derivadas de las mentiras son tan dañinas y desastrosas como las de simular por intereses personales, el conocer una actividad que debería ser en bien de la comunidad, de cada uno de sus integrantes, de cada uno de sus descendientes, como si fuera el beneficio de cada uno de los que conforman nuestra familia, de nuestros más cercanos, de los que más amamos.

Sin embargo en el caso que nos compete, el mandamás el que dirige, el que se supone debería de hacer las cosas bien, nos engañó, nos mintió y nos dañó y lo peor de todo, lo sigue haciendo.

 

 

Nos mintió cuando el lugar de traer responsables de la seguridad, trajo a socios, trajo a cómplices, nos engañó al ofrecer lo que nunca cumpliría, nos engaño cuando se gritó a cielo abierto que éramos una ciudad segura, que la de él la administración histórica, cuando en realidad lo que les interesaba eras sus cosas particulares, sus cosas personales.

 

 

Tenemos una seguridad de papel, fundamentada en unas fantasías enfermizas, malintencionadas y una experiencia inexistente de personas que nunca han sido ni serán jamás policías, dependientes de personas, que a lo que llegaron a nuestra ciudad, fue a llevar a cabo sus siniestros negocios, pero no a mejorar lo que el sistema de policía busca, y es el lograr el vivir con armonía, sin sobresaltos, con productividad y con una tranquilidad que nos lleve a ser la ciudad pujante y exitosa que esperamos y nos merecemos.

 

 

Y hoy, precisamente hoy, cuando el que más miente es el que dirige y el mismo que ejecuta se asusta, se le desmorona su invento, se les abarata la fiesta se descubre su farsa y se produce lo incierto.

 

 

Por más que lo intentan esconder y con mentiras compradas, le renuncian sus más cercanos colaboradores y su amigo falla al tratar de que se hagan responsables de sus tranzas y ellos, ellos se dan cuenta que los puede incriminar en un delito el seguir alimentando esas farsas y simplemente… se rajan.

 

 

Nombran de encargados de capacitación no a quien no deben y al igual en otras áreas al cabo es sólo la policía esa, la que nunca se espanta, y ellos, solamente no saben del tema sino que además no conocen el sistema de seguridad desde ningún ángulo, de ninguna etapa.

 

 

Protegen, solapan y ocultan a quienes por orden de ellos mismos, por complicidad o por irresponsabilidad ni siquiera cumplieron con sus obligaciones de control y confianza.

 

 

Y ahora, el descontrol llego a tanto que sus propios guardes acometen contra la ciudadanía, quienes los guardan atacan nuestra casa, y no solo se dan cuenta, no solo lo perciben y lo solapan, sino que simple y sencillamente no les importa, no les interesa, porque son marionetas, porque son una farsa y simple y sencillamente aunque mueran ciudadanos... Ellos no hacen nada.

 

 

Y parafraseando en parte al Señor Alejandro Martí,

 

 

Si no pueden renuncien...

 

Si no pueden, por favor… ya váyanse a su casa.

 

 

¿O no?

 

 

Juzgue Usted

 

 

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