Friday, 29 de March de 2024


¿Volverá Agüera a creer en el PRI de Peña Nieto?




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La interrogante carcome las entrañas de muchos.Y es que desde hace días se menciona insistentemente.

Ha sido una versión, constante, permanente.

 

 

Se asegura que luego de la catástrofe del domingo 7 de julio, el doctor Enrique Agüera Ibáñez se prepara para tomar las riendas del Comité Directivo Estatal del PRI, en sustitución de Pablo Fernández del Campo.

 

 

Es tal la insistencia de esas versiones que han llegado al grado de volverse “creíbles”.

 

 

No son pocos los que ya ven a Agüera despachando en el escritorio principal del PRI y desde ahí cual afanoso artesano recoger las piezas dispersas, para tratar de unir, de ensamblar, de volver a armar aquella estructura llamada priismo poblano.

 

 

Los agoreros afirman que César Camacho Quiroz es el principal interesado e impulsor de que Agüera tome la jefatura de lo que queda del PRI.

 

 

Y que desde el mismo Comité Ejecutivo Nacional se dirigirá el renacimiento del revolucionario en la entidad.

 

 

Como si el soplo de Enrique fuera a darle la vida al ave fénix.

 

 

Los entusiastas, los apasionados de estas versiones ya celebran el arribo del ex rector al PRI.

 

 

Con el debido respeto nos permitimos disentir.

 

 

En Cúpula consideramos que es poco probable que Enrique Agüera vuelva a creer en las promesas, incluso en la palabra del PRI de Enrique Peña Nieto a través de su personero Camacho Quiroz.

 

 

Como lo comentamos en diversas ocasiones Agüera creyó en el cobijo que desde el gobierno federal podía proveerle su tocayo Peña Nieto.

 

 

En varias entregamos apuntamos que el candidato malogrado esperaba que a través del aparato federal le fueran proporcionadas las condiciones, las facilidades e impulsos para llegar al despacho principal del Charlie Hall.

 

 

Pero nada de eso ocurrió. Incluso nos atrevemos a asegurar que fue al contrario.

 

 

Desde la cúpula del poder nacional se dio la orden a los delegados federales de detener cualquier intento de operatividad.

 

 

Así escribimos queJuan Manuel Vega Rayet,Germán Sierra Sánchez o José Alarcón Hernández representaron un dantesco espectáculo de inmovilidad política.

 

 

Ni un dedo, vaya, ni el dedo meñique se movió desde Los Pinos en favor de Agüera.

 

 

Lo dejaron morir solo.

 

 

Fue un acto de abandono, que bien pueden calificar los agüeristas como infame.

 

 

Incluso hoy puede verse que enviar a un sujeto como Fernando Moreno Peña incapaz e indolente, pero al mismo tiempo ufano y frívolo, fue parte de un plan para dejar al priismo poblano al garete.

 

 

Hoy la gran pregunta es ¿volverá Enrique Agüera a creerle al PRI de Peña Nieto?

 

 

Es poco, muy poco probable.

 

 

Ya nada tienen que ofrecerle, nada que prometerle.

 

 

Falta mucho para la próxima elección federal en que Enrique pueda aspirar a un escaño en el Senado de la República.

 

 

Y en este momento el PRI de César Camacho Quiroz solo pretende utilizarlo como el puntal que sostenga la endeble estructura poblana.

 

 

Agüera sabe que si llega al PRI nada tiene que ganar, ni obtener y en cambio puede perder la respetabilidad que aún le queda.

 

 

No. No es probable que Enrique vuelva a creer en los ofrecimientos vanos que le hacen desde el PRI nacional.

 

 

Si acaso Peña Nieto tuviera la intención de reconstruir el tejido tricolor entregaría a Agüera las facilidades para crear un grupo afín de delegados federales

 

 

Pero, ¿lleva mano en las delegaciones?

 

 

En absoluto.

 

 

El insulso gobierno peñista está dejando en manos de Juan Carlos Lastiriestas decisiones.

 

 

Lastiri se ha convertido en el “gran padrino”, el “dedo elector” de las delegaciones que se están constituyendo en una camada flaca, raquítica, escuálida.

 

 

A ese grado se ha llegado.

 

 

A ese grado.

 

 

Ante esto es improbable que Agüera vuelva a creer en el canto de las sirenas mexiquenses.

 

 

Lo que debe hacer es escuchar otras voces.

 

 

Y es que otras voces locales opinan que Enrique Doger Guerrero y Enrique Agüera Ibáñez deben olvidar sus diferencias y limar asperezas en pos de un proyecto mayor.

 

 

Se hace urgente crear un verdadero frente político para detener la escalada de la Senadora Blanca Alcalá Ruíz, quien está tejiendo su andamiaje rumbo a la candidatura a la gubernatura.

 

 

Ella si está interesada en el Comité Directivo Estatal del PRI, para desde ahí construir su plataforma, su catapulta.

 

 

Algo que el ineficiente Pablo Fernández del Campo no pudo hacer para ella.

 

 

Mientras los Enriques se golpean, la señora sigue cabildeando.

 

 

Bien dice el refrán que “nadie sabe para quien trabaja”.

 

 

Como siempre estamos a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.

 

 

 

 

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