Wednesday, 24 de April de 2024


¿Esparza evitará la tentación de la política?




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Ayer en su columna “Crónicas Marxianas”, el periodista Zeus Munive aseguró que Alfonso Esparza Ortiz se sustraerá a la tentación de la política, en contraste con su predecesor Enrique Agüera Ibáñez.

Debemos agregar, a diferencia de sus antecesores.

 

 

Pero la nota bien vale una reflexión ¿en verdad Esparza evitará la tentación de la política?

 

 

Sin duda las sucesiones rectorales tienen una peculiaridad, un sello, nacen de fracturas y rompimientos y terminan en escenarios políticos.

 

 

Así entre José Doger Corte y Enrique Doger Guerrero se dio un notable distanciamiento.

 

 

Luego el primero haría un destacado papel en la administración pública al frente del Órgano de Fiscalización Superior, en tanto que el segundo llegaría a la presidencia municipal de Puebla.

 

 

Y pese a los resultados recientes es claro que Pepe Doger aún tiene un amplio abanico de posibilidades en la esfera política, en tanto que Enrique es uno de los principales activos del tricolor.

 

 

El tema central es que Pepe Doger no perdió; lo arrastraron, que es muy diferente.

 

 

Los dos, tanto Pepe como Enrique tienen corazones que siguen latiendo políticamente. (Caso diferente es el del ex candidato a la alcaldía de Puebla capital).

 

 

Pero volvamos a la BUAP.

 

 

En la rectoría apareció Agüera Ibáñez quien rompería con Doger Guerrero. Pero aquella no fue una fractura común. Los conocedores de los entretelones universitarios afirman que ese escenario fue lo más cercano a la más acre traición que se haya visto en la Benemérita.

 

 

Luego el “agüerismo” se convirtió en una ola mediática, que nunca llegó a consumarse en un movimiento político. Agüera no convenció ni dentro, ni fuera de la institución, pero montado sobre un monstruoso aparato mercadológico solo engrandeció su ya descomunal vanidad.

 

 

Hoy donde quiera que Enrique se encuentre gozando del glamuroso exilio, debe preguntarse si sujetos como Damián Hernández contribuyeron o restaron a su capital político.

 

 

Pues bien, acostumbrado al incienso cotidiano Agüera no pudo resistirse a la tentación de la política. Simplemente era inevitable que cayera bajo el canto de las sirenas mexiquenses.

 

 

El ego se desbordó y gustoso aceptó la oferta de contender. La aventura terminó en una de las mayores catástrofes electorales en la historia de Puebla capital.

 

 

Y hoy, cada semana que pasa, se cierran las posibilidades de una reinvención política. Si Enrique Agüera no encuentra pronto un nicho para reinventarse, en un par de meses no podrá pelear ni la delegación del ISSSTE.

 

 

Hoy nace el “esparzismo” y fiel a la tradición universitaria (no escrita), nace, alumbra en un rompimiento con su antecesor.

 

 

Los cuadros agüeristas caen en una cascada de escenas dramáticas, donde aquellos que hasta hace unas semanas eran auténticos “divos”, se convertirán en unos días en verdaderos perseguidos.

 

 

Hasta este momento el ritual de la fractura rectoral se confirma plenamente.

 

 

Alfonso Esparza Ortiz llega con todo el aval del gobernador Rafael Moreno Valle, por lo que es de esperarse que sea un rector fuerte con todas las posibilidades de sostener su proyecto por dos periodos.

 

 

El rector deberá tomar lección de sus antecesores y evitar la presencia de “Casiques” y “Damianes” plenipotenciarios que lejos de aportar, solo restan.

 

 

Durante décadas la rectoría ha sido el símbolo emblemático de la vida de Puebla. El edificio Carolino ha visto pasar a todo el espectro imaginable: rectores de supuesta “izquierda”, rectores populistas, rectores anodinos, incoloros e insulsos, rectores administradores, rectores vanidosos y ególatras, todos han sido reflejo del momento poblano que les tocó vivir.

 

 

Hoy está a punto de iniciar una nueva era. Esperamos que sea para bien de Puebla.

 

 

Aún faltan años para ver si Alfonso Esparza Ortiz puede sustraerse a la tentación de la política.

 

 

 

 

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