Dice la frase: “somos dueños de lo que callamos y esclavos de lo que decimos”.
Y Alfonso Esparza Ortiz ha trazado la ruta de su futuro, al romper con el pasado.
El candidato a la rectoría rompió con sus antecesores cuando sentenció que no ocupará a la Universidad como “trampolín político” para buscar cargos de elección popular.
Con esta aseveración Esparza lanza un mensaje no al interior de la institución, sino al exterior.
Es obvio que como conductor de la máxima casa poblana de estudios cumplirá su periodo de cuatro años. E incluso desde este momento es evidente que reúne todas las condiciones para reelegirse por un segundo periodo.
Esparza será el referente universitario durante los próximos años.
Pero la frase constituye por sí sola una crítica velada a quienes en realidad utilizaron a la Universidad como un trampolín, una gran catapulta en sus aspiraciones políticas.
No se hagan bolas diría el clásico.
El candidato a ocupar la rectoría lanza una aguda crítica a la estrategia fallida de Enrique Agüera Ibáñez, quien si ocupó a la institución como un resorte gigante, pero con fatales consecuencias.
El académico recurre a un eufemismo para declarar ante la comunidad universitaria y ante la opinión pública que no seguirá los pasos de su antecesor, al tiempo que lo señala y denuesta.
La crítica debe ampliarse a quienes junto con Agüera usaron a la Universidad para pretender posiciones políticas y administrativas.
No eran pocos los que ya se lamían los bigotes pensando que iban a “administrar la abundancia” dentro del Charlie Hall.
¿Verdad Damián?
Pero al mismo tiempo Alfonso Esparza Ortiz se ata de manos para un hipotético futuro político.
Dentro de cuatro u ocho años, será muy difícil que pueda borrar esas palabras; estas con las que él mismo labró su entrada a la rectoría: “No usaré a la Universidad como trampolín político”.
La sentencia es tan contundente como lapidaria.
Incluso para el mismo académico, quien el día de mañana no podrá retractarse.
Inicia con esta frase el surgimiento de una generación de académicos sin intereses, ni pretensiones políticas.
Una nueva clase auténticamente académica.
Podemos esperar entonces un enriquecimiento en las políticas educativas. La atención, la concentración toral a los verdaderos problemas universitarios, sin tentaciones políticas o propagandistas, que las más de las veces distrajeron a los directivos de los auténticos propósitos de la BUAP.
Estamos ante el nacimiento de una nueva generación universitaria.
Que sea para bien de Puebla.
El crimen organizado ronda la región de Azumbilla
La mañana del domingo primero, el 25 Regimiento de Caballería Motorizada, destacamento de la Secretaría de la Defensa Nacional asignado a Tehuacán, Puebla, recibió el aviso de que en la zona de Azumbilla, se habían encontrado unos cuerpos a unos metros de la carretera.
De inmediato la llamada “BOM” Base de Operaciones Mixtas que coordina fuerzas militares, policías federales y estatales se movilizó hasta el punto.
En un paraje conocido como “pájaro verde” fueron encontrados cuatro cuerpos, uno de ellos decapitado.
Dos cuerpos tenían sobre ellos un par de mensajes en los que podían leerse las palabras: “Cártel Jalisco Nueva Generación”.
Posteriormente los cuerpos de los ejecutados fueron identificados por sus familiares. Los cuatro eran vecinos de Ciudad Mendoza, Veracruz, lugar que se ubica a aproximadamente 30 kilómetros del lugar del hallazgo.
Las preguntas se hacen inevitables:
¿Por qué trasladar a cuatro sujetos durante cerca de 30 kilómetros para ejecutarlos y arrojarlos al lado de una carretera poblana?
¿Por qué subir las cumbres de Acultzingo durante la madrugada llevando a cuatro sujetos maniatados a bordo?
¿Por qué ejecutarlos y decapitar a uno en suelo poblano?
¿Cuál es el mensaje que está enviando el Crimen Organizado?
Son preguntas que —sin duda—, deben preocupar a las autoridades poblanas.
Como siempre estamos a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.
