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Miguel Barbosa: contexto y futuro




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El mismo senador de la República lo reconoce. En reuniones privadas lo acepta sin empacho. Nunca cultivó una relación con la prensa poblana. Miguel Barbosa Huerta brincó de la política municipal en Tehuacán, Puebla a la política nacional al lado de “Los Chuchos”, haciendo una breve escala en la Angelópolis. Pero no siente que Puebla capital haya abonado a su acervo político. Él mismo reconoce que su relación no es la mejor con la prensa poblana.

Ese puede ser el motivo de que algunos columnistas locales desdeñen la trayectoria de Miguel, su posición y sus posibilidades futuras. Barbosa quiere ser gobernador del estado de Puebla.Esa es una de sus intenciones, una de sus prioridades y objetivos.

 

 

Por supuesto, como político profesional no lo va a declarar, ni lo va a asumir públicamente.Guardará todas las formas que se deban y conservará la discreción que el proyecto amerita. Pero algunos analistas lo subestiman y creen que sólo busca el periodo de la “mini gubernatura”, de un año y meses. Pero no. Esa posibilidad en absoluto le interesa.

 

 

Barbosa quiere ser gobernador de seis años. Y para ello va a utilizar su investidura como interlocutor de la izquierda en la cúpula del poder nacional.

 

 

El contexto es el siguiente.

 

 

Enrique Peña Nieto representa un proyecto político terriblemente débil, no ha podido remontar la ola de criminalidad bélica que azota a regiones enteras del país.

 

 

Ahí están hechos desbordados de sangre en Michoacán, Nuevo León, Chihuahua, tal y como sucedieron durante el sexenio de Felipe Calderón.

 

 

Además México está en la antesala de una grave crisis económica (si, aún más grave), la más profunda de las recesiones. La fuga de capitales es impresionante y ya supera a aquella del llamado “error de diciembre” de 1994.

 

 

La gran diferencia es que aquella fuga ocurrió en tan solo 48 horas, mientras que esta ya lleva cuatro meses.

 

 

Los grandes capitales simplemente no han sido convencidos y esto desdibuja completamente las aspiraciones sucesorias de Luis Videgaray Caso, titular de Hacienda, el llamado “súper- secretario”, quien hasta hace cuatro meses era considerado el cerebro, la materia gris, la eminencia del gobierno neo salinista – peñista y hoy es visto como una de las grandes catástrofes en las finanzas públicas.

 

 

El conflicto magisterial que sacude a todo el país deslegitima la capacidad política del gobierno federal.

 

 

Desde Chiapas hasta Tijuana el movimiento de los maestros convierte las plazas, los parques, las carreteras, las casetas de peaje en escenarios de enfrentamiento y crispación social.

 

 

En este contexto caótico, el llamado “Pacto por México” se convierte en la única agarradera política de Enrique Peña Nieto.

 

 

Simplemente no tiene otra.

 

 

El país se le está deshaciendo en las manos.Y solo gobierna cuando se toma una fotografía con los líderes de los partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática.

 

 

Sólo con ese alfiler se está sosteniendo la endeble, la raquítica gobernabilidad peñista.

 

 

Y no hay indicios de que la situación vaya a mejorar.

 

 

En este escenario los protagonistas, los  grandes cabilderos del “Pacto por México” pueden negociar, mercadear, intercambiar favores políticos de gran calado.

 

 

La pregunta inevitable, forzosa, obligada para nosotros es ¿qué poblanos tienen la capacidad para colocarse como parte de los grandes cabilderos?

 

 

Sin duda el gobernador Rafael Moreno Valle fue ampliamente favorecido al ser nombrado como presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) y ello lo colocó en un papel de relevancia medular.

 

 

El otro poblano que tiene esa capacidad de cabildeo es el Senador de la República Miguel Barbosa Huerta.

 

 

Son los únicos dos poblanos que están jugando ajedrez en el tablero nacional.

 

 

Aun en medio de los roces normales que se dan entre Barbosa y Jesús Zambrano es claro que el tehuacanero sólo tiene que esperar a que su líder sufra el desgaste al que lo están sometiendo las fuerzas bejaranistas.

 

 

La izquierda mexicana, el Partido de la Revolución Democrática y sus derivaciones serán siempre el medio de los políticos antropófagos.

 

 

No necesitan que el PRI -sistema los destruya, tampoco requieren de los escuálidos y patéticos embates de la derecha representada por Acción Nacional.

 

 

La izquierda se despedaza sola.

 

 

Solo sobrevivirá aquel que mantenga un bajo perfil y que sepa negociar en los grandes cónclaves.

 

 

Y eso Barbosa lo sabe perfectamente.

 

 

Como siempre estamos a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.

 

 

El mismo senador de la República lo reconoce. En reuniones privadas lo acepta sin empacho. Nunca cultivó una relación con la prensa poblana. Miguel Barbosa Huerta brincó de la política municipal en Tehuacán, Puebla a la política nacional al lado de “Los Chuchos”, haciendo una breve escala en la Angelópolis. Pero no siente que Puebla capital haya abonado a su acervo político. Él mismo reconoce que su relación no es la mejor con la prensa poblana.

 

 

Ese puede ser el motivo de que algunos columnistas locales desdeñen la trayectoria de Miguel, su posición y sus posibilidades futuras. Barbosa quiere ser gobernador del estado de Puebla.Esa es una de sus intenciones, una de sus prioridades y objetivos.

 

 

Por supuesto, como político profesional no lo va a declarar, ni lo va a asumir públicamente.Guardará todas las formas que se deban y conservará la discreción que el proyecto amerita. Pero algunos analistas lo subestiman y creen que sólo busca el periodo de la “mini gubernatura”, de un año y meses. Pero no. Esa posibilidad en absoluto le interesa.

 

 

Barbosa quiere ser gobernador de seis años. Y para ello va a utilizar su investidura como interlocutor de la izquierda en la cúpula del poder nacional.

 

 

El contexto es el siguiente.

 

 

Enrique Peña Nieto representa un proyecto político terriblemente débil, no ha podido remontar la ola de criminalidad bélica que azota a regiones enteras del país.

 

 

Ahí están hechos desbordados de sangre en Michoacán, Nuevo León, Chihuahua, tal y como sucedieron durante el sexenio de Felipe Calderón.

 

 

Además México está en la antesala de una grave crisis económica (si, aún más grave), la más profunda de las recesiones. La fuga de capitales es impresionante y ya supera a aquella del llamado “error de diciembre” de 1994.

 

 

La gran diferencia es que aquella fuga ocurrió en tan solo 48 horas, mientras que esta ya lleva cuatro meses.

 

 

Los grandes capitales simplemente no han sido convencidos y esto desdibuja completamente las aspiraciones sucesorias de Luis Videgaray Caso, titular de Hacienda, el llamado “súper- secretario”, quien hasta hace cuatro meses era considerado el cerebro, la materia gris, la eminencia del gobierno neo salinista – peñista y hoy es visto como una de las grandes catástrofes en las finanzas públicas.

 

 

El conflicto magisterial que sacude a todo el país deslegitima la capacidad política del gobierno federal.

 

 

Desde Chiapas hasta Tijuana el movimiento de los maestros convierte las plazas, los parques, las carreteras, las casetas de peaje en escenarios de enfrentamiento y crispación social.

 

 

En este contexto caótico, el llamado “Pacto por México” se convierte en la única agarradera política de Enrique Peña Nieto.

 

 

Simplemente no tiene otra.

 

 

El país se le está deshaciendo en las manos.Y solo gobierna cuando se toma una fotografía con los líderes de los partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática.

 

 

Sólo con ese alfiler se está sosteniendo la endeble, la raquítica gobernabilidad peñista.

 

 

Y no hay indicios de que la situación vaya a mejorar.

 

 

En este escenario los protagonistas, los  grandes cabilderos del “Pacto por México” pueden negociar, mercadear, intercambiar favores políticos de gran calado.

 

 

La pregunta inevitable, forzosa, obligada para nosotros es ¿qué poblanos tienen la capacidad para colocarse como parte de los grandes cabilderos?

 

 

Sin duda el gobernador Rafael Moreno Valle fue ampliamente favorecido al ser nombrado como presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) y ello lo colocó en un papel de relevancia medular.

 

 

El otro poblano que tiene esa capacidad de cabildeo es el Senador de la República Miguel Barbosa Huerta.

 

 

Son los únicos dos poblanos que están jugando ajedrez en el tablero nacional.

 

 

Aun en medio de los roces normales que se dan entre Barbosa y Jesús Zambrano es claro que el tehuacanero sólo tiene que esperar a que su líder sufra el desgaste al que lo están sometiendo las fuerzas bejaranistas.

 

 

La izquierda mexicana, el Partido de la Revolución Democrática y sus derivaciones serán siempre el medio de los políticos antropófagos.

 

 

No necesitan que el PRI -sistema los destruya, tampoco requieren de los escuálidos y patéticos embates de la derecha representada por Acción Nacional.

 

 

La izquierda se despedaza sola.

 

 

Solo sobrevivirá aquel que mantenga un bajo perfil y que sepa negociar en los grandes cónclaves.

 

 

Y eso Barbosa lo sabe perfectamente.

 

 

Como siempre estamos a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.

 

 

 

 

 

 

 

 

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