Friday, 29 de March de 2024


+ El PAN en Puebla, ¿como el PRI? + “Olvidos” intencionados de Madero




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La estridencia de las denuncias de Gustavo Madero ha servido de cortina de humo para ocultar las trapacerías de panistas y neopanistas en las elecciones estatales de este año. En Puebla, por ejemplo, se prepara una elección de Estado por el gobernador neopanista.

La edición del lunes del periódico Reporte Índigo reveló la trama de las complicidades del gobernador expriísta-neopanista-neoperredista Rafael Moreno Valle en el manejo del presupuesto con contratos como relaciones de poder, sobre todo con el empresario Armando Prida, quien tiene una larga lista de demandas contra periodistas aunque todas ellas perdidas.

 

 

Dueño de imprentas, involucrado en operaciones fraudulentas, propietario de los periódicos Síntesis y contratista de gobiernos a través de obras sin licitación, Prida creó una especie de organización no gubernamental de defensa de la libertad de expresión, aunque le ha servido más para coartar la libertad de periodistas demandados que para alentar la crítica. Ese organismo, Fundación para la Libertad de Expresión, fue usada para promover la candidatura aliancista de Rafael Moreno Valle.

 

 

Las revelaciones de Índigo, por cierto, fueron acalladas en Puebla, lo que reveló el uso de las viejas prácticas priístas para control de daños como ocurría con gobernadores como Rubén Figueroa Lo más grave, en todo caso, fue el hecho de que el gobernador Moreno Valle se apropió del PAN, se convirtió en un interlocutor panista paralelo del gobierno peñista, colocó a ex priístas y gente de su gabinete como candidatos a alcaldes y diputados locales y está usando la maquinaria gubernamental para favorecer al PAN.

 

 

Puebla y Oaxaca, dos gobiernos ganados por ex priístas en alianzas PAN-PRD y apoyados por la chiquillería partidista, son ejemplos de cómo el PAN ha sido cómplice de los usos de las tácticas priístas para aumentar los controles de poder. De hecho, los gobiernos avalados por el PAN han logrado la restauración del modelo de sistema político priísta --partido, jefe del ejecutivo, gasto público y complicidad empresarial-- en situaciones peores que las denunciadas por madero y el dirigente perredista Jesús Zambrano en materia de gasto social.

 

 

El punto conflictivo se localiza en el hecho de que el PAN y el PRD conformaron alianza electorales pero sin un acuerdo previo de reforma política para reformular el sistema político priísta. Si todo gobierno de transición consolida los cambios con una permanencia corta en el poder porque la nueva alternancia consolida las reformas transicionales, en Oaxaca y Puebla hay una apropiación del poder y gobierna el estilo priísta pero con la franquicia PAN-PRD.

 

 

Los gobernadores aliancistas pusieron incondicionales en los organismos autónomos, sobre todo el electoral, al grado de que funcionan como si fueran las Comisiones Electorales del viejo régimen priísta. Por tanto, las elecciones afectan a la oposición --paradójicamente el PRI-- y le disminuyen las posibilidades de elecciones democráticas.

 

 

En Puebla, el candidato del PAN-PRD por la alcaldía de la capital es el secretario de Infraestructura del gabinete del gobernador Moreno Valle, luego del uso de la capacidad de propaganda gubernamental para posicionarlo públicamente. En Oaxaca, el candidato a alcalde capitalino por la alianza PAN-PRD es el regidor de desarrollo social del municipio, quien forjó su candidatura utilizando el gasto público entre los votantes. Obviamente en estos casos Madero y Zambrano han mirado hacia otro lado.

 

 

Las revelaciones de Índigo deben obligar a los presidentes del PAN y del PRD a explicar cómo es que un gobernador aliancista PAN-PRD utiliza los recursos públicos en complicidades del poder como si en Puebla gobernara el PRI con sus vicios y trampas. Ante la contundencia de los datos, Madero y Zambrano están obligados a explicar dentro o fuera del Pacto cómo es que avalan a un gobierno estatal y a candidatos que están reproduciendo los mecanismos de perversión de la política. Y si se añade que el gobernador de Puebla sigue siendo un activo del gordillismo, entonces Madero y Zambrano estarían perdiendo autoridad moral para sus denuncias estridentes en el Pacto contra el gasto social.

 

 

La derrota presidencial del PRI, luego de dos sexenios de neoliberalismo centralista, presentó al país el principal problema de una alternancia: el peligro de la balcanización política; pero sin iniciativas políticas para construir un sistema presidencial más eficaz pero también de nuevas formas de ejercicio de poder a nivel federal-estatal, los dos sexenios panistas profundizaron el modelo federal priísta de pequeños virreinatos.

 

 

Los gobiernos aliancistas no condujeron a la alternancia porque el PAN y el PRD a nivel de dirigencias nacionales excluyeron acuerdos de modernización política y abandonaron a los gobernadores aliancistas a su propia dinámica local. De ahí que el aliancismo pragmático no estableció una verdadera alternancia partidista a nivel estatal, ni menos aún prohijó la reforma del poder institucional. Hoy los gobiernos aliancistas son administraciones priístas sin PRI, aunque sí han arrastrado al PAN y al PRD a la reproducción de vicios sin virtudes del régimen priísta, consolidando liderazgos personalistas autoritarios.

 

 

De haber compromiso moral con la política, Madero estaría obligado a llamar a cuentas al gobernador poblano que ejerce el poder en nombre del PAN y que se ha apoderado de las estructuras del PAN estatal e introduciendo en el panismo las formas priístas de hacer política. Ahora que el PAN está hundiéndose en el pantano de un debate sobre ética de poder y sobre orígenes morales del partido, Madero está obligado a vigilar que los candidatos de su partido no repitan los vicios del PRI ni representen los intereses del gobernador en turno.

 

 

De ser congruente con su estridencia en, Madero debió prohibir que un funcionario municipal de desarrollo social --el de Oaxaca-- saltara a la candidatura a alcalde por las evidencias de uso de los programas sociales para forjarse su nominación y por el control de los padrones de beneficiarios que son votos.

 

 

Pero en realidad en el PAN y en el PRD no hay ética ni congruencia sino oportunismo.

 

 

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