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+ Cué, un problema político nacional + XXII desestabilizó otras entidades




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El gobernador oaxaqueño Gabino Cué Monteagudo se ha convertido en un problema político nacional. La falta de decisión para resolver el problema magisterial de la Sección XXII del SNTE se convirtió en foco de inestabilidad en el DF y en otras entidades de la república y en la política del gobierno federal.

Hasta ahora, la crisis magisterial con la movilización de la XXII ha contaminado ya a Chiapas, profundizó la lucha en Michoacán, ha inquietado a la IX del Distrito Federal, ya azuzó a los de Guerrero, Tabasco y Zacatecas y se ha convertido en un severo conflicto de cotidianeidad en el Distrito Federal con las marchas, plantones y agresiones.

 

 

Asimismo, el problema de la falta de gobernabilidad y capacidad del gobernador Cué también ha llegado a afectar la seguridad nacional por las alianzas de los maestros oaxaqueños con la guerrilla del EPR y ahora con los vándalos violentos autodenominados anarquistas y sus prácticas de violencia urbana de ruptura institucional.

 

 

La parálisis política del gobernador Cué ha permitido que el Programa de Transformación Educativa de Oaxaca (PTEO), que la XXII ya aplica en Oaxaca con el aval y el apoyo del gobierno estatal panista-perredista-aliancista, no sólo sea ajeno al programa oficial de la SEP federal sino que obedezca a la definición ideológica comunitaria, autogestionaria y comunal de la guerrilla del EPR.

 

 

El asunto de la guerrilla en la XXII es un foco rojo en intermitente; los dos comandantes eperristas presuntamente desaparecidos Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Cruz Sánchez participaron en los disturbios violentos de Oaxaca 2006 y aparecieron en videos de toma violenta de instalaciones públicas, junto, por cierto, a Lucía Morett, la mexicana encontrada en el campamento de las FARC en Colombia. Desde el conflicto del 2006, el EPR forma parte de la estructura de la dirigencia política de la XXII.

 

 

En reuniones entre gobernadores, el oaxaqueño Cué se ve como apestado, casi nadie habla con él, él mismo se ha volcado en sí mismo y aumentan los reclamos: la falta de solución al problema de la XXII en Oaxaca exportó el problema de la movilización hacia el DF y otras entidades de la república. Por tanto, Cué ya es visto como un problema político nacional.

 

 

En el escenario político oaxaqueño el problema también es de foco rojo. Cué malgastó con su pasividad y complicidad el bono democrático del 2010 y contaminó al PAN y PRD, sus aliados. Las elecciones de gobernador del 2016 incluirán a la XXII en la definición del candidato aliancista: la XXII buscará que el candidato aliancista refrende los compromisos de Cué por otro sexenio.

 

 

La queja de gobernadores y de autoridades del GDF radica en el hecho de que la incapacidad del gobernador Cué para encarar localmente el conflicto magisterial trasladó a los maestros a la capital de la república y logró la alianza con otras fuerzas: el SME, grupos urbanos, López Obrador y su movimiento en busca de partido. Hasta ahora, la XXII ha fracasado en su objetivo de construir una gran alianza social-popular.

 

 

En oficinas federales varios gobernadores con problemas magisteriales se han quejado de la falta de solución y energía del gobernador de Oaxaca hacia la XXII y no pocos hablan ya de complicidad de Cué con la XXII para reventar la reforma educativa de este año y hasta de una relación política formal de Cué con la estrategia de desestabilización de López Obrador. De ahí que Cué sea ya un problema político nacional. Y el reclamo se extiende al PRD y al PAN porque forman parte de la alianza que sostiene a Cué, además del EPR y los anarcos defeños.

 

 

Recuento: si hoy regresan a las aulas, los maestros de Oaxaca habrán acumulado cuarenta días escolares sin clases, el 20% del total del calendario.

 

 

 

 

 

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