Thursday, 28 de March de 2024


¿Por qué Banxico está vendiendo nuestro oro?




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  Hace dos años, Banco de México (Banxico) saltó al escenario de los bancos centrales que, desde 2009, se convirtieron en compradores netos de oro para diversificar sus reservas, fuera de las típicas divisas consideradas como tal: el dólar estadounidense, el euro, el yen, etc.  

Esto, al realizar una histórica compra de 100 toneladas del metal, en los primeros cuatro meses de 2011.

Dicha adquisición se hizo de una manera tan discreta, sin anuncios ni comunicado alguno de parte del Instituto Central, que parecía como si quisiera que nadie lo notase. En su momento, en este blog criticamos esa actitud del Banxico, al tiempo que reconocimos que se trataba de una de los pocas decisiones acertadas que había tomado, desde el inicio de la crisis global en 2008.

Más tarde sin embargo, gracias a Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, pudimos revelar aquí en 2012 que gran parte de ese mérito quedaba diluido, pues casi el total del oro que se supone forma parte de los activos de Reserva del Banxico (alrededor de 125 toneladas), es mexicano solo en el papel: más del 94% está en Londres, Inglaterra; 1% en Estados Unidos y menos del 5% en territorio nacional.

Hoy por desgracia, le traemos otra pésima noticia: Banco de México por razones que debería explicar, acumula ya cuando menos ocho meses vendiendo nuestro oro.

Esto según su propio Reporte sobre las Reservas Internacionales y la Liquidez en Moneda Extranjera, disponible en su portal de internet. Los datos ofrecidos a la fecha son a diciembre de 2012, lo que nos hace pensar en la probabilidad de que también en enero pasado, se pueda sumar un mes más de continuas ventas.

El saldo negativo acumulado en el periodo mayo-diciembre de 2012, es de cerca de 32 mil onzas troy, que a un precio promedio de 1,662.90 dólares por unidad (Londres PM Fix), nos da un total de 53.2 millones de dólares, aproximadamente.

Aunque puede parecer “poco” relevante el deshacerse de 32 mil onzas, llama la atención que ese número es casi el equivalente exacto de una tonelada de oro: 32,150.74 onzas. ¿Por qué y para qué elegir vender una tonelada en particular? La respuesta preocupa.

Y es que ese dato “menor”, cobra relevancia al plantearnos otra pregunta: ¿el metal vendido era parte de los pocos lingotes que se tienen en México, o de los que se supone están en el extranjero?

No podemos soslayar que de acuerdo al Banxico, de los 4.035 millones de onzas que se tenían en Reservas al mes de abril de 2012, “únicamente 194,539 onzas se ubicaban en territorio de los Estados Unidos Mexicanos.” Énfasis agregado.

En el caso de que el Banco Central hubiese vendido lingotes que se encontraban en sus bóvedas, estaríamos hablando que en cuestión de ocho meses, se habría deshecho de más del 16 por ciento del oro que tenía en sus manos. Una locura.

Sea ese el caso o no, en este espacio le he expresado que lo peor de la crisis aún está por venir, cuando la inevitable recaída se presente para empujar a la economía global hacia una nueva recesión.

De ahí que la permanencia de los “estímulos” monetarios de otros bancos centrales, los más influyentes del mundo, como la Reserva Federal de Estados Unidos, el de Banco de Inglaterra y el de Japón, por ejemplo, esté más que garantizada.

Esto significa que su compromiso por devaluar sus monedas, en lo que se conoce como “guerra de divisas”, implicará que otros Bancos e inversionistas de todos los niveles sigan buscando el refugio de valor que es el oro, para protegerse.

Lejos de dejar ir un activo de tal valía, Banco de México debería continuar con agresivas compras de lingotes, como las que se atrevió a hacer hace un par de años. Esperemos que enmiende su error.

Eso sí, demandando su entrega física. Alemania y Venezuela ya nos pusieron el ejemplo.

No olvidemos que en el ranking del Consejo Mundial del Oro (WGC, por sus siglas en inglés), estamos en la posición 29 con apenas el 4% de nuestras reservas en dicho metal.

La estrategia de Banxico de seguir acumulando solo dólares, probará en unos años haber sido equivocada, pues se sabe que la intención de nuestros vecinos del Norte es devaluarlos para ganar “competitividad”.

Ante ello, el Dr. Agustín Carstens debería retomar de una vez por todas, un liderazgo real que nos lleve, como en el cuento, por el seguro “camino amarillo” del oro, en vez del “camino verde” que, como todos los de su tipo, termina en el panteón de la historia del dinero ficticio.

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