Friday, 19 de April de 2024


Con el PRI, las apariencias engañan




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No todo es lo que parece, y menos al principio del gobierno de Enrique Peña Nieto. Hábiles como son en el arte de la simulación, los priistas en el gobierno federal han sabido manejar las circunstancias del país para aparentar gobernabilidad y buenos resultados al inicio del presente sexenio.  

 

Tenemos que aceptarlo: la estrategia de imagen y comunicación del gobierno priista fue generar, al menos en los albores de la administración, un contraste con respecto al gobierno de Felipe Calderón. Provocar los contrastes ha generado dividendos mediáticos para Peña Nieto, aunque la realidad sea otra cosa.

 

 

Se cumplen prácticamente dos meses del gobierno del mexiquense, el hombre que hizo regresar al PRI a la residencia oficial de Los Pinos. Las estadísticas oficiales hablan que durante el primer mes hubo mil 500 muertos en el ámbito del combate a la delincuencia. A este ritmo, al finalizar el primer año de la administración tricolor habría un número aproximado de 18 mil muertos, y si nos vamos a una proyección sexenal, estaríamos en el orden de 108 mil acaecidos. ¿Es irresponsable proyectar cifras de esta naturaleza? Quizá lo sea, pero mientras los panistas gobernamos el país, el PRI y la izquierda intolerante se mantuvieron dando cifras de esta índole para criticar la valiente lucha del presidente Felipe Calderón. Nos toca a nosotros enfatizar estos datos, no para criticar per se al gobierno priista —aunque tendríamos todo el derecho y hasta obligación de hacerlo como oposición que somos—, sino en el ejercicio de transparentar los datos que como éste, hoy no se mencionan mucho, o al menos no se hacen igual de públicos que en el pasado sexenio.

 

 

El gobierno de Peña Nieto aparenta mejores resultados y, como lo vemos en el contexto del párrafo anterior, no es así. La violencia se ha recrudecido. Los medios —algunos, no todos— ya no exponen el grado de violencia que vive el país. Mediáticamente, Peña Nieto da un giro a los últimos acontecimientos de la política nacional y promulga, casi de inmediato, la Ley de Víctimas, con el propósito preclaro de satisfacer las exigencias mediáticas y muy cuestionables del poeta Javier Sicilia, de quien por cierto no se conoce un solo poema importante. Un acto profundamente irresponsable publicar una legislación inoperante y en muchos ámbitos claramente inconstitucional: ése es el gobierno del PRI, el que prefiere el aplauso fácil y congraciarse con activistas como Sicilia.

 

 

La semana pasada aquí consignábamos que en materia de transparencia, las cosas tampoco marchan bien en el gobierno priista. Las mujeres del gabinete son las que menos ganan por su salario y ahora sabemos que desde el Congreso el PRI quiere reformar la ley en la materia para hacer del IFAI u organismo a modo. En los días aciagos de diciembre, el PRI aprovechó para operar desde la Secretaría de Hacienda y Crédito Público la condonación del ISR a estados y municipios deudores, lo cual también habla de irresponsabilidad. Los deslices verbales del presidente Peña Nieto son ya festín nacional, sobre todo en el espacio libre y democrático de las redes sociales. Se burlaban los priistas de Vicente Fox en cuanto a algunas declaraciones, con la diferencia de que el guanajuatense hablaba con conciencia y en tono claramente bromista —como en el episodio de las lavadoras de dos o cuatro patas— mientras que el priista a veces ni cuenta se da de sus errores y, si lo hace, se nota abrumado, apenado, avergonzado.

 

 

Mientras escribimos estas líneas llega a nuestro conocimiento la terrible noticia de la explosión en la torre de Pemex. Penoso acontecimiento donde, hasta antes de concluir la columna, hay confirmados 14 fallecidos y decenas de lesionados. Habrá que esperar el resultado de las investigaciones de las causas de la explosión, pero lo cierto es que el país no está tan controlado y estable como lo promueven los priistas. Ojalá la explosión no haya sido provocada. Volvió el EZLN y en Guerrero se están armando brigadas de defensacasi con el beneplácito del gobierno. La SCJN abre la caja de pandora de la impunidad aparentemente en connivencia con la estrategia mediática del gobierno federal. En fin, el país no mejora y las apariencias son las que sostienen la imagen de un gobierno lleno de errores pero también de simulaciones. Un gobierno, como ya sabíamos, casi de telenovela: la historia al principio es de paz y armonía, la trama luego es desgarradora y pretenden que el final sea feliz. Veremos.

 

 

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