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Ese protocolo que tú ves ahí, tan atento y arrogante, sólo sabe hacer sufrir




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Hace meses un cirujano del Sistema Estatal de Salud me comentó que los servicios médicos de Puebla entrarían en crisis burocrática no tardando. Y me lo dijo porque él ya sufría las consecuencias del papeleo, la firma y el sello. Por ejemplo, no podía iniciar una operación si no se lo autorizaba el área administrativa. Mi pregunta fue: ¿Y si el paciente llega grave, en riesgo de muerte y urgido de ser intervenido? Su respuesta fue insensible: ¡No importa, el protocolo médico y administrativoes el protocolo y debe seguirse al pie de la letra!

Por eso hoy que leo las declaraciones del secretario de salud, Roberto Rivero, a propósito de la mujer que parió en la sala de espera del Hospital de la Mujer de Tehuacán, me viene al recuerdo la advertencia de mi amigo cirujano acerca del citado protocolo yque por supuesto no coincide en nada con la justificante del secretario de salud. Veamos. Él dice que lo que pasó pasó por no seguir el protocolo médico y administrativo, y yo le pregunto: ¿No habrá sido lo opuesto? Es decir, por haberlo seguido a pie juntillas.

 

 

Revisemos el caso. María del Carmen llegó al Hospital de la Mujer para que la atendieran a las 2 de la tarde. Hizo antesala. Sufrió dolores. Desde que llegó llegó con contracciones y pese a ello la recepcionista la sometió para que esperara su turno con todo y que el padre de María del Carmen, Juan Oseguera, exigió que la pasaran a urgencias por la situación que enfrentaba.

 

 

Dos horas después, a las 4 pm, María del Carmen alumbró a su bebé en el frío piso de la sala de espera. Igual que como ocurre con los policías en situaciones de emergencia los médicos y enfermeras llegaron cuando todo había pasado y el niño ya estaba afuera del vientre materno. ¿Fue el protocolo médico y administrativo? ¿Fue la instrucción del director del hospital de atender a los pacientes conforme van llegando sin importar la gravedad del asunto? ¿Fue la insensibilidad de la recepcionista? ¿O fueron las tres cosas juntas?

 

 

Como suele ocurrir en este tipo de casos el hilo se rompió por lo más delgado, cesaron, un rayo partió, fulminaron al director del Hospital de la Mujer de Tehuacán, José Hassan Challini, para amainar las críticas. Es lógico. Pero, ¿y si el protocolo médico y administrativo fue el verdadero responsable? Se entiende pues que resulta más fácil despedir a una persona que aceptar públicamente que el protocolo de los servicios médicos de Puebla es un verdadero fiasco, un error, una basura, un grillete burocrático que impide a médicos, recepcionistas y enfermeras atender oportunamente al paciente en situación de emergencia.

 

 

Después del niño ahogado ojalá y tapen el pozo. Y si el famoso protocolo evidenció con María del Carmen que no funciona, pues que lo tiren a la basura, que lo quemen, porque una atención médica pronta y expedita salva vidas. Los médicos lo saben mejor que nosotros, la vida y la muerte dependen en gran medida del reloj y de las manos en que caemos.

 

 

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