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Puebla, zona de guerra




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Decían los grandes estrategas de la historia antigua que la paz se construye a partir de la guerra. Alejandro Magno y Aníbal pudieron equivocarse en la afirmación, démosle el beneficio de la duda, sin embargo Puebla tendrá este año la oportunidad de verificar si estos dos personajes se equivocaron o estuvieron en lo cierto.  

 

La consumación de la sociedad PAN, PRD, Nueva Alianza y Compromiso por Puebla llevará implícito el mensaje de que Rafael Moreno Valle y Enrique Peña Nieto no se pusieron de acuerdo en quién de los dos tendría que ser ser el propietario del territorio poblano. Y es común, si no hubo entendimiento las hostilidades se convierten en alternativa. Suele ocurrir hasta en las familias.

 

 

La armonía y el conflicto son consecuencia uno del otro, coinciden los filósofos. Lo terrible del caso es que el resultado arroja, irremediablemente, el estatus de vencedor y vencido en direcciones muchas veces inesperadas. Asignar un estatus a cualquiera de los involucrados, basándonos en el pronóstico del que me caiga peor, es infantil si tomamos en cuenta que cualquiera de ellos tiene por destino la oportunidad de ganar.

 

 

Indicios de que la guerra podría ocurrir los hubo. En los últimos meses vimos un PRI estatal crítico e incluso agresivo contra el gobernador. Pero lo que ocurrió el viernes con las declaraciones entronas y furibundas de Cesar Camacho Quirós hacen elocuente los tiempos de violencia electoral que se avecinan.

 

 

¿Qué pudo ocurrir para convertir a Puebla en zona de guerra? ¿Qué persona de talla nacional fue factor? ¿Quién quiso abusar y el otro no se dejó? ¿Quién pidió Puebla capital y no fue aceptado? Resulta evidente que uno de los dos, Peña Nieto o Moreno Valle, intentó quedarse con el botín más grande de la elección que viene y al otro no le pareció.

 

 

También es obvio que la respuesta del mandatario estatal fue la complicidad reeditada principalmente del PAN y PRD. El anexo de Nueva Alianza y Compromiso por Puebla la verdad son minucias, simples cacahuates. Considerar que Elba Esther Gordillo pudo jugar un papel importante en todo esto es clave. La maestra trae pleito con el gobierno peñanietista y su pleito se antoja transferible.

 

 

Si la guerra es guerra, como parece, los partidos políticos están forzados a competir con sus mejores hombres; y en ese escenario hostil y violento, sólo caben dos aspirantes del PRI para luchar por la ciudad de Puebla: Enrique Doger y Enrique Agüera, los demás que me disculpen. Y lo mismo para el gobernador, él único que podría ganarle la capital es Tony Gali, los otros que me dispensen no dan ni el peso ni la talla.

 

 

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