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La Torre de Babel y los dos grupos priistas




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En el sufrido PRI poblano las voces susurran cosas descabelladas pero interesantes. Por ejemplo, dicen que la próxima dirigencia estatal del partido bien puede repartirse en dos únicos grupos políticos, y no en todos como ocurre en la actualidad, ¿por qué y para qué?, bueno, pues para que en La torre de babel (que es en lo que está convertido) se hablen sólo dos idiomas y no un titipuchal como es el caso.

El romanticismo es de aplaudirse, incluso parece poético por el tono que le impregnan y la letra al estilo Julio Jaramillo que lleva impresa con tinta sangre del corazón, porque en ese supuesto el CEN tendría perfectamente identificado en los futuros comicios al que sudó la playera, al que jaló la carreta y al que le hizo de chivo los tamales, y no como ahora que no atinan a comprender quiénes son los leales y quiénes los enemigos íntimos.

Los priistas podrían explicarlo mejor pero conformémonos con saber que en el Comité Directivo Estatal todos los grupos tienen carteras: el dogerismo, el zavalismo, el moralismo, el blanquismo, el lastirismo, el marinismo, en fin, todos tienen a uno de los suyos incrustado en un puesto, incluyendo al “viene viene”,lo que quiere decir que les dieron un pedacito de cielo para tenerlos si no contentos sí tranquilos.

El sabio salomón no lo habría hecho mejor, si viviera claro, elegiría a dos de los grupos ya mencionados, por sorteo, volado, juego indio o simplemente por sus pistolas, y a los demás los mandaría tan lejos como uno se imagine. ¿Quiénes serían los elegidos? ¿Y quiénes los rechazadossi llegase a tomarse tan durísima decisión?

En los últimos meses hemos venido escuchando el presunto castigo a los traidores, que si Doger, que si Zavala, que si Melquiades, pero siendo realistas en cada caso en particular o en lo general se antoja difícil que el CEN lo haga, puro cuento, y si no lo hace resulta complicado que igualmente le entregue las llaves del partido a dos solitarios grupos.

La idea no es buena, es buenísima, entenderse con dos en lugar de entenderse con tanta tribu (ya hasta parecen perredistas) sería lo idóneo, sin embargo no deja de ser una serenata bajo el balcón, una rosa en la solapa, un pañuelo perfumado, un idilio de lo que debería de ser siendo exactamente lo contrario, un infierno, una cena de negros, un rosario de Amozoc, un desgarriate.

Atreverse a adivinar qué grupos sí y cuáles no son considerados para tal fin es riesgoso, tanto como decir quiénes son susceptibles de castigo por traidores y quiénes no, lo que habría que ponderar es que cuando un partido no sabe cómo corregir un desperfecto (como en el caso del priismo poblano) es susceptible de analizar todas las soluciones posibles por muy románticas que resulten.

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