Friday, 29 de March de 2024


¿Por qué la Ruedota es el símbolo del morenovallismo?




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La Estrellade Puebla, también conocida con el nombre menos rimbombante de la Ruedota de la Fortuna, es el símbolo del morenovallismo. Cristaliza lo mejor del régimen pero también lo peor. Son las dos caras de una misma moneda

La Estrellade Puebla ya tiene competencia oficial. A partir de hoy comenzará a girar la Noria Gigantede Guadalajara, situada en un centro comercial de la avenida Vallarta en la perla de occidente, y su padrino no será otro que el gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval. Ambos proyectos se venden igual, pero no podrían ser más diferentes. Disputan el título de “La Rueda de la Fortuna más alta de América Latina”. Pero no son comparables a partir del costo del proyecto y del origen de los recursos.

 

 

Mientras que la Estrella de Puebla obtiene un financiamiento público de 400 millones de pesos, la Ruedota Tapatíacostó apenas 160 millones, es financiada por el Grupo Divertido y Pepsi Co. El gobierno poblano entregó el proyecto de forma opaca, y se calcula que será pagadero en 25 años a unos empresarios igual de opacos a través de un PPS.

 

 

 Los inversionistas privados de la de Guadalajara tienen previsto recuperar en dos años su inversión, y después moverla a otro lado del país. La de allá mide 60 metros, es de fabricante holandés, y los empresarios presumen que se trata de una réplica exacta de la que se encuentra en la Jardínde las Tullerías en París. La de acá es alemana, mide 80 metros certificados por Récord Guinness.

 

 

En Guadalajara costará subirse entre 70 y 90 pesos, dependiendo día y hora, mientras que en Puebla, como es subsidiada por el gobierno, apenas cuesta 30 pesitos e incluso la primera semana es gratis para darle pan y circo al pueblo. Allá tardó 20 días en instalarse. Acá dio tumbos de Los Fuertes al Paseo Bravo, al CENHCH, y finalmente a un camellón de Angelópolis, por lo que tuvieron que inventarse un proyecto ecológico del Parque Lineal que elevó los costos.

 

 

Finalmente, dicen en Guadalajara y Puebla, sus Ruedotas de la Fortuna servirán para incentivar el turismo. Pero a la luz de tantos datos que evidencian las contradicciones entre un proyecto y otro, ¿quién hizo un buen negocio con las Norias Gigantes que ya compiten por el mercado de los paseos elevados?

 

 

La Estrellade Puebla, también conocida con el nombre menos rimbombante de la Ruedota de la Fortuna, es el símbolo del morenovallismo. Cristaliza lo mejor del régimen pero también lo peor. Son las dos caras de una misma moneda. De un lado la vocación innovadora, el deseo de hacer las cosas diferentes, aplicar nuevas recetas para hacer crecer la economía, los empleos, la vocación turística del estado. En suma, de ponernos a competir con otras entidades y mitigar rezagos que desde hace dos décadas nos dejaron atrás respecto de metrópolis modernas como Monterrey, Guadalajara, León. El morenovallismo es una vanguardia por más estrafalario que a veces parezca.

 

 

Pero el otro lado de la moneda también es cristalizado en la Estrella de Puebla: una vocación autoritaria, un gobierno que no quiere dialogar, ni explicar, ni transparentar. Un gobierno que conoce su verdad y no está dispuesta a negociarla. Que usa y dispone de los recursos públicos de la forma que mejor le parece con base en sus proyectos de políticas públicas, pero que no negocia. Que solamente la presión de las elecciones modificó la decisión de colocarla en el CENHCH, pero que basado en el apoyo electoral recibido en los comicios, refuerza la creencia en su verdad absoluta.

 

 

La Estrellade Puebla, hoy, es un éxito porque los poblanos, adictos a lo pasajero de la moda, quieren subir con desesperación a la Ruedota. Lanueva atracción recibe la bendición de sus primeros usuarios. Ya después podrá hacerse la evaluación para ver si en verdad, como es su objetivo, se logró que la estancia de los turistas en la capital se eleve a dos noches mínimo, y no a una como actualmente sucede. Lo peor es no hacer nada, dicen los funcionarios que son sus primeros promotores.

 

 

Digo que la Estrella de Puebla es un éxito hoy, pero ¿y mañana? El Proyecto de Prestación de Servicios (PPS) fue pactado a 25 años. Con una admisión de 30 pesos y una proyección de un millón de visitantes al año, pasarán 13 años para que la inversión sea recuperada, a diferencia de la Rueda Tapatía, que prevé hacerlo en dos años.

 

 

Y ahí viene el dilema: con unos poblanos amantes de la moda pasajera, ¿alguien cree que en tres años habrá desesperación por subirse a la Ruedota? ¿Qué pasará entonces? ¿Se convertirá en un artilugio arrumbado, un armatoste inservible, un estorbo, por el que el gobierno seguirá pagando los siguientes 20 años? ¿Quién es el beneficiario real de lo que parece una ocurrencia sexenal?

 

 

Pero no es una ocurrencia: Puebla necesita más ideas estrafalarias, que sumados a políticas consistencias, nos haga competir con otros destinos turísticos. Está probado que el Centro Histórico, nuestras iglesias y gastronomía, así como la denominación de Patrimonio Histórico, no son suficientes para competir con otras urbes. Y en esa lógica Moreno Valle pelea por el teleférico, el nuevo espectáculo de luz y sonido en Los Fuertes, el Museo Internacional Barroco y la Ruedota. Supelea es por dar razones a los turistas para venir a Puebla. ¿Alguien tiene otras ideas, aunque sean disparatadas?

 

 

El morenovallismo ya tiene un símbolo. Ellos mismos lo eligieron. Por tanto, de ellos depende que la Ruedotano sea un nuevo Valle Fantástico para el próximo sexenio: el mejor lugar para pegar y exhibir lo peor de un sexenio que prometió una nueva Puebla.

 

 

 

 

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