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Más dinero para Puebla, sí; más dinero para RMV, no: la consigna de Lastiri




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Lastiri y el oficial Mayor de Gobernación, Jorge Márquez, defienden en instancias superiores la tesis de que no debe fortalecerse a Moreno Valle con más dinero. Que cualquiera que sea el incremento final en el presupuesto, ese dinero debe ser ejercido y controlado por las delegaciones federales para acotar el margen de maniobra del régimen rumbo a 2015 y 2016

En la nueva versión del federalismo que no es otra cosa que un centralismo recargado, los gobernadores y Poderes regionales no tienen derecho de audiencia en la Cámara de Diputados a diferencia de lo ocurrido en los dos sexenios presidenciales del PAN. La orden directa es de Luis Videgaray, poderosísimo secretario de Hacienda que hundió la economía mexicana en 2013: se acabó la pasarela de mandatarios estatales, presidentes municipales y rectores de universidades públicas que acudían a la Comisión de Presupuesto a exponer sus proyectos y buscar reasignaciones del Presupuesto Federal que nunca eran mayores al 5 por ciento del monto total. Según confirmó José Luis Márquez, secretario de esa comisión, no habrá cabildeo por los recursos porque las prioridades son los proyectos planteados por Enrique Peña Nieto en su campaña. Los demás, que se jodan.

 

 

Esa, y no otra, es la razón de que hasta el momento ni Rafael Moreno Valle, ni ningún otro gobernador, hayan asistido a San Lázaro a lo que fue un tradicional peregrinaje en busca de recursos entre 2006 y 2012. Por esa misma razón Antonio Gali Fayad tuvo que reunirse con la bancada de diputados panistas en un Holiday Inn del Viaducto, y no en algún salón de juntas de la Cámara de Diputados. Razón última para que esta noche se lleve a cabo una cena en Casa Puebla a la que asistirán los 14 diputados federales del PRI y cinco del PAN para analizar la carpeta de proyectos tanto del gobierno estatal como del municipal electo de Tony Gali. El objetivo es que sean esos 19 legisladores federales los que busquen reasignaciones presupuestales.

 

 

Desde la presentación del Proyecto de Presupuesto 2014 las asignaciones para las finanzas poblanas, a excepción de la BUAP, no traían buena cara. Luego de varios años de buenos incrementos, para el próximo año sólo se proyectó un crecimiento austero cercano a la inflación, entre 3.5 y 4 por ciento pese a la millonada que el gobierno federal recibirá con el incremento de impuestos y deuda contenidos en la Reforma Hacendaria. Pero de cara al límite constitucional del 15 de noviembre hay más optimismo y el gobernador cree que podrían alcanzarse los 69 mil millones, es decir, 6 mil 500 más respecto de 2013, aunque sí se llega a los 67 mil se darían por bien servidos.

 

 

Pero hay dos problemas: ¿cómo se van a etiquetar esos aumentos? ¿Quién los va a ejercer?

 

 

En su imparable ofensiva contra el gobierno morenovallista, Juan Carlos Lastiri y el oficial Mayor de Gobernación, Jorge Márquez, defienden en instancias superiores la tesis de que no debe fortalecerse a Moreno Valle con más dinero. Que cualquiera que sea el incremento final en el presupuesto, ese dinero debe ser ejercido y controlado por las delegaciones federales para acotar el margen de maniobra del régimen rumbo al 2015 y al 2016, y por supuesto, del proyecto presidencial del gobernador en 2018. Más dinero para Puebla, sí, pero no más dinero para Moreno Valle, es su consigna.

 

 

Es difícil determinar el impacto de la tesis lastirista en las altas esferas del gobierno federal. En cualquier caso, los diputados federales de Puebla pueden ser los únicos que cabildeen a favor de la administración morenovallista. Pero hay diferencia de opiniones: muchos de los diputados federales poblanos andan molestos con el gobernador. Primero porque nunca los convocó a preparar el PEF 2014, pero la verdadera razón es que dicen que pese a las numerosas invitaciones a arranques e inauguración de obras, en realidad no los pelan a la hora de proponer proyectos prioritarios.

 

 

Los diputados federales quieren su cuota: una bolsa de 700 millones de pesos para sus proyectos regionales, que cada uno de los 20 diputados federales de Puebla —la furibunda Roxana Luna Porquillo no irá a Casa Puebla, pero sí aceptará el dinero— les tocaría en promedio 35 millones para aplicar en sus distritos o con clientelas específicas. No será raro, pues, que en la cena de Casa Puebla, además de las carpetas de proyectos del propio gobierno estatal, los legisladores federales lleven las suyas propias para ser incorporadas.

 

 

El mejor aliado del gobierno estatal para derrumbar la tesis lastirista es José Luis Márquez, a quien no le convence la idea de fortalecer a su paisano zacatleco dándole más dinero a las delegaciones federales que se vanagloria a controlar. Su propio axioma sería: más dinero para Puebla sí, para Lastiri, no.

 

 

Rara versión del federalismode Peña Nieto y Luis Videgaray, quienes se encumbraron a partir de liderar el bloque de gobernadores priistas y controlar las asignaciones del dinero federal cuando el ahora secretario de Hacienda era el presidente de la Comisión de Presupuesto en San Lázaro: su pastoreo permitió que el Estado de México recibiera fondos multimillonarios con los que se construyó la plataforma presidencial. Quizá porque el que las hace, no las permite, el dúo Peña-Videgaray ha decidido cerrar a los gobernadores esa vía de acceso al poder.

 

 

A partir de hoy quedan cuatro días para aprobar el Presupuesto Federal. Con un deadline a más tardar el viernes, el gobernador Moreno Valle cabildeará como nunca antes en la historia; Roberto Moya acelerará su presencia en la Secretaría de Hacienda y los diputados federales harán lo suyo. No es que el dinero sea el instrumento principal de la política, pero cómo se le parece.

 

 

 

 

 

 

 

 

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