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La #ReformaEnergética es el fracaso común de los mexicanos. Nadie se salva




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En el centro de la escena, una sociedad que no supo defender su proyecto de Nación. Que otra vez está dispuesta a reeditar lo que hemos sido la mayor parte de nuestra existencia, una colonia para la depredación de las sociedades desarrolladas. Tuvimos petróleo, electricidad, soberanía energética, pero no supimos administrarnos. Mejor entregárselo otra vez a los gringos, porque ellos sí saben cómo hacerlo

Una y otra vez Manuel Bartlett sube a latribuna del Senado con sus 77 años a cuestas para, como el Cid Campeador, librar su última batalla en las horas aciagas de la Nación. En el ocaso de su longevidad política, no le tiembla la voz para calificar a Enrique Peña Nieto como un “traidor a la patria”. Es el momento de su expiación después de una vida de pecador.

 

 

Una y otra vez, Javier Lozano Alarcón se burla del ex gobernador en Twitter, su arena personal, pues pese a su convicción interior por la #ReformaEnergética, no se atreve a subir a tribuna a defenderla para que en el Diario de los Debates no quede constancia de su apoyo. Pero con su voto es suficiente para el juicio del futuro.

 

 

Una y otra vez, fiel a su naturaleza política, Blanca Alcalá se escurre para tratar de minimizar el costo electoral de alienarse a la elite entreguista. Pero es demasiado tarde: su voz ya sonó en la discusión en comisiones. No es cómplice, sino perpetradora del delito de traición a la patria.

 

 

En algún punto desconocido de México, López Obrador convalece del ataque cardiaco que sufrió la semana anterior y que, si no lo mandó al camposanto, lo sacó de la batalla para la que se había preparado toda la vida. Su ausencia del debate, de la arenga en el cerco al Senado, desmoralizó a la izquierda y demostró que no hay otro líder social con su arrastre y credibilidad. ¡Qué falta le hace a México! ¿Quién podrá sustituirlo?

 

 

En algún lugar de Johannesburgo, Enrique Peña Nieto respira aliviado. El funeral de Mandela le dio pretexto para poner pies en polvorosa y huir de la conmoción social provocada por la #ReformaEnergética. La Historia lo alcanzará allá donde vaya. Lo marcará como el presidente que canceló el proyecto de México como nación autónoma política y económicamente.

 

 

El hijo del Tata reaparece en el momento en que la herencia del General Cárdenas se derrumba. Califica la #ReformaEnergética como un regreso a las leyes del Porfiriato. Su reaparición, sin embargo, es tardía. Traicionó su momento histórico, cuando lleno de mezquindad, le negó su apoyo a López Obrador en 2006. Otro gallo hubiera cantado si la izquierda hubiera llegado al poder. Pero el hubiera es un verbo que no existe.

 

 

En muchos lugares del país, los priistas de base reclaman con impotencia la traición de su cúpula. Pero no se atreven a disentir aunque olisquean el costo que habrán de pagar por la ola privatizadora, muy semejante a la de finales de los 90: el desalojo del poder. La cultura de la línea, la pirámide, sigue imperando.

 

 

Ahí, fijo, en su escaño, Carlos Romero Deschamps no sabe si irse, quedarse, votar a favor u organizar a su sindicato en defensa de sus fuentes de empleo. Sabe que el desmantelamiento de Pemex, su expulsión del Consejo de Administración, la llegada de nuevas empresas, la constitución de nuevos sindicatos, es la hora final de su gremio luego de décadas de expoliar a la paraestatal.

 

 

En la sede nacional del PAN festejan: nacieron como partido político para luchar contra la herencia de Cárdenas. Poco más de 70 años después de una brega paciente han cumplido su misión histórica: se acabó el nacionalismo, el ejido, la educación pública es un desastre. La joya de la corona es la privatización del sector energético. Manuel Gómez Morín y sus secuaces pueden descansar en paz. La contrarrevolución triunfó.

 

 

Pocos, muy pocos mexicanos, siguen con atención el debate de la Reforma Energética. Una mayoría desorganizada sigue las preocupaciones de la vida diaria. La final del futbol mexicano. La comedia de Televisa. La cena de Navidad. Por eso es que una minoría organizada nos trae jodidos. Cuando se acaben los subsidios a gasolinas y electricidad, lleguen los primeros aumentos, volverán a mentar madres. Pero tras el Mundial 2014 nuevamente sufragará por el PRIAN. Es la historia de siempre.

 

 

En el centro de la escena, una sociedad que no supo defender su proyecto de Nación. Que otra vez está dispuesta a reeditar lo que hemos sido la mayor parte de nuestra existencia, una colonia para la depredación de las sociedades desarrolladas. Tuvimos petróleo, electricidad, soberanía energética, pero no supimos administrarnos. Mejor entregárselo otra vez a los gringos, porque ellos sí saben cómo hacerlo.

 

 

En nuestro breve sueño de independencia y autonomía, alguna vez Estados Unidos tuvo que invadirnos para lograr sus propósitos. Ahora no movieron un soldado ni dispararon una bala. Bastó colocar en la elite política a sujetos ignorantes de su historia, sin amor por su país, entreguistas y vendepatrias. En ese linaje se encuentran Blanca Alcalá, Javier Lozano Alarcón y Lucero Saldaña. No lo vamos a olvidar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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