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La sospechosa candidatura y la más sospechosa constancia de no inhabilitación




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El misterio, pues, está abierto a la polémica que se incrementará cuando Álvaro Alatriste se registre en el Comité Municipal de Tehuacán como candidato, y entonces el IEE pueda negarlo si se trata de una burda falsificación. En caso contrario, la coalición “Puebla Unida” lo impugnará y el caso terminará hasta el TEPJF

Cuando Álvaro Alatriste se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un “Mostro” de la política tehuacanera. Después de un gobierno municipal desastroso en el trienio 2002-2005, fue inhabilitado por la Comisión Inspectora por un periodo seis años y seis meses. El exedil del segundo municipio más importante del estado se amparó contra la determinación del Congreso local, pero la justicia federal no le dio la razón. Inmediatamente, el Congreso notificó a la Contraloría para inscribirlo en el padrón de funcionarios inhabilitados, suspensión cuyo vencimiento se fijó para septiembre de 2013.

 

 

En esas estábamos cuando, ¡oh sorpresa!, “El Mostro” de la política tehuacanera se hizo de una carta de no inhabilitación, se la presentó al delegado Moreno Peña y a Pablo Fernández, los convenció de que no debe nada a la justicia poblana y se convirtió en el candidato tricolor a alcalde de Tehuacán con el aval de todos los sectores según los pronunciamientos de ayer.

 

 

¿Y cómo diablos le hizo Álvaro Alastriste para conseguir una carta de no inhabilitación, de esas que entrega la Contraloría estatal y que son requisito indispensable para conseguir trabajo en el gobierno, y además para ser candidato a un puesto de elección popular?

 

 

El misterio de la inhabilitación de Álvaro Alatriste, inevitablemente, marcará la contienda por la alcaldía en Tehuacán. Y es que todas las instituciones, desde la Auditoría Superior del Estado, pasando por la Comisión Inspectora y terminando en la Contraloría, tienen la misma opinión: la suspensión al exedil termina en septiembre, y por tanto, no puede postularse. El problema es que no terminan de ponerse de acuerdo en cómo enfrentar el dilema.

 

 

Vamos por partes.

 

 

Toca a la Contraloría llevar el registro de funcionarios inhabilitados, ya sea por la misma dependencia, por las contralorías municipales o por el propio Congreso local. Por eso es que la Contraloría, antes Sedecap, dirigida hasta el viernes por Patricia Leal y ahora en manos provisionales de Eugenio Moral, le corresponde emitir las constancias de no inhabilitación. ¿Cómo es que pudieron entregársela al “Mostro” tehuacanero? Hay tres hipótesis.

 

 

1. Álvaro Alatriste, de plano, falsificó o trucó una constancia de la Contraloría, le puso su nombre, y con ese trucaje engañó a los dirigentes del PRI para hacerse de la candidatura a la alcaldía de Tehuacán. De confirmarse, hasta la cárcel irá a parar por tratarse del delito de falsificación de documentos oficiales.

 

 

2. Álvaro Alatriste alteró sus generales de tal forma que al solicitar la constancia de no inhabilitación en la Contraloría, su nombre no apareció en el registro computarizado y por ello la dependencia la emitió.

 

 

3. La inhabilitación de Álvaro Alatriste, luego de perder el juicio de amparo, no fue inscrita en el registro de la Contraloría pese a la notificación del Congreso local, de tal manera que nunca quedó registrada su suspensión en el servicio público. Por ello, sin registro de por medio, la Contraloría a cargo de Patricia Leal emitió la carta.

 

 

La última hipótesis es, sin duda, la más preocupante porque entraña un manoseo increíble de las instituciones encargadas de velar por la rendición de cuentas. Pero ya no causa sorpresa si descubrimos cuál es el contralor que habría actuado omisamente al no registrar la inhabilitación de Alatriste: el tristemente célebre Cantinflitas, Víctor Manuel Sánchez Ruiz, empleado incondicional de Mario Marín.

 

 

¿Está el “Góber precioso” detrás de la postulación de Álvaro Alatriste?

 

 

El misterio, pues, está abierto a la polémica que se incrementará cuando Álvaro Alatriste se registre en el Comité Municipal de Tehuacán como candidato, y entonces el IEE pueda negarlo, si se trata de una burda falsificación. En caso contrario, la coalición “Puebla Unida” lo impugnará y el caso terminará hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

 

 

El PRI, pues juega con fuego a mi parecer de forma innecesaria: pueden quedarse sin candidato en Tehuacán a mitad de la campaña o cuando esté a punto de finalizar. De cualquier forma, el eje de la batalla electoral será precisamente las causas de la inhabilitación, reactivará en la memoria de los tehuacaneros el pésimo gobierno que realizó entre 2002 y 2005. En verdad, no sé si su posicionamiento sea tan contundente y la probabilidad de victoria tan alta, que valga la pena, en el mejor de los casos, de una campaña atropellada. Y en el peor, de una campaña sin candidato.

 

 

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