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Peña llega en el peor momento del Pacto por México




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El PRI, a su vez, no tiene mucho éxito con sus programas desde Solidaridad de Salinas, y la Cruzada Nacional contra el Hambre tiene la misma vertiente: comités municipales con capacidad de decisión, concentración de beneficios y padrones, una nueva estructura de pobres leales al tricolor

Puebla abandona hoy el deshonroso club de las pocas entidades federativas que Enrique Peña Nieto no se ha dignado a visitar en sus casi cinco meses en el poder. Pero el Presidente viene de pisa y corre, sin muchas ganas de permanecer en la entidad, asistir a inauguraciones de obras o interactuar con la clase política. Los mal pensados verán en su prisa otra señal ominosa hacia el gobernador Moreno Valle. Pero la verdad es que el mexiquense tiene sus propias cuitas: necesita huir de la tormenta provocada por el Hambregate, así como la inminente ruptura del Pacto por México. Su avión presidencial lo espera para trasladarlo a una gira de dos días por Perú, donde alejado del ajetreo mediático, ganará tiempo para pensar en cómo enfrentar el endurecimiento del PAN y del PRD, así como la unánime petición de la cabeza de Rosario Robles al frente de la Sedesol.

 

 

El mexiquense fue nuevamente fiel a su estilo personal de gobernador: el gazapo propio. El manejo del Hambregate fue una cachetada de desdén a las acusaciones del PAN y a su solicitud de poner en orden al gobernador de Veracruz y a la secretaria de Desarrollo Social. Hubiera sido muy sencillo recurrir a los lugares comunes del poder: vamos a hacer que caiga todo el peso de la ley sobre los involucrados. Luego una investigación que no llegara a nada. En vez de eso, apostó por la defensa frontal de Chayito y por tirar a locos a los panistas.

 

 

Un error inexplicable del Presidente durante su discurso en Chiapas: “Rosario no te preocupes, hay que aguantar, porque han empezado las críticas, han empezado las descalificaciones de aquellos a quienes ocupa y preocupa la política…Que sigan aquellos criticando las acciones, porque a otros los ocupan las elecciones; a nosotros nos ocupa y nos compromete acabar con el hambre de México”.

 

 

Lejos de apaciguar el Hambregate, sus declaraciones en Chiapas avivaron el fuego. Le dieron la razón a los radicales del PAN, quienes ya tenían contra las cuerdas a Gustavo Madero por su colaboracionismo con el gobierno federal. Y le dio timing a la izquierda, que no encontraba cómo lanzarse contra su ex aliada Rosario Robles. Total, ambos firmantes del Pacto por México han suspendido su participación en el pacto, irán juntos al juicio político en San Lázaro y el Senado llamó a comparecer a Rosario Robles, quien hoy por la tarde deberá explicar sus designaciones en las delegaciones de la Sedesol, entre ellos la de Víctor Manuel Vega Rayet, ex dirigente estatal del tricolor en 2006.

 

 

Peña Nieto sostuvo a Rosario, así como al modelo de programas sociales que le ayudarán a ganar las elecciones de 2013. Pero el costo fue muy alto: el Pacto por México. Hoy por la mañana, por ejemplo, PAN y PRD ya no estarán en la presentación de las reformas al sistema financiero para incentivar el crédito a las Pymes. Lucirá, sí, Videgaray y todos los peñanietistas, pero ya no habrá marco para un pacto con el que Peña Nieto se ganó todos los elogios de la prensa internacional.

 

 

Precisamente Peña Nieto viene a Puebla a presidir el foro en materia de política social, irónicamente justo cuando PAN y PRD han puesto en el ojo del huracán todas las estructuras de los programas sociales, incluido el nombramiento de las delegaciones. Por supuesto que todos los gobierno, emanados de todos los partidos, han hecho de los programas sociales su botín para lucrar electoralmente con la pobreza. Con mayor o menor éxito todos lo hacen. El PAN muy mal porque nunca logró capitalizar sus programas, e incluso una titular de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota, se fue al tercer lugar. Vaya, no ganaron lealtades.

 

 

El PRD ha afinado sus métodos, especialmente en el Distrito Federal, no en balde Miguel Ángel Mancera le puso un alto a Rosario Robles, y de momento no habrá Cruzada Nacional contra el Hambre en la capital del país.

 

 

El PRI, a su vez, no tiene mucho éxito con sus programas desde Solidaridad de Salinas, y la Cruzada Nacional contra el Hambre tiene la misma vertiente: comités municipales con capacidad de decisión, concentración de beneficios y padrones, una nueva estructura de pobres leales al tricolor. Y la cruzada iba muy bien, hasta que le estalló en las manos a Rosario Robles, y en su defensa, el Presidente puso en la picota el Pacto por México.

 

 

Será interesante la postura a asumir por el gobernador Moreno Valle, quien espera con ansia esta visita desde hace semanas. La relación con el gobierno federal se ha normalizado, aunque hasta ayer, Puebla pertenecía con Oaxaca, Tamaulipas, Sonora, Baja California y Campeche al “selecto” grupo de entidades a las que el Presidente ha regateado su presencia. ¿Se sumará el poblano a la ruptura con el Pacto por México, respaldando a su partido? O conociendo su extremo pragmatismo, ¿le dará todo su aval a la Cruzada Nacional contra el Hambre para ganarse la confianza del Presidente? Se cruzan apuestas.

 

 

Lástima que Peña Nieto viene de pisa y corre. Con las ganas que los poblanos teníamos de conocerlo ahora como Presidente. Ya vendrán mejores oportunidades.

 

 

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