Una investigación que estudió el efecto de la ópera en ratones con trasplante de corazón, otra que abrió el camino para crear cebollas que no hagan llorar o una que muestra cómo los escarabajos peloteros utilizan la Vía Láctea para guiarse, han sido galardonadas con los Ig Nobel, parodia de los prestigiosos premios escandinavos.
La revista de humor científico "Annals of Improbable Research" otorga cada año en una ceremonia en la Universidad de Cambridge los galardones, repartidos en 10 categorías diferentes, a diez logros científicos inusuales o triviales "que primero hagan reír, y después hagan pensar". Por primera vez, este año los galardonados han recibido un premio en metálico: billones de dólares. De Zimbabue, claro, lo que equivale a unos 4 dólares norteamericanos.
Por séptimo año consecutivo, investigaciones realizadas por equipos japoneses han resultado premiadas y son algunas de las más curiosas. En el primero de los dos experimentos nipones galardonados, encabezado por el profesor Masanori Niimi, de la Universidad Teikyo, se aislaron varios ratones con corazones trasplantados y se les hizo escuchar distintos tipos de sonidos, según informa la agencia EFE. Aquellos que escucharon óperas de Verdi y Mozart sobrevivieron entre 26 y 20 días más tras los trasplantes que el resto de ejemplares. Niimi explicó, en declaraciones recogidas por la agencia Kyodo, que había probado otros sonidos antes, "pero ninguno había resultado hasta ahora tan efectivo". El equipo explicó que la sangre de los ratones que escucharon ópera generó células clave para prevenir que el sistema inmunológico rechace un órgano trasplantado.
Cebolla que no hace llorar
En el segundo caso se premió a un equipo de la empresa alimentaria House Foods, famosa en Japón por su preparado de curry instantáneo para usar en casa. Al grupo se le encargó descubrir por qué algunas mezclas de cebolla y ajo cocinados adoptaban un color azul verdoso en vez de marrón, y en el curso de esa investigación descubrió que la enzima de la cebolla que irrita los ojos no es la que se creía anteriormente, sino otra completamente diferente. Dado que esta enzima no está ligada al sabor ni al olor, el equipo ha determinado que es posible crear, a través de modificaciones genéticas, una cebolla que no haga llorar pero que conserve el mismo gusto. El científico que lideró al equipo, Shinsuke Imai, dio las gracias al recibir el premio a todas aquellas personas a las que obligó "a llorar" durante la investigación.
Entre los otros premiados destacó el estadounidense Gustano Pizzo, ya fallecido y galardonado en la categoría de seguridad por inventar un sistema eyector pensado para expulsar a un potencial secuestrador de un avión en una cápsula equipada con un paracaídas y un emisor que puede ser rastreado por las fuerzas de seguridad. Además, se reconoció un experimento de científicos de la Universidad de Milán sobre cómo alguien puede atravesar la superficie de un lago corriendo y sin hundirse (si uno habita otro planeta, por supuesto) o el premio de Arqueología, en el que para averiguar si los huesos de pequeños mamíferos habían sido comidos por animales o seres humanos los investigadores debieron comer musarañas durante varios días y entregar después sus excrementos.
Otra curiosa investigación muestra cómo los escarabajos se guían por las estrellas, concretamente por la Vía Láctea, para encontrar su camino de noche.