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Mercedes Bulás y el agonizante PAN convertido en remedo del PRI




Escrito por  Javier Arellano Ramírez
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Simplemente ya nada queda de lo que fue.

Se han borrado todas las huellas, las evidencias de su esencia.

 

El pasado domingo 22 el Partido Acción Nacional llevó a cabo los simulacros de democracia interna en toda la entidad. Sólo fueron los actos protocolarios para avalar las figuras que fueron impuestas por el gran dedo elector.

 

En Tehuacán se registró el caso más dramático. La ungida se llama María de las Mercedes Bulás Montoro, quien desde hace 14 años no radicaba en la ciudad, pero aún así fue hecha candidata.

 

En todas las encuestas y mediciones reales Bulás aparece con niveles ínfimos de conocimiento e intención de voto.

 

Luego de 14 años de ausencia era lo lógico, pero además Mercedes es hermana de Pepe, quien también fue candidato a diputado federal en 2009 y fue fácilmente derrotado por Carmenchu Izaguirre Francos. Así pues, no tiene un buen ambiente político a su favor.

 

Empero y por encima de todo, de los antecedentes familiares desfavorables, de los números opacos y nimios, la señorita Mercedes Bulás Montoro fue hecha candidata, por razones inexplicables.

 

El panismo tehuacanero demostró su desencanto, su abierto desagrado frente a esta nueva imposición, a la que calificaron de “fiel al estilo priista”.

 

Otra fórmula de mujeres panistas buscó la nominación, pero fueron rechazadas de tajo, sin explicaciones, ni motivos, también al puro estilo tricolor.

 

El domingo 22 el edificio del Comité Municipal del PAN abrió sus puertas en medio de un silencio sepulcral, sin militantes, sin activistas, sin ánimo partidista.

 

Y entonces nuevamente se implementó un operativo priista; desde las dependencias oficiales, delegación de la Secretaría General de Gobierno, delegación del Sistema DIF estatal, Jurisdicción Sanitaria, Coordinación Regional de Desarrollo Educativo (CORDE) e incluso desde el Instituto para la Capacitación para el Trabajo del estado de Puebla (ICATEP) se movilizó a los pequeños burócratas para que fueran a votar por la aspirante Bulás Montoro.

 

Así, en medio de un salón semivacío, uno por uno los burócratas que cobran en el gobierno del estado fueron a votar por la ungida.

 

Solo así, con un acarreo al más puro estilo tricolor, Bulás obtuvo 646 votos en el segundo municipio del estado, cifra que no alcanza el 50 por ciento de la militancia albiazul. Fue gracias a los votos de otros municipios como Tlacotepec de Benito Juárez y Santiago Miahuatlán como pudieron “inflar” el resultado final.

 

El Comité Municipal del PAN cerró sus puertas con el mismo ambiente que las abrió: en una atmosfera gris, lúgubre, opaca. Parecía todo menos una fiesta partidista.

 

Los delegados y jefes burocráticos fueron a emitir su voto y en cuanto pudieron se retiraron de manera apresurada. Sólo fueron a cumplir, aún en contra de sus verdaderas convicciones.

 

Y el mismo escenario se repitió en gran parte del estado.

 

De aquel panismo apasionado, entusiasta, vehemente, a veces de febril fanatismo ya nada queda. Hoy sólo son cofradías de burócratas que asisten para no perder la quincena.

 

Esa es el aparato burocrático que avasallará en la próxima jornada electoral. Porque el PRI ya perdió hasta eso.

 

Triste, lastimoso escenario de esta “nueva democracia”.

 

 

 

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