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Atención a las colonias de Puebla




Escrito por  Gabriel Sánchez Andraca
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UNA REUNIÓN DEL PRESIDENTE MUNICIPAL de Puebla, Antonio Gali Fayad, con presidentes de las colonias del sur de la ciudad, marca el inicio, según dijo el alcalde, de una relación permanente con los líderes de los colonos, a fin de resolver sus problemas y carencias en la mejor forma y en el menor tiempo.

Esto indudablemente que es bueno, pues las autoridades municipales de una ciudad como ésta, deben estar atentas a las necesidades y requerimientos de las colonias de clase media, media popular y marginadas, si de veras se pretende ayudar a su solución, como se afirma en todas las campañas políticas, cuando los candidatos andan en busca del apoyo de los ciudadanos para llegar al poder.

 

 

Por lo general se atienden sectores como el empresarial, pero muy raras veces se dialoga con los de abajo o, incluso, con los de en medio.

 

 

Los tiempos exigen a los políticos nuevas formas de trabajo, porque el horno no está para bollos.

 

 

La inquietud social que prevalece en el país es peligrosa y lo será más en la medida que quienes nos gobiernan se desentiendan de los problemas o ni siquiera se percaten de ellos.

 

 

Por lo que a Puebla respecta, hay un gran descontento entre la gente por los enormes baches que existen en las colonias, por el incremento de la delincuencia común y la falta de una vigilancia efectiva y por muchas cosas más, pero ninguna autoridad escucha los reclamos ciudadanos a no ser los que se hacen a través de los medios de comunicación.

 

 

La idea de establecer un diálogo abierto entre la autoridad municipal y quienes representan a los ciudadanos (que no son precisamente los diputados) es buena, siempre y cuando dé resultados palpables. Si los reclamos, las exigencias, se van a ir al cesto de la basura, el descontento, la irritación social, irán creciendo y eso a nadie, ni a autoridades ni a ciudadanos conviene.

 

 

LOS DIPUTADOS LOCALES PRIISTAS, SUEÑAN: exigen la derogación de la llamada Ley Bala, que ellos aprobaron y hasta elogiaron al día siguiente de su creación; también están pidiendo que no haya un minigobernador (de un año ocho meses) sino que ese periodo se extienda a cuatro años y un poco más; que se prolongue el plazo de emplacamiento y muchas cosas más.

 

 

Pero nada podrán lograr si el resto de los diputados no quieren. Simplemente son una minoría, que ni sumando a los representantes del Partido Verde Ecologista podrían representar una fuerza medianamente importante.

 

 

Nunca antes y tal vez nunca después, los priistas han tenido la debilidad institucional que ahora tienen en el Congreso del estado.

 

 

Fueron todopoderosos por décadas, e hicieron lo que quisieron. Cuando con razonamientos legales irrebatibles, el diputado panista Liborio Hernández Xochitiotzin pidió al Congreso de ese entonces, la desaparición de la Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material del municipio de Puebla, por contravenir al artículo 15 constitucional, la aplastante mayoría priista se impuso y contra lo establecido en la Constitución General de la República sobre el municipio libre, dicha junta siguió vigente.

 

 

La Junta de Mejoras, como se le llamaba, era un organismo municipal paralelo al Ayuntamiento, que realizaba funciones de gobierno y se sostenía con dinero proveniente de impuestos, sin rendir cuentas a nadie. Ah, pero era manejado por la entonces priista iniciativa privada o sea, la clase empresarial de ahora, que ya cambió de bando y es panista.

 

 

Todas las propuestas de los diputados del PRI, por buenas que parezcan, estarán sujetas a lo que digan los diputados del PAN, que forman mayoría y que además, están aliados con la mayor parte de los otros partidos, incluyendo al PRD. Los tiempos han cambiado, por lo menos temporalmente.

 

 

SE ESTÁ MENCIONANDO AL DIPUTADO FEDERAL priista, José Luis Márquez, de Zacatlán, como el posible dirigente de la CNOP (Confederación Nacional de Organizaciones Populares) que agrupa a las clases medias del Partido Revolucionario Institucional.

 

 

Menudo paquete tendrá el diputado Márquez, pues si algo logró con éxito el ex presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari, es destruir a la CNOP. Pudo debilitar a los sectores obrero y campesino para desaparecer al PRI, pues pretendía convertirlo en un partido que se llamaría Solidaridad y que sería de su propiedad.

 

 

La CNOP, pasó a ser UNE, que nadie supo nunca qué significaba. De ella formaban parte agrupaciones de profesionales, trabajadores del Seguro Social, burócratas federales, estatales y municipales; colonos, pequeños y medianos comerciantes, locatarios de los mercados, maestros, agrupaciones de profesionales, etcétera.

 

 

Ahora ya no es ni la sobra de lo que fue. Abandonaron a dicho sector, los maestros, los empleados del Seguro Social, los burócratas, en fin, casi todas las organizaciones que le daban fuerza.

 

 

Se quedó solitaria la dirigencia en una vieja casona de la 9 Oriente, donde no se paran ni las moscas, cuando antes en sus buenos tiempos era un centro de actividad permanente, pues agrupaba al sector más dinámico y emprendedor del PRI.

 

 

Revivir a la CNOP lo han intentado muchos, a nivel local y nacional, y no han logrado casi nada. Parece que ya pasó el tiempo de una organización de clase media que tanto aportó al priismo. Ahora ya casi no hay ni clase media.

 

 

El descuido de la agricultura mexicana ha llegado tan lejos, que estamos importando maíz y cacao, habiendo sido México cuna de esos alimentos. El chocolate y el cacao para fabricar ese chocolate hay que traerlo de fuera, porque la producción en nuestro país no es suficiente para satisfacer nuestra demanda interna; el maíz es la base de nuestra alimentación y también hay que comprarlo fuera y lo peor, hay que comprar maíz forrajero para la alimentación humana… Nutridas manifestaciones de vendedores ambulantes y de estudiantes, principalmente universitarios, se realizaron ayer en Puebla, sin que hubieran surgido problemas. Los comerciantes no tuvieron que cerrar sus negocios al paso de los contingentes. El motivo fue la conmemoración del 2 de octubre de 1968, cuando hubo una represión del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, contra estudiantes que se manifestaban en la plaza de Tlatelolco. Cuarenta y seis años después surge un conflicto en el Instituto Politécnico Nacional, que por fortuna va en vías de solución, pero en el estado de Guerrero hay un grave problema por el abuso de policías municipales de la ciudad de Iguala, que dieron muerte a seis personas y hay más de 43 desaparecidas, todos estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa. Los policías que participaron en la agresión están detenidos y el Ejército, la Marina, las policías federal, estatal y ministerial, rastrean las zonas donde tal vez estén los desaparecidos. Esperamos que las cosas no se compliquen.

 

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