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Carmelita Salinas para presidenta en 2018: el PRI como vodevil




Escrito por  Arturo Rueda
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Quizá detrás de su postulación haya un plan maquiavélico para llevar a “La Corcholata” a la Presidencia en 2018. Ya que Carmelita Salinas encarna el ser profundo del PRI, se ha decidido quitarle a la política cualquier máscara y llevar al nivel más vulgar y degradante que haya conocido la historia nacional, el cabaret. Que la reina del cine de ficheras se convierta en parlamentaria no puede ser accidente ni ocurrencia: Peña Nieto ha decidido darnos a los mexicanos lo que nos merecemos

Dentro de la gama de personajes que Carmelita Salinas ha personificado mejor en su dilatada carrera artística, ninguno más recordable que “La Corcholata”, con el que se ganó un lugar imperecedero en el alma profunda del mexicano. Personaje nacido en la época del cine de ficheras, “La Corcholata” era una prostituta en horas bajas: briaga, más allá de su madurez, pasada de peso, vulgar, sin estudios y pendenciera. El PRI, en un autohomenaje involuntario, decidió hacer de “La Corcholata” una diputada plurinominal que encarna el inconsciente colectivo del partidazo que comparte las mismas características del estereotipo.

 

 

“La Corcholata”, una actriz de 69 años, a partir del próximo mes de septiembre tendrá a su disposición la tribuna más alta de la nación, podrá votar el presupuesto, participar en deliberaciones sobre el futuro del país y, desde ahí, candidatearse a la Presidencia de México. Que se cuiden Videgaray, Osorio Chong y Nuño: su verdadera rival ya llegó. ¿Por qué no?

 

 

¿Qué pudo llevar al Revolucionario Institucional a postular a Carmen Salinas a una diputación y despreciar al mismo tiempo a cientos de jóvenes que por meses se prepararon en la Escuela Nacional de Cuadros, en donde César Camacho e Ivonne Ortega les prometieron que la formación era el camino del ascenso político? El país se muere de risa imaginando a “La Corcholata” en San Lázaro, pero los priistas deben estar indignados, rojos de coraje. Por semanas y semanas les dieron atole con el dedo. ¿De qué sirvieron los círculos de debate, los concursos de ensayo, las sesiones presenciales de la ENC? Pues de nada. Lo que vale en la política de hoy es el vodevil. En otras palabras: Carmelita Salinas como nueva ideóloga tricolor que tumbará del pedestal a Jesús Reyes Heroles. Válgame el Creador.

 

 

Escucho cientos y cientos de expresiones de priistas entre indignados y coléricos. Pero nadie se atreve a quejarse en voz alta. Los más intrépidos, como Luis Tiffaine, decidieron abandonar el partidazo que se acusa, no tiene puerto ni rumbo en Puebla. Pero la verdad es más dolorosa: no tiene ni puerto ni rumbo a nivel nacional, y lo que pasa en Puebla es sólo una expresión del desastre generado entre Los Pinos, Cobián e Insurgentes Norte.

 

 

Carmen Salinas es una parte de ese desastre, pero lo primero es premiar a César Camacho y a Ivonne Ortega por adelantado, asegurando su ingreso a San Lázaro aun antes de conocerse el resultado de los comicios de junio, tanto en gubernaturas como en número de diputaciones. A nivel local se cometió el mismo error en 2013 cuando se aseguró la entrada de Pablo Fernández del Campo y Juan Carlos Natale al Congreso poblano por la vía plurinominal. Con el visto bueno del Presidente, el presidente y la secretaria general del CEN ya tienen amarrada su diputación, sin importar las cuentas que entreguen al partidazo. ¿En qué empresa se otorgan los bonos de productividad antes de conocer los resultados?

 

 

Luego, viene el criterio con los que se escogieron a los primeros lugares de las plurinominales, especialmente la cuarta circunscripción, la peor zona para el PRI en materia de resultados electorales. No es simplemente que se haya despreciado a los poblanos: lo que se ve no se juzga. Memo Deloya, Pablo Fernández del Campo, Pepe Chedraui, Leobardo Soto y vaya a saber cuántos más fueron ignorados. Pero ese no es el problema. El auténtico quid es la incapacidad de la élite de poder tricolor para granjearse nuevas simpatías, o de escuchar el tipo de perfil que está demandando la sociedad para su clase política.

 

 

¿Con qué criterio se escogió a Carmelita Salinas para hacerla plurinominal? ¿Qué puede aportarle al PRI, o a México?

 

 

Quizá detrás de su postulación haya un plan maquiavélico para llevar a “La Corcholata” a la Presidencia en 2018. Ya que Carmelita Salinas encarna el ser profundo del PRI, se ha decidido quitarle a la política cualquier máscara y llevar al nivel más vulgar y degradante que haya conocido la historia nacional, el cabaret. Que la reina del cine de ficheras se convierta en parlamentaria no puede ser accidente ni ocurrencia: Peña Nieto ha decidido darnos a los mexicanos lo que nos merecemos. Ya que hemos puesto tan poco cuidado en seleccionar a nuestra élite y aceptamos cualquier basura, pues mejor que sea “La Corcholata” la que se prepare para ser nuestra próxima presidenta.

 

 

No es una burla: en su espiral descendente el PRI ya es capaz de cualquier cosa. No solamente son incapaces de gobernar el presente, sino que han decidido dinamitar el futuro. Ilusos los jóvenes que olvidaron el desastre que el tricolor provocó entre 1976 y 2000. Zoquetes los que creyeron que sí sabían gobernar e iban a arreglar el tiradero de los panistas. Si los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, nosotros nos merecemos a Carmelita Salinas. De San Lázaro a Los Pinos, nadie la detiene. ¡Qué viva “La Corcholata”! ¡Qué viva!

 

 

 

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