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Martes, 03 Noviembre 2015 01:55

Marín: el señor del caos




Written by  Javier Arellano Ramírez

Nunca fue hombre de consensos.


Siempre se condujo desde una burbuja, una cápsula hermética de la que nada salía y nada entraba.

 

Así fue en la Secretaría de Gobernación, en la dirigencia del Comité Directivo Estatal, en su paso por el Charlie Hall y finalmente en Casa Puebla. Siempre llevando su proyecto desde una cofradía inexpugnable.

 

Durante años la suerte le sonrió. Tuvo una carrera política ascendente, promisoria, a veces parecía incontenible, inalcanzable. Por eso llegó al grado de compararse con Benito Juárez, el hombre de origen indígena y de humildad lacerante que llega hasta la presidencia de la República.

 

A ese grado llegaron sus sueños; al punto de que en un momento se comparó con el Benemérito de las Américas y habló de hospedarse en la residencia oficial de Los Pinos. Pero no sólo él alcanzaría la cima; eran de tal calado sus anhelos que buscaba dejar a su vástago en el despacho de Casa Puebla.

 

Una fatídica llamada telefónica con una nefasta amistad, desató un aciago periodo que fue calificado por una persona de su familia como “un infierno”.Pero aún en la más grande crisis que haya enfrentado un gobernante poblano ni por un momento dejó a los miembros de su burbuja, aunque fueran ellos mismos quienes lo llevaran a la debacle.

 

Ese era el principio de la catástrofe. Siguió sin escuchar a nadie, ignoró los consejos de propios y extraños. Llegó al punto de desoír la opinión de Beatriz Paredes Rangel, la lideresa de su instituto y con esto llevó a su partido a la más grande derrota electoral que se haya visto.

 

Pero nada de eso parece importarle. Hoy está de vuelta. Y sigue con los mismos hábitos, las mismas costumbres, las mismas querencias. Tomando la política como“La Cosa Nostra”, los ritos, las decisiones, los intereses de un grupúsculo, de una hermandad.

 

El destape que  se hizo de Blanca Alcalá Ruiz (BAR) en la explanada municipal de Tehuacán sólo fue una decisión entre amigos. En concreto entre tres: Mario Marín Torres, su fiel pupilo Juan Carlos Lastiri Quirós y por supuesto la Senadora.

 

¿Y Enrique Doger? “Ese cabrón nunca ha sido del equipo”.

 

¿Y Zavala? “Ya perdió… que entienda y que no esté chingando”.

 

¿Y Armenta? ¿Y Jiménez Merino?“Que se sumen y que esperen su momento”.

 

Pero como el mismo Alejandro Armenta Mier lo expuso en una reveladora, descarnada entrevista con el periodista Héctor Hugo Cruz, el PRI sólo vive una “unidad de fotografía”, sin decirlo expresamente describió el destape de Blanca Alcalá como “un show”.

 

Las palabras de Armenta, un marinista consumado (o al menos así se consideraba), revelan el sentimiento priista frente a la imposición que Mario Marín y Juan Carlos Lastiri quieren hacer con Blanca Alcalá.

 

El premeditado, desconsiderado, arrebatado destape sólo desatará los demonios políticos contra la señora.

 

Lo hemos dicho en el pasado, la candidatura de Alcalá es políticamente imposible. Quienes hoy crean que se puede hacer una alianza con ella están garrafalmente equivocados. Blanca no sabe cumplir acuerdos, su ambivalencia, su carácter voluntarioso, son parte de su misma personalidad. Cuando la Senadora hace un acuerdo, el mismo tiene una caducidad de unos pocos minutos, pasado ese lapso lo ignora o lo olvida. Pero aún así piensan que la pueden manejar, que la habrán de controlar. Nada más alejado de la realidad.

 

Mario Marín ya se equivocó una vez. Y ahora vuelve a hacerlo.

 

Sólo pensar en un cogobierno Alcalá–Marín es aterrador. Imaginar a los hermanos Marín Torres despachando asuntos públicos como si fueran una empresa familiar (como ya lo hicieron), junto con los hermanos de Blanca Alcalá que también demostraron hacer uso patrimonialista del erario público.

 

Todo indica que la decisión ya ha sido tomada. El desbordado entusiasmo de Juan Carlos Lastiri refleja que Rosario Robles Berlanga respalda el proyecto Alcalá. No es la primera vez que trabajan juntas. Ya lo hicieron cuando la agencia “Sostén” impulsó a la entonces candidata a la presidencia municipal.

 

Sólo que ahora la hipotética candidatura de Blanca entra atropellando los proyectos de otros priistas que jamás van a comulgar con ella. Estamos en el preámbulo de una fractura gigantesca. Las indignadas palabras de Armenta Mier son fiel reflejo del momento que vive el priismo poblano. Es muy probable que en los próximos días lo conminen a retractarse, a maquillar su mensaje. Pero lo dicho, dicho está.

 

La animadversión va más allá de lo imaginable. Por todo el estado los grupos dogeristas, zavalistas, entre otros, harán todo lo posible por descarrilar a la señora. Saben que si Blanca llegara a triunfar, será exactamente lo mismo que si Tony Gali entra a Casa Puebla; para ellos es el exterminio. Por esta razón, los grandes grupos priistas no van comulgar con el proyecto de Marín– Alcalá–Lastiri.

 

A la señora le van a pagar con la misma moneda que siempre ha utilizado: la de la simulación.

 

Como siempre quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., sin mx.

 

 

 

 

 

 

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