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Martes, 14 Abril 2015 01:57

Peña Nieto y la muerte de la política mexicana




Written by  Javier Arellano Ramírez

Los sondeos realizados por encuestadoras nacionales no se han publicado.


Los convenios se han antepuesto a la labor informativa.

 

Pero el fenómeno es generalizado.

 

Se percibe claramente en todo el país, pero de manera particular en Sonora, Nuevo León, Guanajuato, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero y Querétaro.

 

Y es que las campañas priistas simplemente no levantan, no despegan, no convencen. En particular en los estados donde se renuevan gubernaturas.

 

Pareciera que no hay campañas; que solo estamos frente a una guerra de spots, batalla de monólogos, pujas de discursos prefabricados.

 

Las iniciativas, las propuestas son inexistentes.

 

La política mexicana como tal está agotada. La partidocracia nada tiene que decirle a los grandes sectores sociales; la actividad y el discurso partidistas están desconectados de la dinámica ciudadana.

 

En realidad estamos ante la muerte de la política mexicana.

 

Ninguno de los partidos le dice algo sustancial a los grandes sectores del electorado. Pero de manera especial destaca el agotamiento del PRI como producto político.

 

Se hace obligado señalar que en este momento el mayor lastre que soporta la política mexicana es la figura presidencial. Las encuestadoras nacionales nunca darán a conocer los enormes, descomunales índices de rechazo social a la figura de Enrique Peña Nieto.

 

Ni Gustavo Díaz Ordaz, ni Carlos Salinas de Gortari alcanzaron los niveles de repudio social que tiene el mexiquense. Simplemente va más allá de lo imaginable.

 

La partidocracia tradicional, esa que se acomoda plácidamente en el seno del sistema político nunca utilizará esa irritación, indignación social, por los acuerdos abiertos y ocultos que mantienen en Los Pinos.

 

Pero esas alianzas fueron el canal que desembocó en un enorme, terrible repudio social. Las llamadas grandes reformas estructurales nada le dicen a los mexicanos. Para el pueblo el reconocimiento de Barack Obama a Peña Nieto esta al mismo nivel de las loas de Lily Téllez.

 

El discurso presidencial televisado va en un sentido, en tanto que la sociedad va en rumbo contrario.

 

Este rechazo social a la política es inédito, no tiene antecedente en el México de las instituciones.

 

Pero aún por encima de estas circunstancias es muy probable que el PRI de Peña Nieto conserve una parte representativa de la próxima legislatura; esto se deberá al hastío, al enorme hartazgo ciudadano que va a generar un gigantesco abstencionismo.

 

Los grandes grupos al ausentarse de las urnas dejarán que el voto priista, ese que aún conservan los sectores tradicionales del tricolor, puedan operar electoralmente los programas federales como son Prospera, Diconsa, Seguro de vida para jefas de familia, pensiones para adultos mayores, entre otros, pero sobre todo la brutal entrega masiva de televisores.Aún por encima del inicio del proceso electoral en todos los puntos de la geografía nacional se sigue operando la entrega de pantallas de televisión.

 

A esto le apuesta el PRI a la compra del voto mediante la utilización de programas sociales.

 

En este momento solo un movimiento ciudadano puede sacar al país de este letargo, de este pantano. Los partidos ya nada representan, están agotados, cancelados por el colectivo social.

 

Desde nuestra perspectiva la política mexicana está liquidada.

 

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