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Jueves, 14 Mayo 2015 01:18

La “afganización” de México: otro nivel de violencia




Written by  Javier Arellano Ramírez

Durante 70 años funcionó con precisión milimétrica.


El sistema causaba la envidia de propios y extraños.

 

Simplemente era una maquinaria formidable.

 

El general Charles de Gaulle envió a un grupo de politólogos y sociólogos franceses para que estudiaran ese peculiar, singular, único partido político conocido como“PRI”. En ese equipo estaba el joven Maurice Duverger.

 

Esos años de paz social y estabilidad política sólo pueden dimensionarse con un pasaje emblemático: en plena Guerra Fría, en los años de la crisis de los misiles, John Fitzgerald Kennedy y Fidel Castro Ruz visitaban por igual y en las mismas condiciones la tierra mexicana.

 

Es parte de la historia política de México el saludo que Castro le daba a Fernando Gutiérrez Barrios, pero más aún la respuesta:

 

- Capitán Gutiérrez, amigo, pongo mi seguridad en sus manos…

 

- Comandante Castro, su seguridad está en manos del pueblo de México.

 

Ese era el PRI que gobernó durante 70 años.

 

En esta columna hemos abundado sobre aquella época, tantas veces señalada, satanizada, pero que indiscutiblemente reflejaba un país que gozaba de cabal salud.

 

El mundo bipolar, los bloques estadunidense y soviético obligaron a la clase política mexicana a desarrollar un agudo sentido de supervivencia y equilibrio.

 

Pero con la llegada del mundo unipolar ascendieron al poder los tecnócratas y con éstos llegó la gran tragedia nacional.

 

En los últimos 12 años hemos sido testigos presenciales del mayor derramamiento de sangre que se haya visto desde la Revolución.

 

Desde aquellas primeras masacres ocurridas en el sexenio de Felipe Calderón, hasta el último choque de fuerzas federales contra el crimen organizado el viernes 1 de mayo en Jalisco, la constante, la permanente, es la impunidad con que trabajan esas redes delictivas.

 

Desde los primeros años del sexenio de Calderón hasta la fecha no se ha detenido a un solo traficante de armas. Ni uno solo.

 

Por supuesto hay algunos que son intocables, como los funcionarios de Washington que orquestaron la operación Rápido & Furioso, el mayor trasiego de armas ilegales a territorio mexicano.

 

El país está inundado de armas que han llegado, particularmente de los Estados Unidos: pistolas escuadra “mata policías” con cartuchos que pueden atravesar cualquier chaleco blindado; fusiles AK-47; una enorme, gigantesca, salvaje invasión de granadas de fragmentación, hay más granadas en México que “cuernos de chivo”.

 

Y la escalada de armas de alto poder continúa imparable, fusiles Barret calibre .50 milímetros capaces de atravesar cualquier vehículo con blindaje militar.

 

Pero en Jalisco se inauguró una nueva era, una nueva etapa. Un hecho que nos acerca más a Afganistán que a Colombia.

 

El uso de un lanzacohetes de fabricación rusa, conocido como RPG 27 que derribó un helicóptero con capacidad para 18 pasajeros. Todos los que volaban en la aeronave eran miembros de la élite de la Secretaría de la Defensa Nacional. Lo más granado de la institución.

 

Si el Estado no puede proteger a sus grupos de élite ¿qué podemos esperar el resto de los mortales?

 

Pero el episodio repetimos nos coloca en la antesala de la “afganización” de México.

 

Luego de la invasión soviética a Afganistán en 1978, el monstruoso, gigantesco aparato ruso desplegó todas sus tropas sobre ese desierto con pobladores armados únicamente con un valor estoico. El aplastamiento fue inmisericorde, infame. El pueblo afgano soportó el yugo de uno de los mayores aparatos bélicos del planeta.

 

Pero por supuesto, la guerra en el desierto sería una magnífica oportunidad para el tío Sam de medir fuerzas con su legendario enemigo. Cientos de miles de armas fueron enviadas a Afganistán, pero de manera especial destaca una, el lanzacohetes norteamericano FIM-92 Stinger. Un arma que puede ser cargada en el hombro pero que tiene la capacidad de derribar un jumbo jet comercial.

 

Fue el “Stinger” el arma que cambió el curso de la guerra en Afganistán.

 

Hasta la fecha no se conoce con exactitud el número de helicópteros y aeronaves rusas que cayeron bajo el fuego de los lanzacohetes “Stinger”.

 

Pero fue esta arma la que definió el rumbo de la guerra en Afganistán. El “muyahidín” se sepultaba asimismo bajo un montículo de piedras, así podía permanecer días enteros, pero en cuanto escuchaba el estertor del helicóptero ruso removía las rocas para disparar el lanzacohetes. Así un pueblo analfabeta pudo derrotar a uno de los ejércitos más poderosos del orbe.

 

Hoy, en el 2015, en nuestro México ensangrentado hace su aparición un arma con un enorme poder destructivo: el lanzacohetes RPG 27. Y ya hizo su formal presentación en el campo de batalla.

 

El lunes 11 de mayo el diario El Universal presentó en su primera plana la fotografía de un soldado cargando un lanzacohetes mientras vigila una carretera jalisciense. Este ya es otro nivel en la espiral de la violencia. El crimen organizado tiene un arma tan poderosa que puede poner en jaque a todo el aparato de seguridad nacional e incluso a la actividad aérea del país.

 

Y este PRI de Peña Nieto dista mucho, mucho de aquel que tenía como policía a Fernando Gutiérrez Barrios.

 

En este momento no hay un solo elemento que nos pueda proporcionar un ápice de optimismo.

 

Como siempre quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., sin mx.

 

 

 

 

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