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Jueves, 27 Agosto 2015 02:01

Todos somos Beto Merlo




Written by  Julian Germán Molina

El movimiento en contra de la aprobación por parte del Congreso Estatal de la reforma electoral que pone candados antidemocráticos a las candidaturas independientes en el Estado, encabezado por el universitario Beto Merlo, estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Iberoamericana y quien participó como candidato independiente a una Diputación Federal en el proceso electoral del pasado seis de junio, es un ejemplo de lo que los jóvenes de Puebla pueden lograr, cuando se proponen en forma decidida e informada


El movimiento en contra de la aprobación por parte del Congreso Estatal de la reforma electoral que pone candados antidemocráticos a las candidaturas independientes en el Estado, encabezado por el universitario Beto Merlo, estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Iberoamericana y quien participó como candidato independiente a una Diputación Federal en el proceso electoral del pasado seis de junio, es un ejemplo de lo que los jóvenes de Puebla pueden lograr, cuando se proponen en forma decidida e informada, inmiscuirse en la vida política de su estado y buscar combatir las prácticas antidemocráticas y perversas de los partidos políticos y grupos que integran las élites del poder en nuestra entidad y que han vuelto presa a los ciudadanos de sus intereses y componendas para continuar usufructuando el poder y conservar sus privilegios, alejados de la opinión y propuestas ciudadanas.

 

Cuando conocí a Beto en su campaña, pude percatarme que a pesar de las trabas y bloqueo que sufrió de los medios de comunicación que integran el llamado Tripack y de los escasos recursos que tuvo a su alcance para su campaña, nunca decayó en él el entusiasmo y su afán de lograr el voto de los ciudadanos del sexto distrito que, como yo, vieron en él a un joven con deseos de ayudar a la gente y convertirse en una voz que hiciera llegar las demandas de los grupos vulnerables y de los ciudadanos hartos de los Partidos Políticos y la buscara solución a sus problemas.

 

El camino no fue fácil, pero los resultados, aunque no le permitieron lograr el triunfo, reflejan que 6 mil ciudadanos de su distrito confiaron en sus propuestas y votaron por él, a pesar de que enfrentó una lucha desigual contra todo el aparato de Estado que apoyó al abanderado del PAN y el presupuesto millonario de la alianza PRI-Verde. Por ello, los votos que obtuvo Beto tienen mayor valor, porque fueron producto de su trabajo político y del pleno convencimiento de los ciudadanos en sus propuestas y avalaron su trayectoria como un candidato que no tiene cola que le pisen, sin padrinos políticos y sin compromisos obscuros que le comprometieran a vender su voto al gobernante en turno, como ocurre con el bloque de Diputados aliancistas que ocupan una curul en el Congreso.

 

Lo siguiente para Beto Merlo fue convertirse en la primera voz crítica que se opuso a la aprobación de la reforma electoral que frena las candidaturas independientes en el estado y que violenta el espíritu de lo establecido por la Constitución General de la República, demostrando el enorme temor del grupo en el poder de que surja un candidato de la sociedad civil que pueda convertirse en Gobernador en 2016; los bloqueos, la actitud desafiante del diputado Eukid Castañón al escuchar el discurso de Beto, pero sobre todo, el ser víctima del aparato de Estado para evitar hiciera valer su voz ante los Diputados, nos demuestra que a pesar de los derechos a la libertad de expresión que tenemos los ciudadanos, en Puebla es más importante evitar que tengan eco las voces críticas que abrir los espacios para un debate de ideas que permitan contar con mejores leyes que reflejen las inquietudes y propuestas ciudadanas como ocurrió en la sesión del Congreso del pasado 25 de agosto, en que aún con el voto de los Diputados del PRI, PVEM, Movimiento Ciudadano y dos de Acción Nacional, se aprobó la reforma que frena las candidaturas independientes, acto que ha llevado a Puebla a los reflectores nacionales y que ha merecido la crítica de los Partidos Políticos y columnistas de los principales diarios del país.

 

Me pregunto, ¿para qué el estado se preocupa por la educación superior de nuestros jóvenes, si cuando estos manifiestan sus inquietudes pretende acallarlos y reprimirlos?

 

Por ello, si se logra echar abajo dicha reforma, debemos reconocer que en buena medida, será por el trabajo de Beto Merlo y no por una dádiva de las autoridades en turno.

 

 

 

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