Después de las fuertes críticas contra Andrés Manuel López Obrador, por parte del Presidente y su equipo más cercano, secundadas por algunos de los líderazgos del PAN, calificándolo de populista y demagogo por su discurso en contra del modelo neoliberal y de los privilegios de que gozan los empresarios, como los de las televisoras y los grandes grupos corporativos, además de las trasnacionales que se han beneficiado de los jugosos negocios y privilegios que les han otorgado los gobiernos panistas de Fox y Calderón y en el actual sexenio Peña Nieto, para muchos mexicanos quedó claro que uno de los elementos que más pueden unir a ambos partidos, no sólo son las políticas que han aplicado en los últimos años, sino también su odio en contra del presidente de MORENA.
En este orden de ideas, una de las mayores preocupaciones, tanto del PRI como del PAN, es el alto número de apoyos y votos potenciales que tendría el tabasqueño, si las elecciones rumbo a Los Pinos se realizaran en estos meses, de ahí que los ataques en contra del populismo de quien pretende llegar a gobernar este país, son desde ahora un factor que pretende permear en el ánimo de los votantes, para bajar la tendencia a sufragar a su favor.
Es indudable, de acuerdo con los últimos resultados de las dos últimas elecciones presidenciales, que en Puebla López Obrador ha obtenido el triunfo, con mucho, sobre los candidatos de Acción Nacional y del Revolucionario Institucional, lo que significa que los apoyos más fuertes los ha tenido, no sólo de los pobladores del interior del Estado, sino también de la capital.
Voto que históricamente le ha beneficiado al PAN, por ello y ante la proximidad de las elecciones a la minigubernatura en 2016, los asesores del potencial candidato Antonio Gali Fayad han diseñado una estrategia apoyada desde el poder ejecutivo, para confirmar los apoyos del voto urbano y de la clase media con las grandes obras y proyectos realizados en lo que va de la administración estatal, pero que no son suficientes ni han beneficiado a la población de la periferia de la ciudad, como las juntas auxiliares y mucho menos a los Municipios más alejados de la capital poblana, que concentran a la mayor cantidad de personas en pobreza y pobreza extrema; de ahí que los regalos de los uniformes, mochilas y útiles escolares que se vienen entregando, así como la remodelación del Estadio Cuauhtémoc y los grandes conciertos anunciados para los próximos días, lo que buscan es captar esos votos, es decir, de la población de la periferia, municipios cercanos y personas de clase baja, que tradicionalmente han votado por el PRD, PT o Movimiento Ciudadano y que difícilmente pueden sentirse satisfechos con las megaobras del Gobierno estatal.
Si éstas no son medidas populistas, entonces no encuentro una explicación lógica a todos estos beneficios y regalos, que en los cuatro años anteriores de la administración brillaron por su ausencia, por lo que podemos concluir que ahora el objetivo no sólo es arrasar en el próximo proceso electoral, con el voto de la clase alta, media y media baja, sino lograr la aceptación que nunca han tenido de la clase baja de la entidad, lo que significa que a final de cuentas López Obrador tenía razón y que el fin justifica los medios.
Estamos regalando el Estado y usando los recursos públicos para una promoción adelantada y exhibición del virtual candidato del PAN, aunque después del proceso, las cosas vuelvan a su mismo cauce.
¿Será que los poblanos carecemos de memoria o que somos comprables con lo que sea? Los resultados de la elección 2016, nos darán la respuesta final.
