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Jueves, 30 Julio 2015 02:17

La crisis económica y los vendedores ambulantes




Written by  Gabriel Sánchez Andraca

La situación por la que atraviesa el país y el mundo, de crisis económica, es la causa del aumento del comercio ambulante al que generalmente se combate con medidas policiacas.

 


Eso en vez de resolver el problema, lo agrava, pues da lugar al surgimiento de conflictos entre éstos y la autoridad, ya que los primeros defienden su única fuente de subsistencia.

 

La falta de empleos y la pobreza consecuente en los países llamados “emergentes”, propician la emigración a los llamados países “desarrollados” y ni las bardas fronterizas, ni los innumerables peligros a que se enfrentan los migrantes detienen y menos acaban con el problema. Lo vemos en la frontera de México con Estados Unidos y en la llegada de miles de hombres, mujeres y niños a países europeos como Italia, Alemania, España y Francia, de africanos y asiáticos que ponen sus vidas en serio peligro, pero que siguen llegando porque van en busca de un trabajo que les permita subsistir.

 

Las autoridades no hacen milagros. Problemas como los que están surgiendo en las grandes ciudades como Puebla y en otras no tan grandes, por el desempleo y la pobreza, no pueden arreglarse con medidas de fuerza, sino con inteligencia, diálogo y negociación.

 

En situaciones de emergencia, y nuestro país está en ese caso, debe haber tolerancia para la parte más débil de la población. Hay que ofrecer alternativas a los ambulantes para que puedan trabajar bajo ciertas bases, con reglas que impidan dañar los intereses del comercio organizado que tiene obligaciones y gastos, que éstos no tienen y que además dan trabajo a cientos o miles de personas que si lo perdieran, irían a engrosar las filas del ambulantaje.

 

Por lo general, a los políticos que ejercen el poder les han faltado ideas para resolver casos como éste y por eso se recurre a medidas de fuerza. Es necesario que nuestros gobernantes usen más su imaginación. Así como se han creado sitios donde los fines de semana se instalan artesanos, vendedores de libros y revistas viejas, curiosidades de todo tipo, dulces típicos, etc., y que han sido un éxito (Analco, Los Sapos, calles adyacentes al Carolino) así se pueden crear sitios en los que puedan vender su mercancía los que conforman el comercio informal. Pueden ser sólo unos días de la semana, la cosa es no quitar el trabajo a quienes se vuelven a esto por necesidad y no por gusto.

 

Y ya que hablamos de la crisis económica de nuestro país, le diremos que, según afirman los que saben de esto, vamos de mal en peor.

 

El precio del dólar sigue subiendo y eso afecta a la economía nacional, queramos o no queramos, pero hay otros factores que van a agravar las cosas, como la caída en el precio del petróleo y la baja en su producción, que han provocado millonarias pérdidas a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad; la inseguridad ha hecho bajar el turismo extranjero, uno de los pilares de nuestra economía. El deterioro de la economía estadounidense nos afecta grandemente, ya que con el vecino del norte tenemos el 80 por ciento de nuestro comercio.

 

La desatención al campo, agricultura y ganadería, desde la llegada del neoliberalismo económico e impuesto por Carlos Salinas y su grupo de tecnócratas, nos ha llevado a ser un país dependiente alimentario, es decir, que tenemos que importar nuestros alimentos básicos: maíz, frijol, arroz, trigo, soya, leche, etc., para cubrir nuestras necesidades.

 

Este problema no se podrá solucionar de la noche a la mañana. Se requerirá de tiempo y esfuerzo de la secretaría del ramo para poder reencauzar una actividad tan importante como la producción alimentaria, en cantidad suficiente para satisfacer a la creciente población del país.

 

Haber descuidado al campo durante tanto tiempo: gobiernos tecnocráticos y panistas, ha provocado numerosos problemas como la fuerte emigración de campesinos a las grandes ciudades y a los Estados Unidos, el desplome de nuestra producción y el depender del extranjero en un renglón tan importante para la vida nacional.

 

Y lo peor es que los campesinos fugados del campo, no resuelven su situación, salvo unos cuantos. Siguen siendo pobres y marginados. Sólo hay que ver en los cruceros de esta capital, cuántos vendedores de “chucherías” hay diariamente, así como limpiaparabrisas y pequeños malabaristas que sólo pretenden obtener una moneda para medio comer.

 

 

 

 

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