Si no es China, es Grecia. Si no es que el dólar se devalúa, es que precio del petróleo se desploma. La culpa es del mundo global y no de la gestión económica de la SHCP, defienden los voceros, pero lo cierto es que la tormenta financiera perfecta ya no toca la puerta, sino que metió un pie y todavía falta lo peor para 2016. El gobierno federal no quiere usar la palabra traumática para generaciones de mexicanos, devaluación, pero el dólar ya llegó a 17.47, cuando hace un año andaba en 13 pesos. Si la depreciación en un año de 35 por ciento no es devaluación, entonces ya no se sabe qué es.

La devaluación no impacta todavía nuestros bolsillos, es cierto, pero más temprano que tarde lo hará pese a que en la SHCP y el Banco de México se aferran al reporte de Inegi de una bajísima inflación histórica: la verdad es que todos los insumos se los compramos a los gringos, especialmente en autos, maquinaria y tecnología, así que no falta mucho para que los precios empiecen a subir. Los mexicanos, además culpamos al gobierno federal del PRI y no a las fuerzas económicas globales, según se demuestra en una encuesta de Parametría.

Si todavía no resentimos en nuestros bolsillos la crisis, en los gobiernos el impacto ya se siente con toda su fuerza. En Puebla, por ejemplo, han dejado de ingresar alrededor de 3 mil 300 millones de pesos en comparación con el año anterior. Una parte de ese dinero, dicen, proviene de los recortes tras el desplome de los petroprecios. Otra, porque Hacienda retiene recursos al gobierno estatal con toda clase de pretextos y se niega a poner su parte de ciertas obras ya comprometidas.

Advertidos de la astringencia financiera desde principios de año, Moreno Valle tomó una decisión dolorosa: despedir a casi 2 mil burócratas del gobierno estatal, lo que ha dejado ahorros por casi mil 500 millones de pesos. Aunque se trata de una medida financiera racional, electoralmente fue desastrosa, como se comprobó en las elecciones federales.

Ahora se avecina lo peor según contó el presidente Peña Nieto a los gobernadores en una reunión el viernes pasado para informarles, a grandes rasgos, de cómo quedó el proyecto de presupuesto federal 2016. En una larga comida de tres horas, tras la sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, el mexiquense les advirtió del complejo panorama económico que vive el país, y que se reflejará en el documento que se entregará el próximo 6 de septiembre y que tendrá muy poco margen de maniobra.

Traducción: la burocracia económica del país ya elaboró el Proyecto de Presupuesto de Egresos 2016 y la mayor parte de los recortes los sufrirán los estados, que perderán en promedio 7 por ciento de los recursos asignados en 2015. Es decir, para el caso poblano, significaría una pérdida de 5 mil millones de pesos en relación a lo aprobado en el PEF para este año, que ya de por sí fue conservador.

El morenovallismo tiene dos problemas para 2016: cuánto recibirá, pero sobretodo, cuándo. El proyecto para llevar a Tony Gali a Casa Puebla e imponerse al PRI pasa por tener los recursos suficientes para enfrentarse al aparato del Gobierno Federal. Pero ya en este 2015 observan un retraso en el calendario de la entrega de los recursos.

Los cálculos de la SFA indican que para este año no van a llegar de ninguna forma a los 86 mil millones que ejercieron en 2014, y si la disminución de este año será de orden de los 5 mil millones para cerrar aproximadamente en 81 mil millones, para el próximo PEF la disminución será del 7 por ciento.

Así, en el año electoral 2016 si las cosas no mejoran mucho, lo cual duda el presidente y Luis Videgaray, el gobierno morenovallista dispondrá de 75 mil millones de pesos. Como ya lo señalamos, además de cuánto, el problema es cuándo va a depositar SHCP los recursos. El ejercicio de gasto, como ya es costumbre, se concentra en el tercer trimestre, así que en los meses previos a la elección de minigobernador, se prevé una astringencia económica. Se acabó la jauja.

Así que más vale prepararse para la tormenta económica 2016 que apenas empieza a arreciar.