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Viernes, 28 Agosto 2015 03:06

En la recta final del sexenio, la mano dura es sinónimo de suicidio político




Written by  Arturo Rueda

Además de sus muchos problemas de legitimidad agotada, el régimen sufre un vacío comunicacional: sus enemigos hacen mucho ruido y sus aliados son mudos. Mientras los priistas han recuperado la capacidad de conducir el debate público y los panistas tradicionales golpetean, a lo largo de la semana sólo hubo una intervención mediática en la defensa de la Ley “antiBronco”, y fue Jorge Aguilar Chedraui en el espacio de Fernando Canales para responderle a Enrique Doger. ¿Por qué hay tan pocos voceros que defiendan la verdad oficiosa del régimen?


Cierra una semana negra para el morenovallismo, solamente equiparable a las horas más oscuras del caso Chalchihuapan. Quizá, como dice el profesor Juan Luis Hernández, el war room del régimen no midió adecuadamente las consecuencias de aprobar una legislación sobrerregulatoria en materia de candidaturas independientes para cerrar el paso a los ciudadanos. Quizá el cambio de estrategia del PRI al dejarlos solos en la votación los dejó mal parados y ya no supieron reaccionar. O, es probable, el costo tan alto que pagarían por abrirle la puerta a los liderazgos resentidos de Acción Nacional que el próximo año los indujo a correr el riesgo por adelantado. Como en ocasiones previas, pese al señalamiento del error histórico que cometían, pesó más la terquedad, el ánimo de la mano dura.

 

Precisamente eso, más mano dura, es un lujo que ya no puede darse el morenovallismo. México voltea a Puebla no por lo maravilloso de sus obras, Audi, el crecimiento económico o la reducción de la pobreza, sino por el clima autoritario que sus elites resienten. Y si esas elites habían decidido callar por miedo o prudencia, viendo el fin de sexenio más cerca, han decidido expresarlo. Universidades, empresarios y colectivos cívicos han entendido que cada día que avanza el sexenio, es un día menos de poder, y de menor margen para la mano dura.

 

El desplegado publicado ayer en varios medios locales y nacionales, firmados por las cinco universidades privadas más importantes del estado, así como cámaras empresariales y colectivos cívicos, es un síntoma de la escasa interlocución del morenovallismo con las elites locales y los grupos de presión. El vacío de poder que se vive en la Secretaría General de Gobierno SGG, entre un Benito Cruz que ya no está y un Luis Maldonado que no acaba de regresar, agota el diálogo y tensa posiciones.

 

Si el aparato de inteligencia del gobierno morenovallista funciona correctamente, ¿por qué no se hizo nada para frenar el desplegado, o por lo menos reducir la representatividad de los abajo firmantes?

 

Y es que algunos de ellos se consideraban aliados del régimen. Por ejemplo, Luis Ernesto Derbez de la Udlap, quien incluso tiene una preparatoria exclusiva para el Sistema DIF de Martha Erika Alonso. O el rector de la Anáhuac Puebla, Mata Temoltzin, que aparece en todos los eventos del gobierno.

 

Más recientemente, la cúpula empresarial del CCE viajó con Moreno Valle a Panamá en una gira comercial de varios días que no se reflejó en ningún acuerdo. El presidente del Consejo, Fernando Treviño, defendió en todo momento que el gobierno no había pagado los viáticos. Y vistas sus firmas, parece que fue así. No hay compromiso.

 

¿Quién mantiene la interlocución con las universidades que firmaron? Muy críticos, pero la titular de la SEP debería hacerlo, o por lo menos Benito Cruz que se desempeñó en ese cargo dos años. ¿Ninguno de ellos levantó el teléfono? ¿Y con los aliados como Derbez o Mata Temoltzin? ¿Quién habla con ellos?

 

¿Y con los empresarios? ¿Es Pablo Rodríguez Regordosa, el panista primer titular de la Secotrade y que ahora como diputado no llegó a votar en el Congreso los candados AntiBroncos? ¿O Tony Gali Jr. en campaña desde la Oficina de Atención Ciudadana? ¿O la ilustre desconocida que despacha ahí desde hace meses pero ya hace maletas? ¿O Cabalán Macari, que llegará ahí después del informe del presidente Peña? ¿Quién tiene la interlocución con el CCE?

 

Más difícil es el diálogo con las organizaciones ciudadanas, rotas las pláticas desde hace un año. Simplemente se les despreció, aduciendo el clásico “valen madres”. Sin embargo, el desprecio sólo ha provocado que cada día se aglutinen más, y todas alimentan el antimorenovallismo.

 

Ahora, con el bloqueo, lo único que provocaron es el ansia de lanzar un candidato independiente, pese a los obstáculos legales que se colocaron. Y crearon una oposición inesperada en el joven Beto Merlo que tuvo la osadía de encarar a dos de los principales operadores del régimen. ¿Se han preguntado qué ocurrirá si la SCJN declara inconstitucional la Ley “antiBronco”?

 

Además de sus muchos problemas de legitimidad agotada, el régimen sufre un vacío comunicacional: sus enemigos hacen mucho ruido y sus aliados son mudos. Mientras los priistas han recuperado la capacidad de conducir el debate público y los panistas tradicionales golpetean, a lo largo de la semana sólo hubo una intervención mediática en la defensa de la Ley “antiBronco”, y fue Jorge Aguilar Chedraui en el espacio de Fernando Canales para responderle a Enrique Doger. ¿Por qué hay tan pocos voceros que defiendan la verdad oficiosa del régimen?

 

La suma de fuerzas sociales es altamente desfavorable al morenovallismo, a nueve meses de la elección. O leen correctamente la realidad, o será Tony Gali quien resienta los siguientes episodios de mano dura o imposición de políticas. El margen se les terminó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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