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Miércoles, 18 Noviembre 2015 02:38

Madrear las obras morenovallistas, un mal deporte estatal




Written by  Arturo Rueda

Como a los poblanos ningún chile les acomoda, hay quienes critican a Moreno Valle por la remodelación, otros porque no les gustó, y los menos porque el costo de las obras parece excesivo. La verdad es que, previo a la remodelación, el estadio era una ruina. Un inmueble horroroso, descuidado y avejentado. La verdad. Hoy, pese a las burlas del Chiquihuite Stadium, la verdad es que luce más decente. Mucho más decente.


Se ha convertido en una tradición muy poblana criticar con todo las obras morenovallistas, pero a la mera hora ser los primeros en subirse y buscar lugar en primera fila.

 

Pasó cuando en 2011 se modificó el recorrido del desfile del 5 de Mayo y aparecieron hasta nereidas en los carros alegóricos.

 

Luego, cuando se puso a funcionar la Ruedota de la fortuna y prácticamente tuvo lleno a reventar durante todo el mes gratis.

 

Pasó con los conciertos gratuitos del 16 de septiembre, especialmente cuando vinieron Paulina Rubio y más tarde el dueto de Emmanuel & Mijares. No cabía un alma en el Centro Expositor.

 

Qué tal lo que ocurrió con la línea 2 de RUTA: mentadas y mentadas de madre, pero durante los dos meses que operó gratuitamente nadie quería bajarse, aunque después el flujo de pasajeros comenzó a normalizarse.

 

Al festejo del 150 aniversario de la Batalla del 5 de Mayo en 2012, todo mundo se peleaba los boletos para chismear cómo habían quedado las obras de Los Fuertes. Y claro, acompañar al entonces Presidente Calderón.

 

El Parque Ecológico, unos días después de su reinauguración tras las obras carísimas, era un martirio de tanta gente que había, y pasadas unas semanas, recuperó su afluencia normal.

 

Al arranque de obras de Audi todo mundo se peleó por asistir, aunque ahora todos despotriquen tras al fraude ambiental de la Volkswagen.

 

Los ciclistas no tenían espacio para maniobrar luego de la inauguración de la ciclopista de la Atlixcáyotl, la más cara del país, y hoy apenas se ve a algún extraviado.

 

Con los primeros concretos hidráulicos los poblanos nos sentíamos manejando en Houston, pero ahora todos los aborrecen por las inundaciones que provocan.

 

Madrear las obras morenovallistas es un mal deporte estatal, pero disfrutarlas y subirse en el periodo que son gratuitas es lo más poblano que puede hacerse.

 

Ahora le toca al reinaugurado Estadio Cuauhtémoc que hoy abre sus puertas en medio de una tremenda campaña mediática para darle realce al evento.

 

Como a los poblanos ningún chile les acomoda, hay quienes critican a Moreno Valle por la remodelación, otros porque no les gustó, y los menos porque el costo de las obras parece excesivo.

 

La verdad es que, previo a la remodelación, el estadio era una ruina. Un inmueble horroroso, descuidado y avejentado. La verdad.

 

Hoy, pese a las burlas del “Chiquihuite Stadium”, la verdad es que luce más decente. Mucho más decente.

 

Pero el deporte estatal de madrear las obras morenovallistas volvió a sufrir el mismo fenómeno: durante las últimas 72 horas hemos tenido la oportunidad de ver cómo las fieras de las redes sociales se convirtieron en dulces mininos con tal de conseguir boletos para asistir al partido Puebla vs Boca Juniors.

 

Ruegos, fotos, alabanzas al gobernador poblano se han desparramado en las últimas horas.

 

A algunos les funcionó, y a otros ni los pelaron.

 

Muchos boletos quedaron en manos de operadores electorales del PAN, PRD y Nueva Alianza para repartirlos entre sus acarreados de confianza.

 

Este día se entregarán las últimas 5 mil entradas para los verdaderos fanáticos de La Franja.

 

Hay muchos felices por poder ir a un partido para ver un equipo histórico como el Boca.

 

Hay miles de encabronados porque no pudieron conseguir boletos.

 

¿Qué va a pesar más en la balanza electoral?

 

¿Van a votar por el morenovallismo los miles que sí pudieron entrar al Cuauhtémoc?

 

¿Van a votar en contra del morenovallismo los miles que no pudieron conseguir una entrada?

 

Ni lo uno, ni lo otro.

 

Es simplemente un partido de futbol, en un estadio de futbol, con el equipo local de futbol.

 

Y hasta ahora ningún consultor electoral ha demostrado que el futbol, en cualquiera de sus manifestaciones, dé votos a algún candidato o lo haga ganar (remember Chelis)

 

Si es usted un Rafafóbico, hace bien en odiar el nuevo estadio. Eso no va a impedir que esta noche lo abarroten 50 mil almas.

 

Si es usted un Rafafílico, hace bien en ir a ver el partido o rogar por un boleto. De todos modos, eso no va a influir en el resultado del 2016.

 

Si es un usted un simple y terrenal aficionado al Puebla, dele gracias a Dios por tener un estadio más presentable.

 

¡Felicidades por la nueva casa!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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