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Lunes, 07 Diciembre 2015 02:27

Crónica de un destape tuitero fallido (las matracas callaron)




Written by  Arturo Rueda

La crónica del destape fallido del viernes, sin embargo, revela la urgencia del morenovallismo para que Blanca Alcalá sea ungida, lo que acaba provocando comedias bufas como la que en 1987 llevó equivocadamente a Alfredo del Mazo a felicitar a Sergio García Ramírez en la sucesión que ganó Carlos Salinas. ¿Por qué el morenovallismo, a través de sus plumas, quiere obligar a que Beltrones adelante sus tiempos y anticipadamente anuncie la designación de Blanca?


Por supuesto que Blanca Alcalá lo tiene todo para ser la candidata del PRI a la minigubernatura, muy a su pesar. Decididamente, encabeza las encuestas del partidazo, pese a que en las dos últimas semanas Enrique Doger le acortó distancia. Tiene experiencia sobrada, y dos campañas —Presidencia municipal y senaduría— en las que ha demostrado tener tamaños.

 

Con tantas virtudes, más que sospechosa resulta la cargada mediática y tuitera de las plumas más adictas y mejor pagadas del morenovallismo. Los mismos que no se tocarán el corazón para destrozarla en el momento que reciban la orden. Un canto de las sirenas en sentido estricto: hermoso pero mortal.

 

El viernes pasado hubo un destape tuitero fallido. Antes del mediodía, surgió de las redes sociales una cargada mediática cuyo objetivo es presionar al CEN tricolor a ungir a Blanca Alcalá. Hasta dos o tres escenarios se ponderaron en los que ya hasta se analizaba los nombres de coordinadores de campaña. En la más clara de las osadías, incluso, se llegó a precisar día, hora y lugar en que Beltrones le dijo las “Palabras Mayores” a la senadora.

 

El destape tuitero no produjo nada. Conforme pasaron las horas, los dos o tres ingenuos que habían sacado las matracas, las volvieron a guardar. Ningún sector del partidazo se pronunció, ni llegaron las felicitaciones de rigor, mucho menos las adhesiones. Nada, en el estricto sentido del término.

 

Esto no significa que Blanca Alcalá no vaya a ser ungida o que otro de los finalistas haya ganado la carrera por la minigubernatura. Significa únicamente que en Los Pinos y en el CEN todavía no han definido al candidato. Y que los cuatro finalistas siguen haciendo su talacha para convencer a los máximos jerarcas.

 

La crónica del destape fallido del viernes, sin embargo, revela la urgencia del morenovallismo para que Blanca Alcalá sea ungida, lo que acaba provocando comedias bufas como la que en 1987 llevó equivocadamente a Alfredo del Mazo González a felicitar a Sergio García Ramirez en la sucesión que ganó Carlos Salinas de Gortari.

 

¿Por qué el morenovallismo, a través de sus plumas, quiere obligar a que Beltrones adelante sus tiempos y anticipadamente anuncie la designación de Blanca?

 

Hasta donde se sabe, el PRI continúa sus trabajos preparatorios en dos vertientes: definición de la estrategia electoral y sus trabajos de inteligencia política. Veamos.

 

En el PRI hay claridad de que la prisa es mala consejera y no hay mejor prueba que el fiasco de Nuevo León. Con la certeza de que el PAN llevaría como candidata a Margarita Arellanes, el tricolor adelantó la nominación del mejor perfil que tenían para combatirla, Ivonne Álvarez, desoyendo las encuestas que señalaban que los neoleoneses pedían como perfil de candidato a un varón  —de preferencia— de entre 50-55 años.

 

La historia es conocida: Arellanes fue traicionada y perdió la candidatura panista. Ivonne Álvarez perdió su ventaja específica, y al final, los neoleoneses eligieron a un varón de entre 50-55 años llamado Jaime Rodríguez “El Bronco”.

 

Un ejemplo más local es Enrique Agüera. En 2013 dominaba las encuestas y bajo esta premisa se le impulsó como candidato. En la realidad, sin embargo, fue un candidato cuyos miedos le impidieron ejecutar una campaña de contraste, además de que se quedó esperando el respaldo financiero de la Federación.

 

Para el CEN del PRI la pregunta es qué tipo de candidato se ajusta al tipo de campaña que se pretende llevar adelante.

 

Por ello, Beltrones ordenó una investigación a profundidad de sus cuatro finalistas —Alcalá, Doger, Jiménez Merino y Armenta— cuyo objetivo no es sólo descubrir sus potenciales escándalos en campaña, debilidades patrimoniales, familiares y hasta sexuales. No. La investigación es más profunda.

 

Beltrones quiere saber quién de ellos tienes negocios, lealtades, pactos secretos con el morenovallismo. Y aunque no han trascendido los resultados, se sabe por lo menos de un par de sorpresas de los que menos se esperaba.

 

Así que los sablazos tuiteros de nada servirán. No es Peña Nieto, ni Beltrones hombres que se sometan a presiones. La designación del candidato del PRI lleva su curso, y llegará a su final cuando tenga que llegar, por más que esto suena a verdad del filósofo de Güémez.

 

Total, a las 21 horas del domingo en el que este redactor viaja de regreso a Puebla tras un fin de semana provechoso en la FIL, no ha ocurrido ningún destape. Las matracas callaron. ¡Qué paz!

 

 

 

 

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