Más difícil, lo es aún, cuando estos problemas se ven reflejados en los mandos policiales que nos importaron, casi en su totalidad sin tener un plan de trabajo, sin conocer la entidad, pero sobre todo, sin saber nada de la problemática que nos aqueja.
Al menos, estos sucede en mi querida Puebla Capital, la que parece ya no importarle a nadie los retos y problemas a los que tenga que enfrentar, al menos en lo que a seguridad se refiere, hoy, todos están en su papel de ver que les toca “en la que sigue”, bueno, hasta quien juro cortarse las venas a fin de cumplir su compromiso con los poblanos y con esta nuestra Puebla “Patrimonio de la Humanidad” ahora, simple y sencillamente, anda sin importarle nuestra ciudad asegurando la “Chamba” que sigue.
Qué pena que nos hayan traído, igual que el extranjero anterior que trabajaba como edil, personas de fuera que no conocen la “o” por lo redondo en lo que a Policía se refiere y tampoco de lealtades, ni cuidados con su personal, a ellos, que no les toquen su burbujita de la amistad y ya está, los demás, que se aguanten y ya, el punto es venir a experimentar y hacerse ricos a expensas de los demás.
Es aquí en donde entran las calidades y los roles, las calidades de garantes que no tienen la menor idea de lo que significan y los roles que tampoco saben que quiere decir, pero se divierten jugándolos.
Según Gunter Jakobs “Los seres humanos se encuentran en el mundo social en función de portadores de un rol”. Este rol en algunos casos, tiene además de otras cosas, la calidad de garante, como en el caso de los Policías.
Como ejemplo: si uno se encuentra con un policía uniformado, con un cura con sotana, o a un juez, o a un abogado con toga, ya sabemos, incluso sin conocer a la persona en cuestión cuál es su rol: porque el aspecto externo de su rol ya viene identificado por su vestimenta (Polaino Navarrete y Polaino Orts), pero continúan los Migueles Polaino (Padre e hijo, ambos especialistas en Derecho Penal y Política Criminal) “esos roles tienen un haz de derechos y obligaciones inherentes a ese concreto rol”.
Sin embargo, los recientes jefes de policía que hemos tenido y tenemos en Puebla Capital, solo han tenido en cuenta sus roles sociales y de diversión, sus roles políticos o partidistas y de posicionamiento, pero de las responsabilidades para las que fueron contratados nada, sencillamente nada de nada.
Sin embargo, el venir a nuestra Puebla Capital a jugar al policía, nos ha costado el adelgazamiento de nuestros cuerpos de seguridad, la falta de confianza de sus integrantes para con sus mandos y cumplir su trabajo, ya que saben que por sus voraces intereses e intenciones, en cualquier momento pueden ser dados de baja, y por supuesto la división de lo que antes era una sola corporación, en al menos dos categorías, los que aún y a costa de todo tratan de cumplir bien su trabajo y los otros, que cual tapetes se tiran al suelo para que sus actuales mandos los pisen, con tal de conseguir seguir manteniéndose en el pandero, pero se olvidan que esos panderistas están a punto de irse, y que como el tal Amadeo, Loya y otros que se lograron incrustar en otras esferas (para seguir succionando de la ubre gubernamental y de lo cual ya hablaremos) y que ellos se quedaran bailando con la más fea.
Sin domadores, panderistas ni música, y después, casi seguro sin dignidad…
¿O no?
Juzgue Usted.