Friday, 29 de March de 2024

Jueves, 07 Julio 2016 01:47

Beltrones: la última oportunidad para autoregenerarse




Written by  Javier Arellano Ramírez

Durante décadas el sistema político tuvo una fabulosa capacidad para autoregenerarse.


Era una maquinaria tan admirable como envidiable. El politólogo Maurice Duverger fue la parte visible de un equipo enviado por el general Charles De Gaulle para estudiar ese singular y único partido político que durante décadas detentó el poder en una nación y lo hizo prácticamente sin sobresaltos.

 

Y es que la magia del llamado “Partido de la Revolución Institucionalizada” como lo llamó Duverger era su capacidad de autoregeneración. El equilibrio que existía entre sus grandes protagonistas que eran precisamente los presidentes de la República.

 

Los periodos de Lázaro Cárdenas del Río, Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán Valdés, Adolfo Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos fueron verdaderas piezas de sinfonía; movimientos únicos ejecutados con maestría excepcional, bajo la gran batuta de un partido político que para sobrevivir sabía que debía mantener un delicado equilibrio en todas sus partituras.

 

El sexenio de Gustavo Díaz Ordaz fue el que rompió aquella frágil sutileza política; vendría su sucesor Luis Echeverría con la misma escuela; más tarde el hombre de la guayabera aceptaría que eligió a José López Portillo porque era “el más pendejo”, claro, de ninguna manera le convenía el arribo de alguien que lo rebasara como Moya Palencia. Más adelante, llegaría Miguel de la Madrid y con esto el nacimiento del neoliberalismo mexicano.

 

Hoy con Enrique Peña Nieto el modelo de políticas sociales y económicas está agotado. México ya llegó al punto de la encrucijada final; el país está al borde del estallido, en el filo del colapso.

 

Pero es tal la ignorancia supina, la frivolidad, la banalidad de Peña Nieto y su corte que parecen no darse cuenta que en tan sólo cuatro años colocaron a un país al borde del barranco.

 

En la peor crisis de gobernabilidad de las últimas décadas el presidente de la República se va a un viaje en el que su presencia se ve dramáticamente minimizada, reducida, opacada. Y más aún, el presidente de los Estados Unidos rebate su tesis sobre el “populismo”.

 

Esta declaración de Barack Obama no ha tenido una lectura minuciosa por la “comentocracia” mexicana. Y es que todos esos opinólogos están en la nómina de Los Pinos; pero lo cierto es que el mensaje de la Casa Blanca es significativo, incluso cifrado. El mensaje que el imperio envía entrelíneas es que no verían con malos ojos un “gobierno populista” en México, con una inobjetable dedicatoria a Andrés Manuel López Obrador.

 

Esto sólo puede comprenderse porque tanto en Washington como en Wall Street no pueden cerrar los ojos ante un vecino que se desangra aceleradamente. El mismo imperio, amo y artífice del neoliberalismo, está asustado con el desastre mexicano.

 

Apreciado lector no descarte esta hipótesis, el imperio puede contemplar y auscultar con atención el arribo de un “gobierno populista” que pueda despresurizar esta gigantesca olla exprés llamada México.

 

En este contexto internacional la salida de Manlio Fabio Beltrones del PRI tiene toda una alegoría de mensajes. Sobre todo su discurso en el que cita a Luis Donaldo Colosio.

 

Beltrones envía un mensaje a lo que queda del presidencialismo mexicano: “Estamos en el límite, sólo una regeneración interna nos puede salvar; el priismo neoliberalista está agotado, a este paso vamos a perder todo, absolutamente todo. Sólo nos queda el camino de la autoregeneración”.

 

La postura del sonorense es una pieza sinfónica, una poesía, sólo comparable con aquellas propuestas equilibradas del presidencialismo del siglo XX.

 

Es evidente que una mente primitiva y rupestre como la de Peña Nieto no puede entender este mensaje. Por eso el exhorto se hace público a toda la clase gobernante y las huestes priistas. El mensaje de Beltrones es un llamado a la última oportunidad de regenerarse, de auto-regenerarse.

 

Si cambian la estrategia, modifican las políticas económicas y sociales todavía pueden salir del barranco. De lo contrario el PRI terminará fuera de la gran puja por el 2018.

 

Hoy la batalla ya se centra entre Morena de López Obrador y el PAN de Anaya – Zavala – Moreno Valle.

 

A este paso el PRI peñista terminará en tercer lugar en la contienda presidencial de 2018.

 

Al tiempo.

 

Como siempre, quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.

 

 

 

 

 

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