Friday, 29 de March de 2024

Jueves, 25 Agosto 2016 01:35

Triángulo y transporte: focos rojos en la sucesión




Written by  Javier Arellano Ramírez

Dos son los focos rojos en la transición gubernamental. En este escenario paradisiaco, en esta sucesión de terciopelo aparecen dos piedras que amenazan con crecer.


En esta Cúpula hemos insistido constantemente sobre el tema del “Triángulo Rojo”. Lo hemos dicho claramente: hasta el momento no hay una sola estrategia para enfrentar la pelea que dos cárteles sostienen por la “plaza poblana”. Apenas hace unos días fueron ejecutados dos adolescentes en Cañada Morelos; 72 horas después, en la misma comunidad otros dos jóvenes fueron masacrados con fusiles AK-47 conocidos como “cuerno de chivo”. En horas recientes se dio a conocer el hallazgo de cuatro cadáveres calcinados en Tecamachalco. Estamos ante un escenario de violencia extrema.

 

Pobladores de Cañada Morelos, de Esperanza, de Acatzingo hablan de convoyes de hasta 15 camionetas de lujo: Suburban, Expedition, Lobo, que circulan por las noches sin que ninguna fuerza del orden ose molestarlos. El día que las corporaciones de Seguridad Pública poblanas pretendan enfrentarlos habrá una masacre de policías con resonancia en todo el país. El “Triángulo rojo” bien puede ser llamado “la Tamaulipas poblana”.

 

Este tema es un monstruo en la agenda de la sucesión; y repetimos por enésima ocasión: es una bola de nieve, una bomba de tiempo que tarde o temprano va a explotar.

 

El otro rubro espinoso de la sucesión es el transporte público. Pese a que el sistema del Metrobús golpeó severamente los intereses de las organizaciones transportistas, el propio gobierno del estado les dio la oportunidad de recuperarse, de resarcirse en otras rutas, en otros ámbitos.

 

Sin embargo el tema del transporte ha pasado a convertirse en un renglón espinoso de la Seguridad Pública. La nota de CAMBIO es devastadora: “Cada 30 horas, un asalto en el transporte público de Puebla”. Esto no podría suceder sin la complacencia de los mismos transportistas que en muchas ocasiones llegan a “acuerdos” con la delincuencia para dejarlos operar a bordo de los camiones y colectivas.

 

Tema aparte se da en el interior del estado donde los “taxis piratas” están desbordados, completamente fuera de control.

 

En la región de Tehuacán, cualquiera puede pintar un auto como taxi y sacarlo a circulación. En esa región hay taxis con placas del Estado de México, de Tlaxcala, de Oaxaca. Incluso una organización se erige como “gestora” para tramitar los permisos correspondientes. Y todo esto ante la pasividad absoluta de la Secretaría de Transportes, que ni siquiera tiene delegado en Tehuacán.

 

Estas son las espinas en el escenario de la transición. Son bombas de tiempo que pueden explotar en la administración de Tony Gali.

 

El morenovallismo tiene todas las posibilidades de arreglar ambos temas.

 

El ejecutivo poblano es uno de los gobernadores más cercanos a Los Pinos; puede pedir el apoyo de la Secretaría de la Defensa Nacional e incluso de la Marina para instalar retenes permanentes en el “Triángulo Rojo”; una estructura que contenga la expansión del Crimen Organizado en esa región.

 

La Puebla actual aún es tierra fértil para instaurar un régimen de orden. Y por vigésima ocasión lo repetimos: ojalá lo hagan. Ojalá.

 

Como siempre, quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.  

 

 

 

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