Nunca como ahora se observó este dantesco galimatías político, financiero, mediático. En horas recientes se desbordó el deporte nacional de la especulación al filtrarse las supuestas listas de los cambios en el gabinete peñista. Un verdadero embrollo, una maraña sin pies ni cabeza. Si esos cambios se consuman quedará en claro que el presidente Peña Nieto utilizó un cubilete con dados para tomar las patéticas decisiones. El gabinete federal estaba mal, pero con los cambios quedará mucho peor. De entrada, Osorio Chong quedará relevado por diferencias con el ejecutivo y se les darán más aires a los tecnócratas Aurelio Nuño Mayer y Luis Videgaray Caso.

El escenario en el panismo es muy semejante. Ricardo Anaya es uno de los líderes más débiles y pusilánimes que haya visto el albiazul. Los triunfos obtenidos en las pasadas elecciones se deben a los liderazgos regionales que representan los abanderados panistas, pero de ninguna manera a una estrategia de la dirigencia de Anaya.

La debilidad y tibieza de Ricardo quedaron de manifiesto en la escuálida decisión tomada sobre la presidencia en la Cámara de Diputados; durante semanas se barajaron los nombres de Federico Döring, Jorge Triana, Marko Cortés y Gustavo Madero.

Cabe hacer mención de que en las listas serias y sensatas nunca se mencionó a Eukid Castañón Herrera.

La cúpula del panismo nacional estaba atento a la decisión de Anaya; se esperaba un liderazgo fuerte, combativo, aguerrido que aprovechara la debilidad estructural del PRI de Peña Nieto y que pudiera capitalizar la atomización de las izquierdas.

Pero no; nada de eso ocurrió. Anaya solo se conformó con “taclear” a Gustavo Madero y eso fue todo. Por su parte el chihuahuense demostró su carácter colérico, visceral y se asegura que se retirará de la Cámara Baja para sumarse al gabinete de Javier Corral. Es decir un autoexilio como berrinche. Una actitud infantiloide para quien se supone es un político maduro.

La presidencia compartida de Javier Bolaños Aguilar y Guadalupe Murguía Gutiérrez en el Palacio de San Lázaro nada significa; ningún oficio político, ninguna fortaleza, mucho menos malicia. Fue una absurda y raquítica decisión.

¿Con estas canicas piensa jugar Anaya? Nada representan.

Mientras tanto la señora Calderón sigue creciendo sus momios. La base panista la ve como una esperanza; algunos sectores sociales la encuentran agradable. La aspirante va creciendo en percepción, pero donde jamás crecerá es precisamente en la cúpula albiazul. Y es que entre la élite de la clase panista, en la “nomenklatura”, entre los gobernadores, senadores y diputados hay un consenso generalizado y radical: nadie quiere el regreso de los Calderón. Simplemente es estremecen, se sacuden de pensarlo.

Los intelectuales del panismo saben que Margarita es solo un producto de la mercadotecnia momentánea.

El propio régimen peñista la ha dejado crecer, porque saben que en el momento preciso pueden hacerla blanco de los más graves misiles que se hayan visto. El matrimonio Calderón Zavala es profundamente vulnerable. Por eso la están dejando correr, para derribarla en el momento preciso.

En este contexto aparece el gobernador Moreno Valle como el único alfil azul que se mantiene incólume, sereno, impasible, ajeno a las pugnas y diatribas viscerales. No se confronta con Anaya; no toma partido en las rabietas de Madero; ignora el protagonismo de Margarita Zavala.

Moreno Valle es el único que en el momento preciso puede crear un proyecto de convocatoria y consenso al interior del blanquiazul. Su estrategia es muy simple, no va a quemar la pólvora en infiernillos.

Como siempre, quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.