Con Peña Nieto se ha perpetuó la catástrofe humanitaria: las masacres masivas; las desapariciones; las desbordadas industrias de la extorsión y el secuestro; las fosas clandestinas en la gran mayoría de los estados, incluso perpetradas por gobiernos estatales. La violencia se ha  generalizado y extendido al punto en que el Estado mexicano solo es un membrete en algunas regiones del país.

México ya estaba ante el peor escenario de su historia; el mayor derramamiento de sangre; una crisis humanitaria de proporciones incalculables, de dimensiones inimaginables.

Pero la estocada final fue la Ley de Ingresos 2017 aprobada por casi todas las corrientes partidistas. Dicha medida incluyó la liberación del precio de las gasolinas y trajo consigo el aumento en todas las tarifas de energía eléctrica; incremento y liberación del costo del gas licuado a presión; casetas de peaje; verificación vehicular. Y apenas es enero.

Las protestas sociales se levantan en todo el país. Desde la frontera norte hasta la sur.

El grito de “¡Fuera Peña!” es un incontenible clamor nacional. El PRI que gobierna en los Pinos ya es un cadáver político. A 17 meses de la elección presidencial de 2018 el partido del presidente es una carga insostenible, inaguantable para el pueblo mexicano.

Cada día que pasa es una jornada abrumadora y agobiante para un pueblo que estalla en todos los puntos del país.  Estamos ante la hecatombe nacional completa, total, absoluta.

Es el Apocalipsis mexicano. Nunca antes un gobierno había hundido de semejante manera a su propio pueblo. El efecto inmediato será la muerte del partido gobernante. No tienen oportunidad alguna en las elecciones de este 2017. Y ya son un cadáver para el 2018.

En este contexto catastrófico: ¿Cuáles son las posibilidades del priismo poblano en las elecciones de 2018?

Si bien es cierto que tanto diputados federales panistas como priistas votaron a favor de la Ley de Ingresos 2017 la carga abrumadora la llevan quienes pertenecen al partido del presidente. En concreto nos referimos a Alejandro Armenta Mier y a Jorge Estefan Chidiac.

Y quienes no pueden alejarse del tufo del desastre son los funcionarios que pertenecen al gobierno federal peñista como Juan Carlos Lastiri Quiroz y Enrique Doger Guerrero.

Eran parcas las posibilidades de estos priistas de recuperar Casa Puebla en el 2018. El desastre interno; las viscerales pugnas tricolores; el desorden que tienen en toda su agenda ya hacían ver una inminente derrota en 2018, tal y como sucedió con la corrupta Blanca Alcalá Ruiz.

Pero luego del Apocalipsis priista gestado y operado por el gobierno de Peña Nieto todo indica que habrá otra derrota aún más lastimosa y vergonzosa.

Dice “El Arte de la Guerra” de Sun Tzu: “Toda batalla está ganada o perdida antes de ser peleada”. Y a 17 meses de las elecciones de 2018 podemos concluir que el maximato morenovallista no tiene adversario al frente. Todo indica que colocará a otro gobernador en Casa Puebla.

O mejor dicho gobernadora.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.