Son cuentas que tienen 2 mil o 3 mil seguidores. De reciente manufactura, pero que tienen un claro perfil; o son ferozmente antimorenovallistas o acremente antipriistas.

Se trata de la nueva arena de la guerra electoral. En este terreno que no está legislado, que representa un claro vacío legal habrán de ventilarse argumentos impublicables, de uno y de otro bando.

Lo que está claramente identificado es que los puntos que exponen obedecen más a una agenda política, que a una lectura social. Los war room de ambas banquetas anteponen las idiosincrasias de grupo, antes que hacer un análisis de las preocupaciones y demandas sociales.

De entrada, la lucha se coloca en un terreno que es radicalmente antipriista. Si hay un escenario en que el presidente Enrique Peña Nieto ha sido vapuleado sin misericordia es precisamente en las redes sociales. La carestía, las pifias presidenciales, los 43 estudiantes normalistas, los altibajos del dólar, el avión presidencial, son elementos que conforman un mosaico que ha lesionado gravemente a la figura presidencial y a su partido.

Estas páginas que tienen 3 mil seguidores, aunque sean promocionadas, es decir, con publicidad comprada al sistema de facebook no tienen la capacidad de crecer lo suficiente para impactar en el próximo proceso electoral. Lo que los estrategas deben hacer es contactar a las páginas nacionales que tienen una fuerza considerable de cientos de miles de seguidores o incluso de millones y ahí incrustar la batalla poblana.

Por supuesto, en este terreno la candidata priista, la que contiende bajo los mismos colores del presidente Peña Nieto lleva una desventaja considerable. Basta un gráfico, un meme donde aparezcan Marín, Peña Nieto y Blanca Alcalá para que la devastación tenga resonancia nacional.

¿Quién llegó así a su quinto año de gobierno?

Suba, baja, recorre el estado. Simplemente no se detiene, no para. Es el principal activo de su partido.

Sí, claro que los grandes desastres del sexenio la #LeyBala, Chalchihuapan, Facundo Rosas fueron graves tropiezos, de repercusiones nacionales. Empero el desplante, el aplomo, el talante con el que se conduce el gobernador Moreno Valle por todo el estado parece rebasar aquellos acontecimientos funestos.

Moreno Valle llega a la recta final del sexenio a tambor batiente, se muestra a sí mismo incontenible, imparable. Para estas alturas Guillermo Jiménez Morales permanecía impávido frente al arribo de Mariano Piña Olaya; más adelante el mismo Mariano era un mandatario saliente en calidad de impresentable; el último tramo de Manuel Bartlett se vio empañado por el triunfo arrollador de Melquiades Morales, pero a su vez, el hombre de Santa Catarina Los Reyes salía por la puerta incómoda ante el manejo que mostró Mario Marín y finalmente el político de la mixteca terminó su sexenio en medio de las mayores penurias.

Hoy, claramente Moreno Valle se antepone a los episodios oscuros del sexenio; toma medidas agresivas como la devolución de un porcentaje de las fotomultas y encabeza giras imparables por todos los puntos del estado.

Estamos ante un gobierno de claroscuros, pero las críticas han sido tan viscerales, tan irracionales que han terminado por blindar al ejecutivo. Los detractores hicieron de su postura una fobia, arrebatada, rencorosa, llena de inquina.

Por eso los llamamos los “Rafafóbicos”, porque dejaron de hacer política (o periodismo) y se convirtieron en entes emocionales.

Comienza la gran batalla y el comandante del morenovallismo encabeza la ofensiva. Ya veremos los resultados.

Como siempre, quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.