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Jueves, 16 Junio 2016 04:07

Los productos milagro en la era de Montesinos y Salvatori




Written by  Arturo Rueda

La empresaria Claudia Montesinos carece de permisos sanitarios de la Cofepris para comercializar el producto que provoca efectos tóxicos y deshidratación extrema, así como diarreas agudas. Entrevistada por el reportero Alberto Melchor, dice que sus permisos están “en trámite” y solamente muestra una solicitud de apertura de establecimiento comercial ante el organismo federal. Ni siquiera tiene la resolución de la autoridad.


Luego de la prostitución, el oficio de merolico es el más antiguo del mundo: promotor de extraños remedios, vendedor de productos milagro, narrador de curaciones fantásticas, tiene siempre a la mano al apóstol que confirma las maravillas que vende el charlatán, aunque en realidad ambos son cómplices actuando en consorcio.

 

Son simpáticos cuando uno se los topa por la calle, pero se vuelven peligrosos cuando comercializan sustancias que ponen en riesgo la salud.

 

La empresaria Claudia Montesinos y la locutora Nay Salvatori son la versión poblana del merolico. Una grita a los cuatro vientos las maravillas de la Semilla de Brasil para bajar de peso, y la ex reina de la radio es quien encarna los beneficios, presumiendo su delgadez en redes sociales y promocionando el producto en su programa de radio.

 

Todo es un fraude. El fraude más antiguo del mundo.

 

Pero a diferencia del merolico que ofrece agua entintada, Semilla de Brasil es una sustancia tóxica que causa estragos en la salud de los cientos de poblanos que han caído en la estafa. Intensos dolores de estómago, diarreas que pueden durar días, el “codo de fraile” provoca fuertes deshidrataciones y bajas de potasio que pueden culminar en un ataque cardiaco.

 

Cientos de poblanos que han consumido el producto denuncian sus afectaciones, pero quienes participan del negocio a través de un esquema piramidal lo defienden a ultranza. Es un gran negocio el mercantilizar las esperanzas de las personas para bajar de peso sin hacer dieta, ejercicio o acudir a un médico.

 

Por supuesto que Nay Salvatori, además de ser guapa, presume una figura envidiable. Pero no se debe a la Semilla de Brasil, sino a que acude a consulta con un médico bariatra, según señala su propia ex colaboradora Esbeidy Mendoza, quien revela los pagos de comisiones publicitarias a cambio de promover el “producto milagro”.

 

La locutora no quiso responder a CAMBIO, ni a sus radioescuchas, puesto que en su transmisión de Periscope la instaron una y otra vez a dar una posición sobre el fraude. Por el contrario, insistió en seguir regalando tratamientos del polémico producto. Algunos de sus seguidores la bautizaron como #LadySemilla.

 

La empresaria Claudia Montesinos carece de permisos sanitarios de la Cofepris para comercializar el producto que provoca efectos tóxicos y deshidratación extrema, así como diarreas agudas.  Entrevistada por el reportero Alberto Melchor, dice que sus permisos están “en trámite” y solamente muestra una solicitud de apertura de establecimiento comercial ante el organismo federal. Ni siquiera tiene la resolución de la autoridad.

 

Habrá quien señale la culpa de aquellos que compran el producto milagro. Lo que ignoran es que con amenazas e intimidación, Claudia Montesinos ha logrado evitar denuncias jurídicas o que el caso se destapara en medios de comunicación. Hasta ahora, gracias al reportaje de CAMBIO, cientos de poblanos están dando a conocer las afectaciones a la salud. Los testimonios abundan en redes sociales.

 

¿Quién protege a Claudia Montesinos para que, pese a su evidente ilegalidad, no sea molestada en su negocio? La única afectación fue la incautación de 24 toneladas del producto en el aeropuerto de Puebla por parte de la Policía Federal. Pero la verdad es que relativamente opera sin problemas, y cuando alguien dice que va a denunciarla, presume influencias en el Ayuntamiento capitalino, desde donde le ofrecen protección. Hasta se vanagloria de la amistad con Dinorah López de Gali, lo que parece absurdo.

 

El dúo Montesinos-Salvatori va a seguir haciendo negocios a costa de la salud de los poblanos, hasta que haya una víctima fatal. Entonces todo mundo dirá que la venta de la Semilla de Brasil debió detenerse hace mucho.

 

La Semilla de Brasil es la muestra de que no todos los hampones y fraudes se producen en el ámbito de la política.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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